Castel de Cabra: alimentar el intelecto sin desatender el menú ni esquivar el reposo

La Fonda Bar El Espliego de Castel de Cabra es un símbolo emprendedor que trasciende lo familiar y vertebra la vida de un municipio que colecciona personajes relevantes en diferentes áreas.

Julia Gracia frente a la Fonda-Bar El Espliego.
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Laura Uranga

La Nacional 420 cruza Castel de Cabra de punta a punta; un municipio pródigo en personalidades destacadas en el mundo de la docencia, la divulgación cultural y la investigación, gente con un denominador común; aunque en su día tomaron esa carretera (o sus vías antecesoras) para buscar lejos la consecución de metas inalcanzables en el entorno rural, nunca olvidaron ni dejaron de reivindicar las bondades de su tierra. Juan José Sanz, que aún vive, los educadores Lahera (padre e hijo) o el entusiasta de la cultura Alfredo Gracia son nombres cuya relevancia trasciende ideologías políticas y coyunturas históricas de cualquier cariz. El actual alcalde, Francisco Rodríguez, lleva 32 años en el cargo.

Jesús Claramonte es uno de los castelcabrenses más veteranos. Primo hermano de Alfredo Gracia, el intelectual que se exilió a México, Jesús nació en el molino del pueblo. "Soy uno de los tantos que salió de allá hace setenta años, con apenas dieciocho. Mantengo casa y voy con frecuencia. Trabajé como comercial de máquinas de oficina y alimentación: ahora estoy jubilado, el peor empleo que te puede tocar, los años se van sin darte cuenta. De joven ayudé a desescombrar la iglesia cuando se cayó, como muchos otros en el pueblo; mi hermano conserva una imagen de San José rescatada por mi familia para que no la quemasen".

La fonda del buen yantar

A la vera de la carretera se yergue la Fonda Bar El Espliego, uno de los símbolos del pueblo desde que la familia Gracia Claramonte comenzase en el empeño casi un siglo atrás. Julia Gracia lleva cinco años al frente del establecimiento; estudió Empresariales y Relaciones Laborales en Zaragoza, y decidió asumir el reto de recuperar este negocio obrar el negocio familiar. "La alternativa a trabajar dos meses aquí o tres allí era coger las riendas de la Fonda y el Bar; siempre vivimos aquí, excepto los años de estudios, y emprender en el pueblo era algo que siempre estaba sobre la mesa; esto lo comenzaron mis abuelos y luego siguieron mis padres, pero estuvo un tiempo cerrado".

Julia y su hermana Ángela se lanzaron a la piscina. "Nos pusimos manos a la obra en 2013, para tratar de hacer las cosas todo lo mejor posible. Ha ido bien, aunque hemos tenido momentos más complicados en los que te preguntas si vale la pena seguir o no. A mi hermana no le va tanto el tema de la hostelería, tiene una niña pequeña y ha encontrado otro trabajo que le llenaba más. Tengo conmigo a una cocinera y una camarera de sala, aunque las tres nos ayudamos en lo que haga falta, cocina incluida".

Los fines de semana, el bar- restaurante cierra al público a las cinco de la tarde, aunque si la fonda está ocupada sigue sirviendo a los huéspedes. "La fonda tiene seis habitaciones, tres con baño y otras tres con baño compartido, más sala común. Como parada de carretera que somos, llega mucho cliente de paso para el restaurante. Es un aporte más al pueblo, que tiene otro bar, tienda, otro bar, médico dos días a la semana, escuela… creo que el día a día está cubierto. En El Espliego empezaron nuestros abuelos, luego llegaron mis padres, estuvo un tiempo cerrado, cuando regresamos nosotras le dimos un lavado de cara… y aquí estamos".

Juan José Sanz, especialista en Derecho agrónomo

Juan José Sanz Jarque, catedrático retirado de Derecho civil de la Complutense, experto en derecho agrónomo y, durante mucho tiempo, único miembro seglar de la Sociedad Mariológica Española, tiene 96 años y es uno de los hijos más conocidos de Castel de Cabra en el plano profesional. Siendo joven y desconociendo entonces la idiosincrasia nazi, se enroló en la División Azul y combatió en la estepa rusa; obtuvo la Cruz de Hierro. Su padre fue alcalde en la posguerra y se distinguió por liberar presos políticos locales, minimizando las rencillas y odios surgidos tras la contienda civil. Sanz Jarque recordaba a HERALDO hace cinco años, tras la publicación del segundo volumen de sus memorias, que su progenitor "cambió la tiranía por la generosidad".

Alfredo Gracia, emisario cultural en México

Nacido en Castel de Cabra en 1910, amigo y colaborador editorial del poeta Miguel Hernández durante la contienda civil española, se exilió a México en 1939 y allí hizo su vida; considerado un regiomontano más (así se conoce a los nativos de Monterrey), este turolense, padre del pintor Alfredo Gracia Aguilar, destacó como docente universitario, librero, escritor, mecenas, orador, promotor cultural, crítico de arte y literatura y galerista. Su primer destino mexicano fue Tampico, y en 1948 llegó a Monterrey para dirigir la librería Cosmos. Además de fundar la galería del mismo nombre, también abrió el espacio Arte y Libros en los setenta, y Arte Club en los ochenta. Incansable promotor de talento literario y pictórico, falleció en Monterrey en 1996.

LOS IMPRESCINDIBLES

Jesús Lahera

Jesús Lahera, fallecido en 2012, fue catedrático de Didáctica de Ciencias Experimentales en la Universidad Complutense de Madrid, pero en Castel de Cabra era ante todo el hijo del maestro Lahera, educador del pueblo.

Torre de las Arcas

Se trata de una torre defensiva del siglo XIV. Dos siglos después se construyó a su vera la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, y el campanario se levantó sobre la torre. La iglesia se hundió tras la guerra civil y fue rehecha.

El entorno

A una media hora de caminata está la ermita de la Magdalena, paseo habitual de los residentes. Por la montaña de Santa Bárbara también hay ruta senderista, y se suele visitar el nacimiento del río Hurón.

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