Días de zozobra

La crecida del Ebro a su paso por Zaragoza.
La crecida del Ebro a su paso por Zaragoza.
José Miguel Marco

De la gran seca a la gran remojada. Es el destino climático que nos toca vivir en Aragón y en gran parte de España. En pocos días hemos pasado de la preocupación por una larguísima carencia de lluvias a la angustia por el desbordamiento de los ríos. Quizá en la capital no somos conscientes de la amenaza; en Zaragoza el Ebro crecido es un espectáculo casi exultante. Pero en los pueblos de la ribera, que viven de la agricultura y la ganadería, que en muchos casos tienen sus campos, sus ganados y hasta sus casas en zonas de peligro, las avenidas se viven como una pesadilla recurrente. Desde este viernes hasta el lunes el Ebro rebosará en todo su recorrido aragonés, con un caudal de 2.500 metros cúbicos por segundo, igualando las riadas de 2003 y 2015. Por cierto, ¿han percibido ya los agricultores todas las indemnizaciones por los daños de 2015? Me parece que no. El Gobierno de Aragón, junto con los ayuntamientos y la administración central, UME incluida, prepara con rapidez las medidas de emergencia. Ojalá que las motas resistan, que las vidas no corran peligro y que el agua no llegue a las casas. Pero a los pueblos de la ribera nadie los librará de los días de zozobra.