Las lluvias resuelven los apuros de Teruel capital pero no garantizan el riego en el Bajo Aragón

El pantano del Arquillo ha cuadruplicado sus reservas en un mes, pero el de Calanda sigue por debajo de un tercio.

El nivel de agua embalsada en el pantano del Arquillo se ha disparado desde el 13% hasta el 52.5%.
El nivel del agua embalsada en el pantano del Arquillo se ha disparado desde el 13% hasta el 52.5%.
Javier Escriche

La ciudad de Teruel respira con alivio tras las lluvias del último mes, que han disparado el nivel de agua embalsada en el pantano del Arquillo –que abastece a la capital– desde un inquietante 13% al 52,5% actual, pasando de 2,8 hectómetros cúbicos el 1 de marzo a los 11,02 de ayer. Además, la persistencia de las precipitaciones augura que el volumen de reservas seguirá creciendo a corto plazo, con lo que la amenaza de la sequía se aleja.

La drástica mejora de la situación del embalse ha llevado al Ayuntamiento a replantearse la continuidad de las restricciones introducidas en octubre de 2017 ante el amenazador descenso del nivel del Arquillo. El comité municipal creado para el seguimiento de la sequía se reunirá el próximo viernes para estudiar si levanta las limitaciones vigentes total o parcialmente.

Para ahorrar agua, se han cerrado todas las fuentes públicas, se ha suspendido el baldeo de calles con agua de boca y se ha reducido al mínimo el riego de parques y jardines. El concejal delegado de Medio Ambiente, Julio Esteban, se muestra partidario de, al menos, volver a regar las zonas verdes para evitar la muerte de la vegetación.

De momento, seguirá el reparto al 50% del agua que consume la ciudad entre las aportaciones del pantano y de pozos, frente al 80% que aportaba habitualmente el Arquillo. La decisión de volver a la normalidad en este aspecto corresponde a la Confederación Hidrográfica del Júcar.

La mejora de la situación en el embalse de la capital responde a las intensas precipitaciones en la cabecera del río Guadalaviar, mientras que la cantidad de lluvia desciende hacia el este de la provincia. Los índices de precipitación durante el pasado mes de marzo están por debajo del 75% de la normalidad en el borde turolense oriental.

Apuros para el regadío

Las precipitaciones en el Bajo Aragón apenas han afectado a los pantanos del territorio. El embalse de Calanda no llega al 30% de su capacidad y se sitúa en los mismos valores que al empezar el pasado mes de marzo. Por su parte, en la presa de Santolea, también en el Guadalope, el volumen de agua alcanzaba este martes el 47%. "Apenas han caído 20 litros el fin de semana y el lunes y, como la tierra estaba tan seca, ha absorbido prácticamente todo", destaca el presidente del Sindicato Central de Regantes del Guadalope, José Fernando Murria.

En la cuenca del Matarraña, donde la situación de los embalses durante los primeros meses del año no fue preocupante, los índices tampoco han variado con las últimas lluvias. Vallcomuna está lleno y La Trapa sigue al 50%. "Tendremos que esperar para hacer una valoración más detallada", apunta por su parte el presidente de los regantes, José María Puyol.

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