Aragón, embajadora de la lucha 'cuerpo a cuerpo' hebrea

El Kapap -acrónimo de Krav Panim el Panimo (lucha cuerpo a cuerpo)- fue creado por las Fuerzas Especiales israelíes durante la Segunda Guerra Mundial y combina distintos tipos de entrenamiento militar (primeros auxilios, comunicaciones, supervivencia, tiro...) con técnicas occidentales como el boxeo o el combate greco-romano.

En sus inicios (1941) esta disciplina no era considerada un arte marcial, pero, con el paso del tiempo, evolucionó hacia el Close Quarter Battle. Es decir, se convirtió en un combate a cuarto cerrado que implica entrar en un edificio hostil, recorrer sus habitaciones y eliminar a los oponentes. “Más que un combate de técnica, es de concepto”, aclara Samuel Romero, director técnico nacional de la disciplina, y ensalza la importancia del entorno.

"Antes del enfrentamiento, las personas deben evaluar a qué se van a exponer. Así pueden determinar los riesgos y evitarlos. Uno no puede arriesgar su integridad sin tener en cuenta los peligros que corre”, añade Romero, responsable de que Aragón sea, a día de hoy, “la cuna española del Kapap”.

Hace nueve años que este suboficial del Ejército llegó desde Andalucía a Zaragoza, y desde entonces no ha dejado de promover clases y exhibiciones. “Este martes arrancó el tercer curso impartido en la Brigada de Caballería. Ahora, en la capital aragonesa hay más de 50 personas que practican Kapap, tanto en la Academia General Militar como en gimnasios como Volk (junto a Grancasa)”, explica Romero, y adelanta que “en septiembre se abrirá otro centro especializado”.

Respecto a la preparación, Romero sostiene que “lo principal son las ganas de aprender”. A partir de ahí, los ejercicios se pueden ajustar a las características de cada persona. “Hay clases específicas para niños y también para mujeres. La dureza se puede adaptar a las distintas formas físicas”, añade este militar de 41 años que recientemente participó en el encuentro mundial de Kapap más importante que existe: el festival de Dalia (Israel).

“Viajamos 22 españoles y 15 de ellos eran aragoneses. A mí me tocó impartir una ‘master class’ frente a los 150 participantes del certamen. Más que a competir, fuimos a compartir conocimientos”, valora Romero, y recuerda que “Moshé Galisko, gran gurú del Kapap, considera que Zaragoza es una referencia internacional de la disciplina”.