Desde hace ya catorce años, Tarazona se convierte durante un fin de semana en la sede de una concentración de coches clásicos americanos. Es una cita que siempre atrae a numerosos aficionados del mundo del motor, que tienen así la oportunidad de contemplar marcas y modelos poco habituales por las carreteras nacionales.

El sábado y el domingo se han reunido en la ciudad turiasonense unos sesenta vehículos y 130 personas llegadas de distintos puntos del país. “Nosotros venimos de Bilbao, pero hay gente de diferentes lugares como Galicia, Alicante, Cataluña, Madrid… y también han venido de Francia”, explica el organizador de la concentración, Eduardo Sauto.

El aparcamiento del hotel Brujas de Irués es el recinto de reunión sede de la concentración y permite admirar de cerca estos automóviles con unas características especiales. “Destacan por su potencia, la exclusividad y el tamaño, son coches grandes con grandes motores… son diferentes”, resume Sauto.

El coche más antiguo en la concentración fue uno del año 1931 propiedad de un zaragozano que se unió a la cita el sábado por la tarde “a pesar de la lluvia”. Y es que las precipitaciones han estado muy presentes en la concentración, obligando a cambiar la programación. “Junto con la Policía Local, hemos acordado suspender la exhibición de pruebas de aceleración de esta mañana por cuestión de seguridad, ya que la pista que se habilita en una zona del polígono industrial no reunía las características de seguridad necesarias y no podemos correr riesgos”, indica el organizador. En su lugar, los participantes han realizado un recorrido por la comarca.

A pesar de esto, el balance es positivo. “Todo ha transcurrido sin incidentes y ha habido mucha participación, recuperando niveles de otros años, pero el tiempo nos ha fastidiado bastante”, finaliza Eduardo Sauto.