La cuidadora que dejó tres horas tirada en el suelo a una mujer de 87 años alega que tenía más faena

Una cámara de seguridad grabó a la acusada pasando varias veces por encima de la octogenaria, que se había fracturado el fémur. La empleada se enfrenta a una condena de hasta 5 años y medio de prisión.

La acusada, durante la primera sesión del juicio, celebrada en febrero en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
La acusada, durante la primera sesión del juicio, celebrada en febrero en la Ciudad de la Justicia de Zaragoza.
Guillermo Mestre

La cuidadora de la residencia de ancianos del Actur acusada de dejar tres horas tirada en el suelo con una pierna rota a una mujer de 87 años alegó ayer  en su defensa que aquella madrugada estaba trabajando sola y tenía más faena. Haciendo uso del derecho a la última palabra, Alicia Mercedes H. S. dijo que no pidió una ambulancia ni avisó a los responsables del centro porque creyó que sería capaz de levantar ella sola a la octogenaria y llevarla a la cama. "En ningún momento fue mi intención no socorrer a doña Celestina. Pero tenía más ancianos incapacitados a los que atender", manifestó la encausada para terminar admitiendo que se equivocó al no llamar al 112.

Los hechos que han llevado al banquillo a esta mujer se produjeron la madrugada del 21 de noviembre de 2016 en la residencia Las Rosas. A las 5.47, la anciana se levantó para ir al baño, pero sufrió una caída, se fracturó el fémur y no pudo volver a incorporarse. Gracias a la grabación de una cámara de seguridad, se comprobó que la acusada se acercó al lugar donde se encontraba la octogenaria lamentándose. Sorprendentemente, en lugar de socorrerla, la cuidadora apagó la luz y continuó con sus ocupaciones. Aunque después volvió a pasar por encima de ella varias veces, la señora no recibió ayuda hasta las 7.50, cuando llegaron a trabajar otras dos empleadas, que enseguida llamaron a emergencias.

Para entonces, además de con un enorme cuadro de ansiedad, la mujer se encontraba "congelada" –dijeron las propias compañeras de la encausada–, ya que pasó la noche tirada en el suelo en camisón. "Ni siquiera le puso una manta por encima. No tengo palabras para definir el comportamiento de la acusada", le reprochó el fiscal. "Habla de que era una limpiadora y no tenía preparación –añadió–, pero es que para socorrer a esta persona no hacía falta un máster. Solo sentido común y algo de humanidad".

Visto para sentencia

La vista contra la cuidadora de la residencia –que despidió a su empleada nada más ver las grabaciones y ahora ejerce también la acusación particular contra ella– comenzó el pasado 22 de febrero, pero faltaba por declarar una médico forense y el caso no pudo quedar entonces visto para sentencia. Una vez practicada toda la prueba, el fiscal solicitó ayer una condena de dos años y medio de prisión por un concurso de delitos: omisión de socorro y lesiones. En concepto de indemnización, el ministerio público pedía inicialmente 30.000 euros. Pero al no poder responsabilizar a la cuidadora de todas las lesiones que sufrió la anciana –entiende que la fractura fue consecuencia de una caída fortuita–, rebajó finalmente la cantidad a 8.000 euros: 6.000 por los daños morales y otros 2.000 por los dos días de hospitalización, así como la hipotermia y la fibrilación que se detectaron a la paciente.

La familia de la octogenaria –que como consecuencia de su demencia no recuerda nada de lo ocurrido aquella aciaga madrugada– ejerce la acusación particular a través de la letrada Carmen Sánchez, que antes del juicio pedía tres años de cárcel por omisión de socorro pero ahora solicita cinco, al atribuir también a la empleada un delito de lesiones. En concepto de responsabilidad civil, esta parte pide más de 50.000 euros. Entiende además que debe declararse responsable civil subsidiario al centro geriátrico apelando a su obligación de velar por la integridad de todos sus residentes.

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