Subcampeón

Manifestación de Stop Sucesiones en Zaragoza
Manifestación de Stop Sucesiones en Zaragoza
Toni Galán

No hay peor forma ni mejor manera de hacerse hueco en las nebulosas de la historia que perder una final. El campeón siempre estará en el olimpo. Al segundo nadie lo recordará. Es a lo que juega el Gobierno de Aragón con sus planes para reformar el impuesto de sucesiones, que hoy le mantiene en lo alto del podio nacional. Un título que el presidente Lambán y el PSOE llevan bastante mal a un año de las elecciones y del que buscan desprenderse sin renunciar a todos sus honores: 199 millones de euros el año pasado. En resumidas cuentas, el Pignatelli ha esbozado una calculada minirreforma que le destrone como el gobierno que más azuza a sus ciudadanos con el tributo y daría por buena una segunda posición. Si ya es imposible descender a los niveles de Madrid o Extremadura –que tienen una bonificación genérica del 99%– o de Andalucía –no grava el primer millón en herencias de padres a hijos– la cosa pasa casi inevitablemente por esconder la cabeza bajo las alas de Asturias. Tras otra reciente reforma, el Principado ofrece un mínimo exento de 300.000 euros. Si Aragón lo fija en 400.000, o en torno al medio millón, será por fin subcampeón.