"Para los que tenemos que utilizar silla de ruedas un centímetro es un mundo"

DFA celebra que la accesibilidad esté presente en la próxima ley de discapacidad.

Marta Valencia, presidenta de DFA, entidad representativa de personas con discapacidad
Marta Valencia, presidenta de DFA, entidad representativa de personas con discapacidad
Oliver Duch

La accesibilidad universal es todavía una asignatura pendiente en Aragón. La Ley de Promoción de la Accesibilidad y Supresión de barreras arquitectónicas, urbanísticas, de transporte y de la comunicación data de 1997. En este texto, la Comunidad se comprometía a que todos los productos, bienes, entornos y servicios no tuvieran ninguna barrera arquitectónica. Sin embargo, no es así. Este hecho puede cambiar ahora con la nueva norma de los Derechos y la Atención a las Personas con Discapacidad que ha elaborado el Gobierno de Aragón y de la que ya se conoce el anteproyecto. En él, esta cuestión tiene un apartado especial.

"La accesibilidad es para toda la sociedad. No solo para los que usamos sillas de ruedas o bastones, también los coches de bebé, los carros de la compra, alguien que se hace un esguince, los mayores con menos movilidad...". Con estas palabras lo explica Marta Valencia, presidenta de la fundación DFA, quien reivindica que lo primero para lograrla es hacer un diagnóstico de los edificios y las barreras arquitectónicas que presentan, para actuar en cada caso. En esta línea, Valencia reconoce que "claman al cielo" cuando en los edificios de nueva construcción se saltan los principios básicos de accesibilidad. Como mal ejemplo cita la reciente Ciudad de la Justicia: "Para empezar, las puertas son giratorias y todas las normas ya dicen que son inaccesibles. Nos facilitaron la puerta de al lado, pero está cerrada y ya dependes del guarda de seguridad", lamenta. "Hemos trabajado para que se vaya mejorando, pero cuesta el doble que si se hubiese contado con nosotros desde el principio", añade.

No obstante, también hay modelos a imitar, como la nueva reforma del Mercado Central –en el actual no había ninguna rampa– que contará con entradas accesibles. Se trata de "avanzar y no dejar a nadie atrás". En cuanto a los cascos urbanos, localidades como Binéfar, Jaca, Sabiñánigo y Utebo han pedido asesoría para hacer vías con plataforma única de calzada y acera y así eliminar los bordillos. "Para los que tenemos que utilizar una silla de ruedas un centímetro es un mundo", opina la presidenta. Para elaborar el anteproyecto, el Gobierno ha contado con la fundación DFA, una de las entidades aragonesas más representativas de personas con discapacidad en la Comunidad.

Otro de los aspectos en los que hay que trabajar es en la accesibilidad en las comunidades de vecinos. El año pasado, la DGA respaldó 160 actuaciones en bloques de viviendas. Estas se hicieron, primordialmente, para facilitar la accesibilidad a personas mayores y con movilidad reducida con la instalación de ascensores, rampas o plataformas elevadoras.

La rehabilitación se triplica

Además de las subvenciones por parte del Gobierno, los Ayuntamientos también cuentan con convocatorias de ayudas a la rehabilitación de viviendas cuyo objeto sea mejorar la eficiencia energética y la accesibilidad. En el caso del Consistorio zaragozano, en el llamamiento de 2016 se concedieron a 146 viviendas. Según fuentes municipales, las obras subvencionadas fueron instalaciones de ascensores, principalmente, aunque también trabajos para hacer accesibles portales o viviendas. Esta convocatoria estaba dotada de 1,8 millones de euros. Mientras que la cifra del 2018 casi la triplica, 3,6 millones de euros.

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