Ángel Dolado: "Me siento perfectamente legitimado para convertirme en Justicia"

El exjuez decano de Zaragoza asegura que no le afecta la polémica sobre los apoyos necesarios para su candidatura y confía en salir elegido el próximo 19 de abril.

El juez Ángel Dolado, este jueves, en la playa.
El juez Ángel Dolado, este jueves, en la playa.
José Carlos León

Está en discusión si hacen falta 40 o 41 de los 67 diputados para su elección por la interpretación de los tres quintos de la Cámara que marca la ley. Como jurista, ¿qué opina?

No quiero pisar el terreno a los juristas de la Cámara, que hacen una aplicación literal de la norma, la que cualquier ciudadano medio puede entender. Como los decimales están por debajo de cinco, se quedarían en 40 (justo los diputados que suman la izquierda y Ciudadanos que respaldan su elección). Pero si el PP entiende que debe aplicarse con carácter subsidiario el reglamento de las Cortes y se opta por ir al alza por una mayor representación democrática, tampoco me parece mal.

Pero si hacen falta 41 votos, como dice el PP, no saldría elegido.

Confío en que el PAR, por responsabilidad política, también se sume al voto en positivo.

Su presidente dijo que si un partido mayoritario no le respalda, caso del PP, se abstendrán.

No me cabe en la cabeza. Confío plenamente en que el PAR, como Ciudadanos, haga un ejercicio de responsabilidad y vote al candidato que tiene mayoría reforzada.

¿No hace extensivo su llamamiento a los populares?

No voy a desvelar nombres, pero algunos diputados del PP ya me han felicitado. Habrá que entender que no hay una unidad en todos los partidos, que sus ejecutivas van por libre y las bases igual no piensan lo mismo. Por tanto, se lo tendrían que replantear.

Es un candidato de la izquierda avalado también por C’s. ¿Llegará marcado a la institución?

No creo. No nos olvidemos que también estoy reforzado por un montón de ciudadanos que han avalado la candidatura a través de la plataforma Change.org. No se trata solo de los partidos, sino que hay un montón de colectivos que me respaldan por la credibilidad e imparcialidad que he podido demostrar a lo largo de mis 29 de años como juez.

¿Qué le parece salir elegido sin el consenso de sus antecesores?

Aún quedan días. Y la coyuntura no es la misma tras la decisión de apoyar de Ciudadanos, ya que el PAR quedaría claramente marcando el enroque y la renovación del Justiciazgo. Todo el mundo sabe que si no hemos llegado en cuatro años a una unanimidad en mi persona es porque el PP no me apoya. Allá ellos si quieren asumir esa tesis frente a la ciudadanía.

¿Pero le merece la pena?

Me siento perfectamente legitimado. Y me voy a anticipar más; imagínese que con el aval de los letrados de las Cortes salgo proclamado con 40 votos y hay un posible recurso de amparo, el único que cabría, por parte del PP. Pues ya se pronunciaría en su día el Tribunal Constitucional.

¿Es cómodo poder convertirse en Justicia en estas condiciones?

No me afecta, me da igual. Quiero salir elegido con las tres quintas partes, con 46 votos si se suma el PAR o por unanimidad. No me va a condicionar nada. Es más, si salgo proclamado, a pesar de la posible judicialización, estoy dispuesto a hablar de todos los temas que nos ocupen con el PP. Soy juez y, por tanto, las presiones no me afectan en absoluto.

El actual Justicia le preparó para sacar la oposición. ¿Ha hablado estos días con él del relevo?

No, ni en los últimos días ni en ningún momento. Pero, desde luego, si saliera elegido el próximo día 19, la primera llamada sería a él para pedirle ayuda. Nadie conoce la institución mejor que él.

Pues no creo que le haya gustado que dijera el otro día que la institución está anquilosada.

Me refería a que las instituciones, en general, necesitan dinamismo. Yo solo permaneceré cinco años (un mandato), porque es muy raro que luego se generen nuevas ideas e inercias.

Su antecesor lleva 19 años, los últimos 4 en funciones. ¿Debería limitarse a un mandato?

Sí, sí, estoy convencido. Se necesitan perfiles y equipos que puedan hacerlo mejor si es posible que los anteriores.

Pero usted estuvo dos mandatos como juez decano de Zaragoza.

Sí, y no es que me esté contradiciendo. Me cogió el traslado a la Ciudad de la Justicia y estaba claro que en los primeros cuatro años no pude cumplir el programa.

¿Con qué espíritu asume su posible elección en tres semanas?

Me gustaría asumir la defensa de los menores, de los mayores y de los discapacitados, pero lo más importante es generar confianza para que los ciudadanos acudan al Justicia y que sepan que mediaré para obtener resultados, lo que dependerá de la persuasión a través de la negociación y del liderazgo social. También tengo claro que debe ser una ventanilla abierta a analizar disfunciones de la Administración y si tengo sospechas de delito acudiré a la Fiscalía. Si generamos esa confianza y se documentan los hechos, igual servimos para mucho más.

Habla de confianza, pero el actual Justicia la ha debido lograr. El martes presenta su memoria de 2017 y recoge un récord de quejas ciudadanas.

Esa línea la tenemos que seguir, desde luego, pero falta que en el día a día, ejerciendo liderazgo, se puede acometer esa labor (de denuncia de irregularidades).

¿En qué se notará que usted se pone al frente del Justiciazgo?

En mi talante.

¿Cuáles serán sus prioridades?

No me puedo poner metas concretas porque no he ahondado en la propia institución. No he perdido ni un minuto en analizar la estructura del Justiciazgo. Eso será más adelante.

¿Y su primera medida?

Verificar todo el equipo actual del Justiciazgo. Ver si cuento con todos o parte de ellos o doy un giro copernicano.

La institución hace informes y sugerencias, pero no tiene poder coercitivo. ¿Hasta qué punto es útil su función de control?

Es importantísima por el valor de sus informes. Están claramente fundamentados en Derecho, por lo que resulta difícil rebatirlos y no atender sus sugerencias.

Pero no se atienden muchas veces. ¿Deberían ser vinculantes?

No. La fiscalización última recae en la jurisdicción contencioso-administrativa. Eso es una cuestión de legalidad constitucional. Es a través de mediación y persuasión como se prestigia la institución.

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