Los Óscar, corbatas y casacas rojas

Los diputados se lanzaron duros reproches que fueron desde los ataques de cuernos y los oportunismos políticos hasta las promesas de desamor eterno

Fernando Gimeno, en las Cortes
Los Óscar, corbatas y casacas rojas
José Miguel Marco

Será que es primavera, que el amor está en el aire y el cierzo que azota Zaragoza lo esparce por todos los rincones de la ciudad, incluido el palacio de la Aljafería. Hasta el consejero de Hacienda, Fernando Gimeno, tuvo en cuenta el cambio de estación al elegir una corbata con flores, gotas de agua y una especie de grullas en un intenso tono azul con la que quería "simbolizar su deseo de que las aguas vuelvan a su cauce". Pero el río bajaba muy revuelto ayer por las Cortes y es difícil que alguien lo consiga calmar en los meses que quedan hasta las elecciones.

El encuentro entre Javier Martínez y Susana Gaspar, de Ciudadanos, con el presidente aragonés, Javier Lambán, y el consejero Fernando Gimeno abrió la caja de los truenos, y parece que ya nadie se fía de nadie. Empezando por el PP-Aragón, que siente cómo se aleja del partido de Rivera, hasta el punto de que ve a uno de sus diputados, Javier Martínez, como "ayudante" de Gimeno en la reforma del impuesto, apoyo que el aludido considera que el consejero de Hacienda no necesita para nada.

Para Gimeno, el problema está en que el popular Antonio Suárez sufre "un ataque de cuernos". Pero le llamó a la calma: "No hemos cambiado de novia o novio. Seguimos con los mismos que hemos estado desde principios de la legislatura".

Suárez lo negó porque el PP "ni ha sido y nunca será novio suyo". Es más, "lo que hagamos ustedes y nosotros será, como adversarios políticos, con luz y taquígrafos".

Ni esos novios oficiales a los que se refirió Gimeno, los que le dieron su apoyo para sacar adelante los presupuestos de 2018, tenían ayer muy clara la relación. Podemos atacó a Lambán por atender a C’s un día antes de comparecer en las Cortes para hablar sobre Sucesiones y a través del diputado Héctor Vicente le lanzó un ultimátum: "Si a partir de ahora se van a la derecha, no cuenten con nosotros". Y como la reforma que propone C’s se basa en la que aplica Andalucía, Vicente aludió a la baronesa socialista Susana Díaz, para advertirle a Lambán de que, como ocurre con una conocida marca de cerveza del sur, "fuera de Andalucía no la traga nadie".

Y el PAR se sumó a los desplantes. La aragonesista Elena Allué, enfundada en una casaca roja, fue la más beligerante a la hora de denunciar el "oportunismo político" que lleva a algunos partido a anunciar rebajas fiscales cuando llegan las elecciones, con acuerdos "de dudoso alcance". No se quedó ahí. Consideró que C’s es "el mayor enemigo de Aragón" y pidió que se tenga en cuenta que en su partid, el PAR, están "los defensores de Aragón".

Solo faltaba que Gregorio Briz (CHA) se pusiera a repartir los premios de la romántica película que se vivía en el edificio Pignatelli y cobró ayer protagonismo en las Cortes. El "Óscar al mejor actor secundario", para Antonio Suárez; el de protagonista, para Javier Martínez.

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