Los espacios naturales protegidos ocupan casi la tercera parte del territorio nacional. Sin embargo, estos se encuentran separados entre sí, distanciados. No están conectados debido a obstáculos artificiales o provocados por la acción del hombre. "Gran parte de ellos están aislados entre sí por la proliferación de infraestructuras, como carreteras, o por factores como la deforestación o la agricultura intensiva", explican desde la organización ecológica WWF.

Esta circunstancia impide que la fauna se mueva con total libertad. "Si seguimos degradando la biodiversidad, llegaremos a una situación en la que sólo tendremos pequeñas islas de zonas naturales inmersas en un mar de zonas construidas o altamente alteradas. Hay que tener en cuenta que cuanto más pequeño y aislado es un espacio, más fácil es la pérdida de biodiversidad y más rápida es la extinción de las especies que allí viven", apuntan desde la entidad conservacionista.

WWF, de la mano de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Montes, Forestal y del Medio Natural de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha identificado en un informe las doce 'autopistas salvajes', o corredores ecológicos imprescindibles, que deberían potenciarse para conectar la biodiversidad de todo España y todo Portugal.

Una de esas ‘grandes carreteras’ cruza todo el norte de la Comunidad aragonesa, a través de la cordillera pirenaica, que estructura uno de estos teóricos viales. El área más septentrional de Aragón enlaza a izquierda y derecha con Navarra y Cataluña a través de una suerte de pasillo por el que el que las diferentes especies deberían moverse con total libertad. Además, otras dos autopistas atañen, aunque de manera indirecta, a la Comunidad: la que recorre las sierras litorales del Mediterráneo y la del corredor del Sistema Ibérico.

La organización ha solicitado formalmente a las autoridades -Ministerio de Medio Ambiente y gobiernos regionales- que "rescaten" esa docena de autopistas para favorecer el movimiento y dispersión de las especies, el intercambio genético y la resistencia frente a escenarios como el del cambio climático.

El estudio identifica, asimismo, las zonas más críticas para la conectividad. Son tramos de los citados corredores que mantienen solo una estrecha franja con condiciones favorables y que transitan a través de un entorno inmediato considerablemente hostil para los animales. Son importantes cuellos de botella. Estas zonas contemplan un alto riesgo de desaparecer al discurrir por áreas dominadas por usos del suelo más intensivos.

Se han localizado un total de 17 zonas críticas en toda España, el 10% de los tramos, mediante análisis de los corredores prioritarios en los que las condiciones del entorno presentan mayor resistencia para el movimiento de las especies forestales.

Fragmentación del territorio

"La inversión en la naturaleza es siempre la más rentable, porque es la mejor garantía para el futuro", expuso la semana pasada el director general de Medio Ambiente de la Comisión Europea, Daniel Calleja, quien incidió en rueda de prensa en que la protección de la naturaleza contribuye de una forma importante a crear empleo y riqueza.

La secretaria de Estado de Medio Ambiente, María García Rodríguez, se refirió a la "extraordinaria" fragmentación del territorio que existe en Europa y a cómo esa fragmentación dificulta la conectividad de las especies, y aunque aseguró que en España el problema es menor que en otros países europeos, ha coincidido en la importancia de trabajar para mejorar la conectividad de los espacios y evitar su aislamiento.

García Rodríguez aseveró que el Gobierno tendrá en cuenta esa necesaria conectividad de los espacios en la Estrategia Nacional para la Infraestructura Verde, Conectividad y Restauración Ecológica que el Ejecutivo aprobará en los próximos meses, con el objetivo de favorecer la conservación de la biodiversidad y la funcionalidad de los ecosistemas.