Adiós a un "magnífico rector", luchador por el campus y de gran valía humana

Cientos de personas acudieron al Paraninfo de Zaragoza para dar el último adiós al exrector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, en una emotiva jornada.

El catedrático Julio Montoya y el rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, a la entrada de la capilla ardiente
El catedrático Julio Montoya y el rector de la Universidad de Zaragoza, José Antonio Mayoral, a la entrada de la capilla ardiente
José Miguel Marco.

"Ha sido un ejemplo para todos de cómo ser un magnífico rector y no solo un Rector Magnífico". Este conciso panegírico del presidente de la conferencia de rectores de las universidades españolas CRUE, Roberto Fernández, sobre la figura del exrector de la Universidad de Zaragoza, Manuel López, que falleció el domingo a causa de un cáncer, resume a la perfección el sentir de las cientos de personas que ayer acudieron al Paraninfo de la capital aragonesa para rendir un homenaje a un hombre de una gran valía humana que defendió el campus aragonés. Por la tarde, la parroquia de Santa Rafaela María, la de su barrio, se quedó pequeña para el último adiós.

A las puertas de la capilla ardiente instalada en el Paraninfo se habló de Manolo, como siempre le llamaban los suyos. Su féretro presidía la sala de autoridades, uno de los espacios que se crearon con la rehabilitación de estas instalaciones que inauguró durante su mandato en la institución (2008-20016). Sobre él reposaban el birrete y la toga de color negro propias de su condición de rector, así como la bandera de la Universidad. Su mujer Merche y sus cuatro hijos eligieron para recordarle la foto de un sonriente Manuel López en unas vacaciones.

La larga nómina de autoridades políticas y la nutrida representación académica que se acercaron a compartir el dolor de sus allegados fue el vivo reflejo de cómo ejerció su profesión y el legado que deja tras de sí. Su camarada durante 46 años, Julio Montoya, catedrático de Bioquímica, fue uno de los primeros en acudir. Lo evocó con una dedicatoria reciente que le escribieron unos amigos en un libro: "Gracias Manolo por haber creado un arca en el que caben todas las especies". Montoya subrayó sus aportaciones al mundo científico, ya que fue reconocido internacionalmente en la investigación sobre el ADNmitocondrial. Relató cómo mantuvo su buen humor hasta los últimos días.

"Veía muy poco, tenía un 2% de visión y con la enfermedad había perdido bastante. Me lo encontré con los ojos pegados a las teclas del ordenador y le dije que se iba a sacar los ojos. Me contestó que no porque se lo impediría la nariz", contó.

José Antonio Mayoral, el actual rector que lo sustituyó hace dos años, recibía emocionado a todo el mundo. "Creo que sobre todo fue una gran persona y un gran universitario", resumió. El presidente de Aragón, Javier Lambán, y la consejera de Universidad, Pilar Alegría, llegaron juntos. El líder del Ejecutivo se congratuló de haber tenido el "privilegio" de tratar y conocer a un hombre "inteligente y comprometido que sirvió bien a Aragón y España". La consejera del ramo aludió al acuerdo al que llegó con López para la financiación del campus y que calificó como "el mejor broche para cerrar su etapa".

Talante negociador y dialogante

Al valorar su labor al frente de la institución, muchos se refirieron a su capacidad para lidiar en unos años de penuria económica muy duros. Por ello, el catedrático emérito de Historia antigua, Guillermo Fatás, lo definió como un "rector mendicante" que iba "con la mano tendida", aunque siempre "con gran firmeza, templanza y don de gentes".

A estos años de dificultades se refirió también el concejal socialista del Ayuntamiento de Zaragoza, Javier Trívez, quien fuera su vicerrector de Economía. "Era un animal político sensacional, que supo mantener los estándares de calidad de docencia y de investigación", dijo. Hubo fila para firmar en el libro de condolencias. Ahora la Universidad ha habilitado uno documento virtual con este fin.

Su defensa de la igualdad de oportunidades y su talante negociador y dialogante fueron otras cualidades que muchos alabaron. Violeta Barba, presidenta de las Cortes, quiso reconocer a "un buen rector" y "un gran valedor de la universidad pública y del conocimiento". Unas palabras que ratificó el portavoz de Estudiantes en Defensa de la Universidad (EDU) y miembro del Consejo de Estudiantes, Juan Manuel Ortega. "Siempre tuvo abierta la puerta a los alumnos. Defendió una universidad pública e inclusiva para todos", afirmó.

La Universidad de Zaragoza se despide de Manuel López

Uno de los conserjes del Paraninfo, Martín Montejano, lució una pajarita negra de madera que a Manuel López "le hacía mucha gracia". Fue su forma de honrar a una persona que "respetaba hasta a los que no pensaban como él".

Representantes de todos los partidos quisieron presentar sus respetos. Por allí pasaron los presidentes de la DPZ y la DPH, Juan Antonio Sánchez y Miguel Gracia, respectivamente. Del PP, entre otros, se acercaron el delegado de Gobierno, Gustavo Alcalde, y los consejeros Dolores Serrat y Javier Campoy. No faltaron tampoco la presidenta de C’s, Susana Gaspar y el presidente del PAR, Arturo Aliaga. En el funeral estuvo Roberto Fernández, presidente de la conferencia de rectores de las universidades españolas CRUE, cargo que Manuel López ocupó entre 2013 y 2015.

Honores académicos

A las cinco de la tarde la capilla ardiente cerró sus puertas. Su familia se despidió de él en la intimidad. Manuel López salió por última vez del Paraninfo con todos los honores académicos a hombros de José Antonio Mayoral, los exrectores Felipe Petriz y Juan José Badiola y su estrecho colaborador Julio Montoya. Y un deseo compartido por muchos que expresó en voz alta el alcalde de Zaragoza Pedro Santisteve, que "su recuerdo y su trayectoria" nos deje "un camino trazado por el que transitar".

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