Berge: lidiando con la edad del pavo

Berge mantiene media docena larga de granjas y sus emprendedores, incluyendo al propio alcalde, diversifican esfuerzos para cuadrar las cuentas y cimentar las apuestas de futuro.

El ganadero y agricultor Alejandro Latorre sonríe ante el afán conductor de su perro. laura uranga
El ganadero y agricultor Alejandro Latorre sonríe ante el afán conductor de su perro. laura uranga
Laura Uranga

Alejandro Latorre Félez es agricultor y ganadero; la segunda faceta le viene de familia, ya que sus padres llevaban una granja de pollos de la que ahora se encarga Beatriz, su hermana. Alejandro, como muchos otros trabajadores del campo en la zona, diversifica su tiempo en varias tareas, aunque el ganado porcino sea la principal. En la granja, situada a las afueras de Berge, cuenta con 2.500 plazas; también cultiva algo de cereal, "para casa y poco más", y se maneja en obras menores tras haber invertido en una excavadora. Todoterreno por vocación, une a esos frentes el cuidado de dos caballos para su hija Natalia. "Tiene una afición tremenda, desde los cinco años ya se hacía rutas a caballo", afirma orgulloso. Por la granja siempre merodea la figura bonachona y perruna de Rufo, cómplice de su dueño y bromista como él solo. "Ya veréis, le encanta subirse a la cabina del tractor en cuanto tiene ocasión". Dicho, hecho e inmortalizado; la prueba figura sobre estas líneas.

De las bromas, a las veras. Alejandro ha apostado por seguir en su pueblo y el porcino se lo permite; con el secadero de Artemio (Ejulve) como referencia, se muestra orgulloso de lo conseguido hasta ahora y esperanzado a la hora de valorar el futuro. "Somos pocos, pero salimos adelante. Esto era un pueblo minero, como casi todos los de aquí, y no hay extensiones grandes de cultivo para vivir únicamente de la agricultura... pero hemos sabido buscarnos la vida. Hay alguna granja más de cerdo y oveja, y luego está el caso de los pavos que llevan David y Juan Antonio. Es una apuesta fuerte".

Berge: lidiando con la edad del pavo

Lo es. Juan Antonio, Lej de apellido, ocupa la alcaldía de Berge. David García es su hermano político; ambos figuran como dueños de Explotaciones Avícolas el Monegrillo. Ojo, se llevan muy bien; la aclaración viene de las suspicacias que desata siempre una relación familiar como la suya. La empresa Cosma les construyó dos inmensas naves de techado verde y curvo, acondicionadas para una separación desahogada de machos y hembras; además, se tiene cuidado de no atestar el aforo, para que los pavos crezcan en mejores condiciones.

En cada habitáculo caben hasta 12.500 animales; empezaron con la empresa en noviembre de 2015 (dos naves), y en agosto de 2017 duplicaron su apuesta, tras recibir el beneplácito del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental. El interior de las naves impresiona por una sencilla razón: a los pavos no les hacen gracia los intrusos, y lo demuestran. Glugluteos, miradas aviesas y lenguaje corporal similar al de un luchador de la UFC ‘yankee’.

Arriesgar por la conciliación

"La principal razón de meternos en esto –apunta David– fue el cambio de vida; yo alternaba el paro con trabajos que me alejaban de casa muchas horas, siempre llegaba tarde". "Yo era camionero –apunta Juan Antonio– y pasaba lo mismo: salir pronto, viajar mucho… demasiado sacrificado para nosotros y, por supuesto, para las familias. Queríamos vivir de otra manera".

Los cuñados se la jugaron a una carta, que detalla David. "Vimos una oportunidad con los pavos y nos lanzamos. Casi sin apoyo: para ser exactos, recibimos 10.000 euros de ayuda frente a una inversión de más de un millón. Choca un poco –afirman ambos– que hablen tanto de despoblación y de conseguir que la gente se quede en los pueblos, para que luego no te echen una mano cuando arriesgas. Aquí trabajamos dos, seguimos mejorando las instalaciones todo lo posible para ser más eficaces... pero ahora mismo no nos podemos permitir una contratación fija, solo buscar ayudas cuando hay más faena. Todo esto es del banco los próximos quince años, hasta que nos quitemos la deuda. Eso sí, estamos en casa, podemos llevar nosotros mismos a las niñas al colegio, esas cosas que parecen pequeñas y que son tan importantes". El dúo también pone otras cartas sobre la mesa; para ayudar a que cuadren las cuentas, tienen una máquina recolectora de olivas y almendras, y David es herrero. Todo suma.

El futuro, como en mil y un rincones del medio rural, pasa por fijar población y seguir con la escuela abierta. Berge tiene guardería y nueve alumnos en el colegio local, que serán quince el año que viene con los que subirán de infantil. "Ahí hay esperanzas –dice Juan Antonio– pero sigue haciendo falta gente. Tenemos cosas que ofrecer, un pueblo tranquilo con los servicios básicos cubiertos, pero para atraer población hay que ofrecer medios de sustento, y eso es un reto complicado".

Hostal con restaurante, hotel rural ‘boutique’ y albergue

La cercanía al circuito de Motorland y la afluencia regular de turismo procedente de la Comunidad Valenciana hace que Berge tenga margen para desarrollar una pequeña infraestructura turística, muy notable en arreglo a la población y tamaño del municipio. Además, las valoraciones en las principales centrales de reservas son muy positivas. El hostal, cafetería y restaurante Berge, regentado por Nuria y David, recibe frecuentes visitas de la comunidad motera; el establecimiento está especialmente solicitado a la hora de atender almuerzos en salidas de grupos y también las pernoctas en los días de carreras. Está situado en la calle principal del pueblo, frente a la iglesia de San Pedro Mártir, y mantiene una buena afluencia los fines de semana, con un precio accesible para todos los bolsillos y abundante información para planear rutas. Además, tiene una agradable terraza en la parte de atrás. También hay que citar al hotel rural ‘boutique’ La Posada de Berge, a apenas cuarenta metros del otro establecimiento; esta casa reformada del siglo XIX está diseñada para la desconexión total del ajetreo, con un extra detallista que, según comentan en el pueblo, se debe principalmente a la abnegación de Isabel, responsable del negocio; se desvive con los detalles en el trato. El alcalde Juan Antonio Lej recuerda además que existe el albergue municipal Virgen de la Peña para grupos grandes de excursionistas; su aforo aproximado es de ochenta plazas.

LOS IMPRESCINDIBLES

Virgen de la Peña

La ermita de Berge está en el alto que domina la vega del río Guadalopillo. Se consagra a la patrona del pueblo y hay romería en mayo, con el canto de ‘los gozos’. Reedificada en 1950, tras un derrumbe acaecido catorce años atrás.

Embalse de Galipuén

Construido en 1927 entre los términos de Berge y Alcorisa, suele albergar la práctica de diferentes actividades acuáticas. Cuenta con un coto de pesca deportiva en el que la especie más destacada es la trucha común.

Iglesia de San Pedro Mártir

Es barroca y data de principios del XVII; presenta planta rectangular de cabecera plana y tres naves. La torre consta de cuatro cuerpos: los dos inferiores son de planta cuadrada, el tercero ochavado y el cuarto (y el remate) octogonales.

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