El jefe de Grupo de Oncología Molecular del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón (IIS), Alberto Jiménez Schuhmacher, confía en que en tres años pueda tener concluida la fase experimental de la biopsia virtual en los tumores de cáncer cerebral, lo que permitiría aplicar tratamientos personalizados a los pacientes.

Este investigador zaragozano, que cumple 38 años, ha inaugurado el Ciclo Investigación y Ciencia, del Foro ADEA, con la conferencia titulada "Afrontamos la Década D de la guerra contra el cáncer" en la que ha explicado el proyecto que desarrollan en el IIS basado en la biopsia virtual.

Se trata de una herramienta de imagen biomédica que permite sacar fotos a los tumores sin tocarlos y que sustituiría a la biopsia tradicional mediante la que se recoge una pequeña muestra que no siempre es representativa dado que los tumores son muy heterogéneos.

De este modo se podrían poner tratamientos "más específicos y personalizados" al paciente, ha asegurado en declaraciones posteriores a los medios, a quienes ha explicado que el objetivo sería llegar a encontrar biomarcadores que indicaran si un paciente responde mejor a la radioterapia o a la quimioterapia para aplicar un tratamiento u otro.

Ha asegurado que la biopsia virtual se puede hacer en animales y que es una tecnología en la que se está "avanzando mucho", al tiempo que ha insistido en la importancia de tener información sobre un tumor "antes de tocarlo".

Su reto es tener la fase experimental hecha en el laboratorio y los ensayos preclínicos, "si todo va bien y funciona", en tres años. Después habría que valorar si se puede hacer en pacientes y en qué tipo, ha añadido, aunque se ha mostrado "optimista".

Alberto Jiménez ha señalado que es también optimista respecto al cáncer, una enfermedad que hasta los años 80 se desconocía molecularmente, no se sabía que eran modificaciones del ADN, y en la que se ha avanzado más en investigación en la última década "que en toda la historia anterior".

Por ello el título elegido para su charla, "Afrontamos la década D de la guerra contra el cáncer", porque en los años 60 -explica- se mandó al hombre a la luna porque se "conocía la física, la química y los materiales para hacerlo".

En el cáncer "la investigación de hoy es la medicina de mañana", existen los fármacos de la investigación de hace 15 o 20 años, se han producido avances como el diagnóstico, los genomas, el diseño de nuevos fármacos y el conocimiento del microentorno tumoral lo que, a su juicio, "abre una oportunidad espectacular" y desde hace dos o tres años hay un punto de inflexión, ha aseverado.

Muchas personas lo perciben así y entre ellos el expresidente de Estados Unidos, Barack Obama, quien decidió en su día duplicar el esfuerzo en investigación oncológica y acortar así a cinco años lo que hubiera supuesto una década de trabajo.

"El cáncer no se podrá curar nunca"

No obstante, ha apuntado que el cáncer "no se podrá curar nunca" porque es una consecuencia de vivir mucho y ser organismos pluricelulares, pero ha indicado que el objetivo sería que en vez de morir de cáncer se pueda morir "con cáncer, que no nos moleste".

El cáncer aumenta con la edad, es "raro" en personas menores de 45 años, los tumores más frecuentes en España son los de mama, próstata, pulmón y colorrectal y existen en el país 1,5 millones de supervivientes.

Aunque una de cada seis personas morirá por esta enfermedad, la supervivencia aumenta y más del 50 por ciento de los tumores se curan, ha aseverado.

Jiménez ha apelado a la "responsabilidad social" para apoyar a la ciencia, que la sociedad "admira pero no comprende", y también a las empresas, ya que, por ejemplo, cada dólar que se invirtió en el genoma humano ha repercutido en 15 años en más de 150 dólares, ha resaltado.

"Hay que invertir en investigación", ha incidido, al tiempo que ha resaltado la importancia de contar no sólo con financiación pública y privada sino también con "estabilidad" para poder programar y contar con becas y equipo humano.

Este investigador, nombrado hijo predilecto de Zaragoza, se muestra satisfecho de poder trabajar en un instituto que ha sido acreditado por el Carlos III y desde su ciudad y Aragón.