Los callejeros también ignoran a las mujeres

Aunque han aumentando el número de topónimos femeninos en Aragón, como el representativo caso del barrio del Actur en Zaragoza, el porcentaje sigue siendo muy bajo.

El andador Berta Cáceres, situado en el recinto de la Expo de Zaragoza, ha sido uno de los topónimos cambiados recientemente (en la imagen, tomada en su inauguración, aparece parcialmente tapado con el nombre anterior).
El andador Berta Cáceres, situado en el recinto de la Expo de Zaragoza, ha sido uno de los topónimos cambiados recientemente (en la imagen, tomada en su inauguración, aparece parcialmente tapado con el nombre anterior).
Oliver Duch

Presidir el nombre de una calle es homenaje eterno para cualquier personalidad. Un reconocimiento a su trayectoria, a sus méritos o a su propia figura. Pero, ¿cuáles son los criterios que hacen a una persona merecedora de dicho honor? Los factores son muy diversos, sin embargo, observando los callejeros de Aragón existe un nexo común entre las miles de vías que se encuentran en la Comunidad y la preponderancia masculina en los nombres de las mismas. Hombres de todos los ámbitos y profesiones, personajes históricos, del mundo del cine, científicos… pero ¿dónde quedan las mujeres?

Su representación queda muy lejos del relato utópico que escribía en el siglo XV Christine de Pizan en su obra la ‘Ciudad de las Damas’. La ciudadela, cuyos cimientos se sustentaban en las figuras alegóricas de la Razón, la Justicia y la Rectitud, que daba cabida a mujeres famosas del pasado y virtuosas de todos los tiempos, en un mundo hecho para los hombres. Pese a los avances y logros que se han conseguido sobre los derechos de las mujeres desde que se escribió esta novela, la falta de la presencia de féminas en las señaléticas de las calles o plazas del país es una muestra muy visual de la brecha de género que aún existe en la sociedad. Una regla general que en cierta medida se rompe en la capital aragonesa, en la que, de manera progresiva, se van incluyendo nombres mujeres ilustres.

Zaragoza cuenta con un total de 3.250 topónimos de los cuales solo 326 tienen referencias femeninas (englobando a nombres de santas, advocaciones, monasterios y referencias a profesiones, cuadros, monumentos, películas, constelaciones o flores). En el caso de nombres propios, se registran 177 calles, es decir solo un 5,5%  recuerda a mujeres de forma individualizada. Un porcentaje bajo para una ciudad que puede presumir de ser una de las más modernas en cuanto a la nomenclatura de sus vías, como afirman las autoras del callejero ‘La Zaragoza de las mujeres’, un estudio en clave femenina que recoge el camino que han tenido que recorrer las mujeres para conquistar las placas de las calles. Bajo la inspiración de la obra de Pizan, Carmen Romeo, Gloria Álvarez, Cristina Baselga, Inocencia Torres y Concha Gaudó han realizado un arduo trabajo de documentación, contextualización y búsqueda durante años para ir desentramando el callejero zaragozano y así poder descubrir todas las mujeres que quedaban escondidas detrás de iniciales y que incluso eran confundidas con hombres. El proyecto nació con el objetivo de ser “una objetivación de la memoria y el olvido de las mujeres” y debido a su buena acogida en 2011, el Servicio de Igualdad del Ayuntamiento de Zaragoza ha encargado su reedición para este año. Una iniciativa que, según define la concejala delegada de Educación e Inclusión del Ayuntamiento de Zaragoza, Arantxa García Moreno, se realiza para “construir nuestra memoria como sociedad, sin ignorar a la mitad de la población”.

Después de trabajar en este callejero, que no es solo una guía, sino una herramienta para conocer la idiosincrasia, la historia y el pensamiento de Zaragoza desde el siglo XV hasta la actualidad, las autoras conocen de primera mano que la representación equitativa en los topónimos de las calles aún no es real. “Existe un acuerdo por el cual las calles de la ciudad deberían estar repartidas al cincuenta por ciento entre ambos sexos. Algo complicado, ya que el déficit anterior es infinito”, explican. Al sumergirse en el variopinto laberinto que presenta el callejero de Zaragoza, entre los rincones para los más cinéfilos o para los amantes del arte, se encuentran las señaléticas que rinden homenaje a mujeres. En su gran mayoría hay que afinar la vista para poder encontrarlas, ya que no suelen ocupar grandes avenidas, sino que se encuentran más escondidas.

El Actur, un oasis femenino en pleno desierto

Si hay una zona que destaque por ser la excepción que confirma la regla dentro de la diferencia de género en el callejero zaragozano es el Actur. Este barrio zaragozano, que se creó en los años ochenta, rinde un gran homenaje a mujeres emblemáticas. Los topónimos de esta zona de la urbe no hacen referencia a figuras bíblicas, un rol que se repite en todas las localidades de España, sino a mujeres que destacan por una trayectoria profesional brillante.Este es un reconocimiento de figuras esenciales en el transcurso de la historia global y aragonesa, como Virginia Woolf, Clara Campoamor, Victoria Ocampo, Carmen Serna o Rosalía de Castro, que en ocasiones quedaban olvidadas o escondidas bajo unas siglas.

¿Qué ocurre en el resto de Aragón?

En Huesca, un 13,6% del callejero recuerda a mujeres de forma individualizada. En el caso de alusiones a colectivos, entre los que destacan los religiosos, tampoco es más amplio, con un 26%. Ante este panorama, el centro de Educación de Adultos Miguel Hernández y el área municipal de Igualdad han desarrollado el proyecto 'El género en nuestras calles'Según los resultados de este estudio en las vías con referencias a la tradición religiosa, los nombres femeninos suponen un 50% frente al 16,4% de los masculinos. Junto a este trabajo también se presentó una doble propuesta al Ayuntamiento: la colocación de unas placas explicativas de las mujeres que dan nombre a las calles y  40 nombres de científicas para su uso en este ámbito. Unas sugerencias que ya han dado sus frutos: con motivo del Día Internacional de las Niñas y las Mujeres en la Ciencia, se colocaron en el parque Universidad diez placas conmemorativas de mujeres científicas que han destacado en diferentes ámbitos y cuyos nombres estaban presentes entre las propuestas del centro educativo.

En el caso de Teruel, la brecha de género es bastante más acusada. Solo hay 41 calles y plazas con referencias femeninas (englobando nombres de santas o de flores) en la capital turolense, de las cuales 28 de ellas son a figuras religiosas, y solo tres del total de más de 500 calles de la capital de provincia tienen nombres propios, las dedicadas a Agustina de Aragón, Dolores Romero y María Moliner.

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