Fréscano: el tiempo en sus manos, a lo H.G. Wells

El parque arqueológico Burrén de Fréscano es una visita de fábula; el municipio completa su oferta turística de cariz pedagógico con el Museo en el Palacio de los Duques de Villahermosa.

En el Parque Arqueológico se ha recreado una cabaña de la Edad de Hierro.
En el Parque Arqueológico se ha recreado una cabaña de la Edad de Hierro.
Laura Uranga

Es un sueño para todas las generaciones coetáneas y posteriores a la aparición de Indiana Jones en nuestras vidas: vivir grandes aventuras en el rescate de tesoros arcanos. El arqueólogo y docente Ignacio Lorenzo se adelantó al personaje encarnado por Harrison Ford, también lleva sombrero y ya descubrió (y catalogó) en el actual término municipal de Fréscano varios yacimientos de las edades de Bronce y Hierro. Las primeras prospecciones junto a un equipo de entusiastas arqueólogos juveniles las hizo con apenas quince años, a principios de los sesenta. Hoy dirige el Museo Arqueológico y Ecomuseo del Agua, situado en el Palacio de los Duques de Villahermosa de Fréscano, y también se encarga del impresionante El Parque Arqueológico de la Primera Edad del Hierro de Burrén, a las afueras del pueblo.

Al alcalde de Fréscano, José Valentín Cuartero, le llaman José Mari en el pueblo por su padre, que también fuera primer edil. Contesta a los dos nombres, el del DNI y el de aclamación popular, y está orgulloso de los dos grandes polos de atracción para el visitante con los que cuenta Fréscano, y ansía más escaparates para darlos a conocer. "El Palacio de los Duques de Villahermosa estaba en ruinas; hemos conseguido rehabilitarlo y abrir este museo que lleva dos años de actividad; complementa perfectamente las visitas al parque, y al revés. Creo que llevar a lo literal el asunto de divertirse aprendiendo es algo muy importante, a lo que podemos hacer frente aquí".

Fréscano: el tiempo en sus manos, a lo H.G. Wells

La responsabilidad de Ignacio, por su parte, es mantener vivos los contenidos de ambos enclaves y dotarlos de nuevos alicientes, sobre todo en materia de interactividad y divulgación pedagógica. "La entrada al museo se hace por el torreón que servía de cárcel. El espacio expositivo no es muy amplio, pero además de los referentes históricos se cuenta en el piso superior con el Ecomuseo del Agua", comenta. Los mensajes informativos y lemas de compromiso medioambiental están insertados en ‘gotas’ colgantes, con la cuencas del Huecha y el Ebro como referencias cercanas.

Lo que entra por los ojos

El arquitecto y dibujante de cómics Cedric Sánchez se encargó de la rotulación y las maquetas, que incluyen un panel explicativo de proyección tridimensional en el acceso principal. De ahí parte toda la explicación. "Se trata –explica Ignacio– de una visita al valle del Ebro; recordamos que en un principio esto era el mar de Tetis, que luego plegamientos hercinianos, la formación del Pirineo y el Sistema Ibérico, la depresión del Ebro y finalmente, en torno al año 1.000, las primeras ciudades junto a esa autopista que es el Ebro. Explicamos la esencia de la arqueología, el árbol de la vida y la evolución humana, con paradas en los momentos cruciales, y acabamos en la Edad de Hierro".

El parque arqueológico

Bautizado con el nombre de Burrén en alusión al yacimiento del mismo nombre, ocupa 200 hectáreas de terreno. En España no hay muchos parecidos; el ‘pariente’ más popular está en Pinto (Madrid) y es más pequeño. No se permite el libre acceso a vehículos motorizados, y el objetivo principal (que no exclusivo: todo el público es bienvenido, previo contacto en la página web www.burren.es) es atender a las visitas escolares.

En el proyecto, que abrió hace una década, no se han talado árboles y se cuida de manera estricta el entorno. "Nos hemos adaptado –aclara Ignacio– a los huecos existentes para levantar las distintas escenas utilizadas en los talleres que ofrecemos. Además, todo está pensado para favorecer un mantenimiento natural". Una de las paradas más populares se centra en el arte rupestre, y cuenta con un abrigo de roca que recrea ejemplos hallados en distintos puntos de Aragón, con pigmentos preparados para que los absorba la piedra. Ahí los escolares (se admiten visitas desde el parvulario hasta el bachillerato) se ponen las botas: aprenden a pintar con las técnicas del hombre prehistórico. En su caso, la pintura utilizada es al agua, y se borra tras el taller.

La fiesta sigue. Hay un sendero de identificación de huellas, al que este año se sumarán altavoces inalámbricos con sonidos reales de animales; otro sendero botánico (la planta del ‘tapaculos’, con obvias propiedades astringentes, es garantía de carcajada en las visitas) y una zona de excavación arqueológica real, con identificación de materiales y limpieza de piezas. También se cuenta con una senda-mirador con paso de barrancos (bien asegurados) túnel y linternas frontales, un taller de caza prehistórica con tiro al arco y jabalina; hay explicación ‘in situ’ de los espacios sagrados funerarios en los Campos de Urnas, y visita a una cabaña de la Edad de Hierro construida con criterios de seguridad y durabilidad (cimentación y planchas bajo las paredes de barro y los tejados de hoja) amén de explicación de las técnicas constructivas y taller de cerámica. Cada grupo elige cuatro talleres, dos por la mañana y dos por la tarde.

El parque registra una media de 2.700 visitas al año. Los números no salen. "Para mantener una plantilla fija de tres personas necesitaríamos unas 15.000 –aclara Ignacio– además de traer trabajadores eventuales en las épocas de mayor afluencia de grupos. Contamos con unas instalaciones que se salen de lo común y dejan un poso excelente en los chavales. Se lo pasan bomba: Port Aventura o Senda Viva están muy bien, pero persiguen otros objetivos".

Las pinturas de Nuestra Señora de La Huerta

Junto a los cinco yacimientos descritos, la ermita de Nuestra Señora de la Huerta es el sexto Bien de Interés Cultural que tiene catalogado Fréscano. Es una iglesia de origen románico levantada en tapial y argamasa. Las excavaciones arqueológicas del Cesbor dirigidas por Ignacio Lorenzo descubrieron su planta y las tumbas antropomorfas de los primeros pobladores de la zona. Las pinturas murales del gótico lineal que cubren sus paredes y bóvedas presentan antecedentes ingleses e influencia del llamado maestro de Sijena. El altar es un presbiterio mudéjar con un crucería similar a la del Monasterio de Piedra: protege un altar barroco y la talla románica de Nuestra Señora de la Huerta.

LOS IMPRESCINDIBLES 

Piedra para el gran puente

Las canteras papales que había en Burrén surtieron de materia prima a Zaragoza para la reconstrucción del puente de Piedra a principios del siglo XV. El ayuntamiento local ha documentado el hecho, en la entrada de su Museo Arqueológico.

Elevación de aguas

En 2011 se abrió un museo industrial del agua elevada para recordar que Fréscano fue la primera localidad del área en recibir agua del canal de Lodosa, lo que permitió la transformación del secano en regadío a principios del XX.

Los yacimientos locales

Son Bienes de Interés Cultural los cerros Burrén, Burrena, La Cruz, El Solano y El Morredón, aunque solo este último ha sido objeto de una investigación intensiva. Forman parte de la cultura de los Campos de Urnas (siglos X al VI a. C).

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