Problemas de espacio y aulas puente en los nuevos centros integrados de enseñanza

Educación dice que las obras precisas en los colegios estarán listas y los sindicatos denuncian la "improvisación".

Mayte Pérez, en una foto de archivo, en un aula del Pierres Vedel de Teruel.
Mayte Pérez, en una foto de archivo, en un aula del Pierres Vedel de Teruel.
Gobierno de Aragón

Los once centros integrados públicos que el curso que viene serán ya colegio-instituto, de tal forma que los alumnos que terminen primaria podrán continuar en ellos cursando secundaria, tienen sus luces y sus sombras. Al menos cuatro de ellos nacen con problemas de espacio y los alumnos del Miralbueno estudiarán en las aulas puente del Julio Verne mientras se construye el nuevo instituto. Educación asegura que todas las adaptaciones necesarias en las instalaciones estarán listas a tiempo.

Las familias aplauden esta fórmula, pero las críticas llueven por parte de los sindicatos, que consideran que la Administración está actuando con "improvisación" y reclaman un marco regulador para los docentes.

Estos colegio-instituto ya están en marcha este curso en La Jota (Zaragoza) y en Ayerbe (Huesca). Aunque en el próximo año lectivo 2018-2019 otros nueve quedarán constituidos como integrados, en tres de ellos no comenzarán todavía las clases de ESO porque aún no tienen toda la primaria completa. Se trata de Zaragoza Sur (imparte hasta 2º de primaria) y San Jorge y Julio Verne (hasta 4º de primaria).

Primero de ESO sí será una realidad en el colegio Miralbueno, aunque los 67 chicos que se han preinscrito (hay 89 en 6º de primaria) tendrán que desplazarse a las aulas puente que se abrirán en el Julio Verne. "En 2015 se creó una plataforma para reclamar un nuevo instituto. Esta opción nos convence como padres, aunque estamos pendientes del nuevo edificio", explica Raúl Luis, de la asociación de madres y padres (ampa).

La falta de espacio suficiente y adecuado preocupa en el Val de Atalaya de María de Huerva. La ampliación del edificio no estará para el curso que viene.

Los padres de Rosales de Canal también cuestionan que se tengan que "sacrificar" aulas comunes. "Estamos encantados de que puedan continuar en el mismo centro, pero la administración tiene que poner todos los recursos necesarios", dicen desde el ampa.

Tras un año de experiencia, las familias de La Jota han solicitado una reunión con la consejera Mayte Pérez para que les detalle las actuaciones que se van a llevar a cabo. "Hemos sido los pioneros, pero no tenemos un plan de inversiones claro que sí existe en otros colegios", reprochan los padres.

La incertidumbre es otra en El Espartidero. "Hay que adaptar el aula de música, poner en marcha dos laboratorios y dotar al cole de medios informáticos. Esperamos que cumplan", dice Nacho Corral, del equipo de familias que gestiona el comedor.

Las dudas surgen en este servicio de comidas al que, en principio, no tienen derecho los alumnos de secundaria al no coincidir con su horario lectivo. En el CIP de Ayerbe cuentan con él los chicos con beca de transporte. "Creemos que es una discriminación y que los alumnos de secundaria deberían poder comer en el centro", reclama Corral.

No hay ningún pero por parte de la comunidad educativa del Galo Ponte de San Mateo de Gállego. Así los transmite su alcalde, José Manuel González. Se muestra "encantado" de que los 32 alumnos no tengan que desplazarse al IES Gallicum de Zuera.

Los sindicatos STEA y CSIF coinciden en exigir un reglamento orgánico específico para estos CIP. La DGA ya lo está redactando, pero lamentan un "vacío legal" que perjudica a este colectivo. Alfonso Zafra, de CSIF, se queja de que se hayan creado nuevas figuras, como el coordinador de centro, que realiza esta función y no tiene definida ni su retribución ni las compensaciones".

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