"La vida de mi hija pendía de un hilo, necesitaba esa incubadora"

Luzía sufrió una falta de oxígeno cuando nació y requería un aparato especial que estaba ocupado. En Aragón solo hay uno y el más cercano está en un hospital de Barcelona.

Javier Tornos y Laura López ya están en casa con Luzía tras 18 días en un hospital de Barcelona.
Javier Tornos y Laura López ya están en casa con Luzía tras 18 días en un hospital de Barcelona.
Raquel Labodía

Luzía Tornos tiene poco más de dos meses de vida, pero su historia es la de una luchadora. En el momento del parto algo falló y la pequeña tuvo una falta de oxigenación. Para estos casos, la uci de la Unidad de Neonatología del Hospital Miguel Servet cuenta con una máquina de hipotérmica terapéutica para reducir el riesgo de discapacidad que puede generar ese déficit en los niños. Pero la mala suerte hizo que el aparato estuviera ocupado y la niña tuviera que ser trasladada rápidamente a Barcelona y su situación se complicara.

La víspera de Nochebuena, Luzía decidió venir al mundo tras 41 semanas de gestación. Era un parto aparentemente normal, sin embargo, cuando nació la pequeña no respondía. "No se movía, la empezaron a reanimar allí y cuando reaccionó se la llevaron a la uci", cuenta la progenitora, Laura López, que apenas era consciente de lo que estaba sucediendo. De otra forma lo vivió su marido, Javier Tornos, envuelto en un ir y venir de médicos. "Nos dijeron que era normal que los niños tarden en reaccionar, pero que a Luzía le había costado más", comenta el padre. Cuando los médicos consiguieron reanimarla la trasladaron a la uci. La pequeña necesitaba una máquina de hipotermia terapeútica, donde tendría que pasar 72 horas para rebajar su temperatura a 33 grados. La casualidad hizo que el único aparato de este tipo que se encuentra en el Servet estuviera ocupado por otro bebé. Por ello y ante la urgencia de la situación, se acordó un traslado al hospital San Juan de Dios de Barcelona, donde había una disponible, de las dos con las que cuenta este centro.

Otra de las desafortunadas coincidencias es que no pudo ser desplazada en helicóptero por las condiciones meteorológicas y tuvo que hacerlo en uvimóvil. Durante el transporte hubo complicaciones y la vida de Luzía "pendía de un hilo", explica su padre. "Tuvieron que entrar al hospital de Lérida porque había sufrido una parada cardiorespiratoria", comenta Tornos, quien de aquella noche infernal recuerda que había un grado y tanta niebla que apenas se podía conducir. Finalmente, tras siete horas la pequeña logró llegar a su máquina de hipotermia terapeútica para recién nacidos que la esperaba en el hospital de la ciudad condal. "Los médicos nos explicaron que llegó con un riesgo muy alto, pero ha ido paso a paso. Cada día le quitaban una máquina", explica este progenitor. "Le pregunté al médico si la niña estaba luchando por sobrevivir, me dijo que sí y me quedé contento", añade.

Barcelona se convirtió durante 18 días en su casa, ya que la pequeña siguió con el tratamiento allí por recomendación de los médicos. La vida en el hospital era otro mundo. "Pasas tanto tiempo allí que conoces a los padres del resto de niños y sus historias", expresa López. "Por un lado te alegras de que tu hija vaya saliendo adelante, y, por otro, empatizas con las otras familias", manifiesta la progenitora. "Es muy duro ver como hay niños que llevan siete meses en la uci", añade.

Más de 16.000 firmas recogidas

Por ahora, después de todas las pruebas realizadas a la niña, no tiene secuelas. Lo que su familia considera un verdadero milagro, sin embargo, reclaman que se instale otra máquina en el hospital Miguel Servet. A través de una petición en Change.org llamada ‘Aragón necesita más máquinas de fríoneonatales’, donde cuentan la historia de la pequeña, han conseguido ya más de 16.000 firmas. La precursora de esta recogida ha sido una de las tías de Luzía, Pilar Cabello, quien desea "que nadie vuelva a sufrir lo que nosotros pasamos". "Si no hubiera sido por esa máquina de frío, mi hija habría muerto", explica el padre de la niña. "Es importante tener más en Aragón, porque la vida de algunos bebés depende de ella". Por ello, también han presentado una queja ante el Justicia de Aragón. No obstante, los padres de la niña destacan que el trato de los profesionales de los tres centros médicos fue "excelente".

10 bebés utilizan la máquina de frío en el Servet

El Salud ha explicado que esta incubadora es utilizada por una media de 10 bebés al año. La máquina se instaló en el año 2014 con el objetivo de reducir la mortalidad e intentar evitar discapacidades. Según detallan, la técnica –que requiere una formación exhaustiva del personal de Neonatología– ya ha logrado buenos resultados y consiste en bajar la temperatura corporal del bebé a 33,5 grados y mantenerlo a esa temperatura durante 72 horas. Transcurrido ese tiempo, se debe reiniciar el recalentamiento hasta alcanzar una temperatura normal en torno a los 36,5 grados.

El doctor Segundo Rite Gracia, de la Unidad de Neonatos del Hospital Infantil, concretó en su momento que "diversos ensayos clínicos han demostrado que la reducción de la temperatura corporal en 3-4ºC (hipotermia moderada) mediante un enfriamiento corporal total o selectivo de la cabeza, iniciado en las 6 horas de vida y mantenido durante 72, es una intervención eficaz para reducir la mortalidad y la discapacidad mayor en los niños que sobreviven tras una agresión hipóxico-isquémica perinatal". La encefalopatía hipóxico-isquémica (EHI) es una causa importante de daño neurológico agudo en el recién nacido, que sucede tras un problema previo al parto que condiciona una falta de oxigenación y flujo sanguíneo al cerebro del niño. Cada año nacen en España entre 500 y 1.500 bebés con una EHI significativa, lo que supone un grave riesgo de mortalidad neonatal y de discapacidad neurológica.

Hasta no hace más de dos o tres años, los neonatólogos no disponían de ningún tratamiento que permitiese prevenir o aminorar el daño cerebral asociado a esta situación. Sin embargo los estudios basados en hipotermia terapéutica han demostrado una disminución de la incidencia de parálisis cerebral, déficit visual severo, retraso cognitivo y psicomotor. No existe riesgo para el recién nacido, siempre que se aplique el procedimiento siguiendo los protocolos.

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