Fallece a los 90 años Elías Yanes, arzobispo emérito de Zaragoza y expresidente de la Conferencia Episcopal

Al frente de la Archidiócesis durante casi 30 años, recibió al papa Juan Pablo II e impulsó la restauración de La Seo y el Museo de Tapices.

Elías Yanes, en su retiro en la residencia de la Fundación Tobías de Zaragoza, en febrero de 2013.
Elías Yanes, en su retiro en la residencia de la Fundación Tobías de Zaragoza, en febrero de 2013.
José Miguel Marco

Elías Yanes, arzobispo emérito de Zaragoza y titular de esta misma archidiócesis  durante casi tres décadas, falleció a última hora de este viernes en la residencia sacerdotal de la Fundación Tobías de la capital aragonesa, donde ha pasado los últimos años de su vida. Monseñor Yanes acababa de cumplir 90 años el día 16 de febrero.

Fue arzobispo de Zaragoza desde julio de 1977 hasta marzo de 2005, cuando fue relevado por su sucesor, Manuel Ureña, quien en aquel acto de toma de posesión destacó que era un hombre que “de verdad quería al pueblo aragonés”, al que dedicó gran parte de su labor pastoral. Nacido en la Villa de Mazo (La Palma) el 16 de febrero de 1928  y ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1952, en el Congreso Eucarístico Internacional de Barcelona, el mismo año de su jubilación fue reconocido con el título de Hijo Adoptivo de Zaragoza otorgado por el Ayuntamiento.

Él, por su parte, se despidió de sus parroquias y feligreses haciendo balance de sus cerca 28 años al frente del arzobispado y asegurando que, pese a la amenaza del “nihilismo moral” y la pérdida de valores en la sociedad, “nuestra Iglesia está viva”.

Con monseñor Yanes al frente del arzobispado, cabe destacar las celebraciones marianas y mariológicas con obispos y teólogos de todo el mundo; la puesta en marcha del Sínodo Diocesano en los años 80; y la recuperación de la Seo y el Museo Diocesano. Respecto a la acción social, fue decidido impulsor de organizaciones como Manos Unidas, Cáritas y Proyecto Hombre.

Había comenzado su labor pastoral en distintos puestos como sacerdote en la diócesis de Tenerife. Se licenció en Teología Dogmática en la Universidad Pontificia de Salamanca y posteriormente se doctoró en Teología en la Universidad Gregoriana de Roma, en la que se licenció también en Derecho Canónico. Después trabajó en el Secretariado Nacional de Catequesis entre 1966 y 1970. Ese año fue ordenado obispo y nombrado obispo auxiliar de Oviedo. Entre 1972 y 1977 fue secretario general de la Conferencia Episcopal, cuando era presidente el cardenal Tarancón.

En la primavera del 77 fue designado por  Pablo VI arzobispo de Zaragoza, que asumió de manera oficial el día 10 de julio de aquel año, haciendo la tradicional entrada en la ciudad junto al entonces primer edil de la ciudad, Manuel Merino.

Desde aquella fecha, estuvo presente en los actos más importantes acaecidos en Zaragoza y otros puntos de Aragón. En los momentos satisfactorios, como los relacionados con la restauración de la Seo, el Museo de Tapices y las visitas del papa Juan Pablo II (1982 y 1984). Y en los más dolorosos, como los funerales por las distintas víctimas de atentados terroristas que han tenido como escenario Zaragoza. Especialmente, aquella fatídica fecha del 11 de diciembre de 1987, en que ETA atentó contra la casa cuartel de la Guardia Civil de la avenida de Cataluña.

Durante todo ese tiempo, se le pudo ver junto al pueblo llano, en celebraciones y festividades religiosas y populares -San Valero, el Pilar, la Semana Santa- y junto a altas autoridades eclesiásticas y políticas de la Comunidad Autónoma y del Estado. Especialmente afectuosa fue siempre su relación con la Familia Real. Con presidentes y ministros de varios gobiernos de distinto signo político tuvo que tratar los siempre difíciles temas que atañen a las relaciones Iglesia-Estado, ya que entre 1987 y 1993 fue vicepresidente de la Conferencia Episcopal. En 1993, esas relaciones fueron al más alto nivel, dado que fue elegido por los obispos españoles presidente de su plenario, puesto que desempeño hasta 1999. De hecho, fue una figura clave en los acuerdos entre Iglesia y Estado que regularon la discutida enseñanza escolar de la religión con los primeros Gobiernos socialistas.

Monseñor  Elías Yanes destacó por su perfil intelectual y por su proyección pastoral pública, con un carácter estudioso marcado siempre por la discreción. Inquietud y talante que le han marcado hasta sus últimos días de su vida, pues desde su jubilación ha seguido atento la actualidad eclesial y social, de la que dejó constancia en varios artículos  publicados os en la páginas de HERALDO.

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