La luz, las bajas temperaturas y la presencia preponderante del color blanco de la nieve pueden hacer que la foto que imaginábamos al darle al disparador no se parezca nada a lo que ha capturado nuestra cámara. Para no tener que enfrentarse a este contratiempo, mejor leer estos consejos que vienen del campo profesional.

Algo que no suele tenerse en cuenta es que el frío afecta mucho a las baterías de la cámara, por lo que es más importante que nunca estar seguros de que se han recargado al máximo. No está de más llevar otro juego de reserva; es más que posible que las tengamos que utilizar.

Otra precaución más: si necesitas cambiar las baterías, intenta buscar el sitio más cálido (obviamente de los que tengas a mano) para hacer el cambio y trata de hacerlo rápido. En todo caso, evita que tanto las baterías como la propia cámara queden muy expuestas al frío.

En todo caso, ten presente que la cámara necesita aclimatarse a las bajas temperaturas antes de empezar a funcionar. Consejo: sácala de la funda y déjala unos minutos quieta antes de empezar a disparar. Tu paciencia se verá recompensada.

Una vez que la cámara ya se ha adaptado al frío ambiente podemos comenzar a hacer fotos. Pero, antes de disparar hay que ajustar bien la cámara: un riesgo que siempre se corre en estos casos es la de la sobreexposición. En medio de un paisaje nevado, las luces priman sobre las sombras, de manera que la luz y la claridad dominan el campo visual a un nivel al que nuestro exposímetro no está acostumbrado, por lo que puede volverse un poco loco al calcular la exposición correcta y, con frecuencia, eso deriva en imágenes subexpuestas.

Para evitarlo, comprueba bien los ajustes de color y de contraste. Un truco que suele funcionar es manipular la compensación de la exposición de manera que se sobrexponga uno o dos saltos. Terminantemente prohibido usar el flash: te arriesgas a tu foto sea una enorme mancha blanca.

Fotos de los copos de nieve cayendo

Quien suba estos días a las estaciones del Pirineo puede encontrarse con que la nieve le espere en las pistas. Además del placer que esto puede suponer (siempre con las debidas precauciones), tendrá ocasión de tomar una de las instantáneas más deseadas es la de unos copos de nieve cayendo, ‘detenidos’ en la imagen; algo que es realmente difícil de captar. Para lograr una foto nítida la mejor estrategia es usar una velocidad de obturación rápida. La nieve cae más deprisa de lo que parece: no te fíes y usa una velocidad de entre 1/250 y 1/500. Si puedes conseguir que el fondo sea oscuro, tendrás más posibilidades de que la fotografía salga bien.

En todo caso, ten presente que el mejor momento para hacer fotos con nieve es a primeras horas de la mañana ya que contaremos con la mejor luz. Además, la nieve estará sin pisar, por lo que no habrá que corregir ninguna suciedad ni manchas marrones en la fotografía.

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