Heraldo del Campo

Lluvia de millones sobre el viñedo

Ya está aprobado el Programa de Apoyo al sector vitivinícola para el periodo 2019-2023. Una iniciativa que activa ayudas por valor de 1.000 millones de euros para mejorar las producciones, las bodegas y la promoción.

Una vendimiadora realiza labores de recolección de la uva en una explotación de la Denominación de Origen Cariñena.
Una vendimiadora realiza labores de recolección de la uva en una explotación de la Denominación de Origen Cariñena.
C. M.

Con el último programa dando sus últimos coletazos (termina el 15 de octubre de 2018), el viñedo español ya tiene aprobado un nuevo plan para la mejora de los cultivos, las bodegas o las acciones comerciales que se ejecutará entre 2019 y 2023 y que cuenta con un presupuesto para todo el periodo de más de 1.000 millones de euros. Una cuantía que llega desde las arcas comunitarias, que cofinanciará como mínimo una inversión privada de similar cifra y que ya tiene su herramienta ejecutora en el Real Decreto aprobado por el Gobierno español a mediados del pasado enero.

Este montante total se distribuirá en partidas anuales que rondarán los 210 millones de euros y cuyo destino serán aquellas inversiones que tienen como objeto la reestructuración y reconversión del viñedo (72,5 millones de euros), la modernización y mejora de las bodegas (56 millones), la promoción en los mercados de terceros países, es decir aquellos que se encuentran fuera de la Unión Europea (50 millones), así como la destilación de los subproductos o la cosecha en verde, actuación para la que se reserva una financiación europea de 31,8 millones de euros.

Toda una lluvia de millones que regarán las más de 950.000 hectáreas que ocupa la superficie de viñedo en España. De ellas, casi 36.500 hectáreas se encuentran en Aragón, repartidas en más de 14.000 explotaciones, la mayoría de ellas incluidas en alguna de sus cuatro denominaciones -Cariñena, Calatayud, Campo de Borja y Somontano- o que producen bajo alguna de las identificaciones geográficas que se cobijan bajo la marca genérica Vinos de la Tierra de Aragón. Sus responsables aplauden este programa, cuyas ayudas, a las que se han acogido desde que comenzara la iniciativa en el año 2000, suponen un impulso para la necesaria inversión que el sector está obligado a realizar continuamente para ser competitivo en tan exigente mercado.

Aunque con los años el programa ha ido reduciendo su presupuesto, los más de 1.000 millones de euros que la Unión Europea pone a disposición de los vitivinicultores españoles son más que bien recibidos por el sector. No en vano, el plan permite a los productores disponer de ayudas económicas que alivian el desembolso que es necesario realizar para adaptarse a los cambiantes gustos de los consumidores, mejorar la calidad de los vinos y con ello el valor de sus producciones, disponer de las más avanzadas tecnologías en sus bodegas o viajar hasta el otro lado del mundo para seguir arañando cuota en los mercados exteriores.

Explica el Ministerio de Agricultura que aquellos que quieran conquistar paladares en países terceros pueden disponer de ayudas de hasta el 50% del coste total que suponen sus acciones comerciales o su participación en ferias. Incluso son subvencionables los estudios de nuevos mercados o aquellos con los que se evalúan los resultados de las medidas llevadas a cabo.

Esta es una de las medidas más alabadas por los representantes de las denominaciones aragonesas, que bien como consejo regulador o bien cada bodega (especialmente las de mayor tamaño) han hecho de esta posibilidad su más fiel compañera de viaje en la conquista de los nuevos mercados. «Son unas ayudas súperimportantes», señala José Ignacio Gracia, secretario de la D. O. Campo de Borja, que explica que disponer de esta financiación allana el camino de la exportación para las bodegas. Reconoce, eso sí, que esta es una medida a la que acuden «las bodegas más potentes», que han conseguido que tres de los cinco primeros clientes extranjeros de esta denominación sean terceros países (Estados Unidos, China y Canadá).

«Son muy beneficiosas», reconoce la presidenta de la D. O. Somontano, Raquel Latre, quien explica que aunque en este año la denominación oscense quiere centrarse fundamentalmente en el mercado nacional, reconoce que las ayudas a la promoción exterior han servido para que los vinos de Somontano se abrieran paso en México, EE. UU. y Suiza.

Aunque prefiere esperar a conocer las cuantías con las que se dotarán las ayudas que lleguen a Aragón, el presidente de la D. O. Cariñena, Ignacio Casamitjana, destaca que disponer de una ayuda para salir al exterior es un «gran respaldo» para las bodegas, que son las que acceden a este programa de manera particular.

Unas ayudas que, sin embargo, no son muy utilizadas por los bodegueros de la D. O. Calatayud, porque, como explica su secretario general, Javier Lázaro, son pequeños empresarios que tienen prácticamente toda la producción vendida y que, ahora, están más centrados en incrementar su presencia en los mercados más cercanos y locales.

Ganar competitividad

No solo se trata de vender más. Es necesario también, y así lo reconocen desde el sector, incrementar la competitividad de las producciones. Este es el objetivo que persiguen las ayudas destinadas a la reestructuración y reconversión de viñedos. Una partida con la que se pueden obtener ayudas de hasta el 50% de los gastos que tienen que asumir los viticultores para realizar una reconversión varietal, para mejorar las técnicas de gestión del cultivo, o, una novedad introducida a partir de 2014, para replantar superficie si así lo exigiera un arranque obligatorio por motivos sanitarios o fitosanitarios ordenada por la autoridad competente de cada estado miembro. Pero para eso esta opción tiene que estar incluida en el programa nacional.

Desde el Ministerio se recuerda que no se pueden solicitar estos apoyos económicos cuando lo que se pretende es sustituir viñas que han llegado al final de su ciclo natural.

Esta es una de las medidas a las que mayoritariamente se acogen los productores de las denominaciones aragonesas. «Precisamente para el 2018 más de un centenar de agricultores las han solicitado», señala Casamitjana. Y explica que en Cariñena estos apoyos se utilizan para la transformación en espaldera de aquellas plantaciones que todavía se encuentran en vaso.

Variedades más demandadas

Pero las subvenciones también permiten adaptar las explotaciones a los nuevos gustos del mercado, sustituyendo las variedades con menos demanda por aquellas con las que se elaboran los caldos ahora más apreciados. Y en la denominación más grande y antigua de Aragón la apuesta se centra en uvas autóctonas como macabeo, garnacha, cariñena o trempranillo, detalla su presidente.

El secretario general de Campo de Borja enfatiza también la importancia que tienen las ayudas como destino las explotaciones agrarias. Lo demuestran los datos. Como explica José Ignacio Gracia, esta D. O. ha puesto en marcha desde el año 2000 un total de 12 proyectos con los que se ha acometido la reestructuración de más de la mitad de las 6.200 hectáreas que actualmente integran esta marca de calidad, también conocida como el Imperio de la Garnacha. Es por eso que es esta variedad la que continúa ganando terreno en esta denominación, en la que paradójicamente ahora se están arrancando aquellas variedades francesas como cabernet y merlot que conquistaron el viñedo aragonés y relegaron hasta casi la desaparición a las uvas autóctonas.

No es casualidad ni capricho que la reestructuración del viñedo tenga como protagonista la garnacha. «Hay mucha demanda de producción y las ventas lo piden», señala Gracia.

Igualmente demandadas han sido estas ayudas entre los viticultores de la Denominación de Origen Somontano, donde desde que comenzaron a ponerse en marcha estos planes europeos se han reestructurado 2.788 hectáreas, explica su presidenta, Raquel Latre, que detalla que con ellos los agricultores han recibido una subvención total que supera los 15,7 millones de euros. Un montante que ha tenido como destino la mejora estructural de las plantaciones, aunque también se ha utilizado para realizar reconversiones varietales «especialmente en aquellos casos en los que unas variedades se adaptan mejor que otras a las condiciones climáticas o de los suelos», explica la máxima responsable del consejo regulador.

«Todos los años hacemos reconversión», asegura el secretario general de la D. O. Calatayud, que explica que el último programa ha mejorado el viñedo de unas 80 hectáreas. Una inversión con la que se ha arrancado mucha variedad de blanco para sustituirla por garnacha», explica Javier Lázaro, que reconoce que esta denominación continúa siendo una ‘rara avis’ ya que «seguimos plantando en vaso, tanto porque de las explotaciones son pequeñas como porque esta técnica se adapta mejor a una orografía que no nos permite la mecanización».

Para pequeñas empresas

Si la producción de la materia prima tiene ayuda, como la tiene la promoción de los caldos, era lógico pensar en una línea de apoyo para la elaboración de los vinos. Pueden solicitarla las bodegas bien para mejorar sus instalaciones de transformación o sus instrumentos de comercialización. Con ello se pretende, detalla el Ministerio, mejorar el rendimiento global de la empresa y facilitar su adaptación a las demandas del mercado, aumentar la competitividad, impulsar el ahorro energético y los procesos sostenibles.

«El apoyo máximo se concede a microempresas y a las pequeñas y medianas empresas y puede alcanzar el 40% con carácter general, el 50% en las regiones menos desarrolladas y del 75% en las regiones ultra periféricas», puntualiza el Departamento que lidera Isabel García Tejerina. Un apoyo muy bien recibido por las bodegas aragonesas, que encuentran así un incentivo para la mejora constante que exige una industria muy viva, como coinciden en señalar los representantes de las denominaciones aragonesas.

Denominaciones

Cariñena

El crecimiento no está en la superficie sino en el precio

Es la denominación más grande de Aragón y comercializa anualmente más de 50 millones de botellas. Por eso la D. O. que lidera Ignacio Casamitjana no está en principio interesada, explica su presidente, en aumentar la superficie de sus viñedos. Su objetivo pone el foco en generar mayor valor añadido con sus producciones, tanto de uva como de vino. «En lo que estamos trabajando es tanto en la mejora de los rendimientos de nuestros cultivos así como en el incremento del precio de nuestros caldos», destaca Casamitjana.

Somontano

Una estrategia comercial para responder a la demanda interna

La única denominación aragonesa que se encuentra en la provincia oscense reconoce que la exportación es un puntal importante para la buena marcha de sus bodegas. Pero, según explica su presidenta, Raquel Latre, tras realizar una intensa promoción en México, Estados Unidos y Suiza, ahora tienen claro que su estrategia comercial tiene que centrar sus líneas de actuación en el mercado nacional. Es ahí donde Somontano quiere crecer y es para responder a esa demanda interna para lo que están diseñando sus futuras actuaciones comerciales.

Campo de Borja

Más derechos y mayor superficie para hacer nuevas plantaciones

La D. O. que descansa a los pies del Moncayo quiere conseguir más derecho de producción y una mayor superficie para hacer nuevas plantaciones de viñedo. Lo pide un mercado en el que la demanda no deja de crecer, especialmente para los vinos que se elaboran con la variedad estrella de Campo de Borja: la garnacha. Hay, sin embargo, numerosas dificultades, explica su secretario general, José Ignacio Gracia, que lamenta las muchas trabas para conseguir permisos de plantación. Trabas que se hacen más patentes a los jóvenes que quieren acceder al sector sin disponer de explotación familiar.

Calatayud

El mercado local, la apuesta de la D. O. más exportadora

El secretario de la D. O. Calatayud reconoce que esta denominación es posiblemente la que menos utiliza las ayudas europeas para promocionar los caldos en los mercados exteriores que se encuentran más allá de las fronteras de la Unión Europea. No lo hacen porque resulta complicado para las pequeñas bodegas que conforman esta marca de calidad, pero sobre todo porque todas ellas tienen toda su producción prácticamente vendida. Su apuesta es ahora mucho más cercana, porque están convencidos de que los paladares que todavía tienen que conquistar son los de los consumidores más cercanos.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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