Alcalá de Moncayo: el molino que albergaba a los caballos

José Sánchez reside en Alcalá de Moncayo desde hace dos décadas; disfruta de un entorno privilegiado para el turismo en todas las estaciones del año, al que vuelve tras cada competición.

José Sánchez contempla el viejo molino de Alcalá en el que reside desde hace dos décadas.
Alcalá de Moncayo: el molino que albergaba a los caballos
Laura Uranga

Un documento fechado en 1254 detalla el conflicto por el reparto veraniego del agua entre los Templarios de Ambel y los cistercienses del monasterio de Veruela. José Sánchez Cebollada, que tiene una acequia en la linde de su casa alcalaína, tiene una copia de ese testimonio, que hoy en día ha derivado en una regulación semanal del agua canalizada en la zona. José está en un antiguo molino rehabilitado como vivienda a un kilómetro de Alcalá de Moncayo, al que llegó hace dos décadas desde su Zaragoza natal. Ahí regresa después de cada competición; es juez de la Federación Nacional de Hípica, reflejo de toda una vida ligada al mundo del caballo.

"Ahora ya salgo menos –reconoce José– porque ya tengo una edad, pero sigo activo por toda España. El caballo sido siempre fue mi pasión, y nunca lo he visto como un trabajo; el mundo de los estudios de mercado era mi modo de ganarme la vida".

Alcalá de Moncayo: el molino que albergaba a los caballos

José le pega a todo en el mundo hípico. "Soy juez de saltos, doma clásica, cross, enganches con coche, largo recorrido y alguna modalidad más; hay pruebas en cada rincón de Aragón y España todos los fines de semana. En el Doble F de Zaragoza de mi amigo Paco llevo en el jurado desde que hay competiciones de ámbito nacional, más de treinta años, tanto en la cita de abril como en el concurso del Pilar".

José era nieto de tratante de caballos; las cuadras de la familia estaban en la calle Pedro de Luna. "Siempre he tenido caballos; hasta hace un mes, de hecho, aún había dos aquí. Me he recorrido todos los caminos posibles de la zona. Como deporte es duro, y caro para los que llegan a la élite. Además, exige un cuidado continuo; a los caballos no se les deja comida para varios días, porque se pueden morir de un atracón, tienen el estómago pequeño;. Hay que moverlos un rato a diario, estar pendientes de ellos. Aquí hay mucha gente que los tiene; en el entorno rural debería ser lo habitual, como en el resto de Europa, donde es una actividad campesina. En Holanda, el caballo es la tercera industria nacional, y en Francia la quinta; allí hay cientos de ciudades medias que hacen la recogida de basuras en los centros históricos con carros de aleación liviana, de menos de una tonelada, tirados por caballos. Hace poco lo sugerí a Huesca; es una gran solución para que los camiones no estén siempre destruyendo el pavimento".

Los más grandes

José ha visto competir a los grandes jinetes españoles de las últimas décadas. Los olímpicos Luis Astolfi y Álvarez Cervera son, quizá, los más destacados que ha visto. "Desde luego, esos dos están entre los tres o cuatro mejores de España de todo los tiempos, pero ciñéndonos a Aragón, no quiero olvidarme de otros dos nombres. Pilar Cordón, para empezar; las primeras lecciones de equitación se las di yo, y tiene un bien ganado prestigio internacional. Sin atreverse a hablar de medallas, tiene posibilidades claras de estar en el equipo nacional en los próximos Juegos de Tokio. Vive al lado de Bruselas y también es una reputada tratante. El otro sería Fernando Martínez de Albornoz, de Huesca, ‘Pichi’ para los amigos; ahora vive en San Sebastián con su esposa Concha, tiene 85 años y sigue montando en pruebas menores. En dos ocasiones quedó como jinete más laureado de España. Reconocer las pistas con él es un lujo para cualquier jinete, le siguen pidiendo consejos hasta los niños antes de las pruebas".

Humildemente, José reconoce que no fue un gran jinete. "Dicen los franceses que cuando uno no es bueno en algo -dice José, entre bromas y veras- siempre puede hacerse profesor, incluso profesor de profesores, o juez. Me saqué el título en Francia y lo convalidé aquí, lo mismo el de juez. Ahora está subiendo el nivel en España, sobre todo en la parcela técnica, pero siguen faltando formadores. Por cierto, el 85% de los nuevos talentos son mujeres. El nuestro es un deporte claramente dominado por ellas".

José comparte esta aventura vital moncaína con su compañera Françoise. La llegada a Alcalá en su día fue un flechazo con el gran coloso nevado. "Ese monte es una vista diaria impagable. Cuando vi este molino, un árbol crecía en medio de lo que hoy es la cocina; decidí arreglarlo poco a poco, y en dos años ya estuvo hábil para vivir. La transición de ciudad a pueblo fue sencilla; de pequeño pasaba mucho tiempo en Fuentes de Ebro y Daroca, donde tengo raíces familiares, y en Francia vivía en la Borgoña, a 200 kilómetros de París. Aquí los amigos vienen mucho de visita y salen encantados. Tenemos huerto; tomates, judías… con la zanahoria no ha habido suerte, pero puede encontrarse setas cerca".

Apoyos al turismo

"En el pueblo –aclara José– se han hecho esfuerzos por arreglar las calles y las casas. Es necesario arreglar el entorno para explotar, por ejemplo, el turismo senderista. Hay que trabajar a conciencia para limpiar los caminos, hay muchas fuentes naturales que se han secado; se tiene que actuar ya para evitar futuros desastres".

Casas rurales para elegir: hay magia en el entorno

El número de establecimientos de turismo rural en el pueblo llama la atención por el número y la excelente consideración de los usuarios en las páginas web especializadas. El centro con más capacidad es el Albergue municipal, muy activo en temporada alta (sobre todo en el terreno de iniciativas juveniles, aunque no de modo exclusivo) y que cierra ocasionalmente en la baja. Ha tenidos diversas administraciones en los últimos años. De las casas rurales hay mayoría con apertura todo el año, ya que los singulares atractivos del entorno lo convierten en un imán durante las cuatro estaciones del año: el Parque Natural de La Dehesa del Moncayo es el centro de todas las miradas y el objetivo principal de los paseantes. Así a bote pronto, hay que citar los nombres de Arriazu, Elma, El Corralico del Moncayo, Casa Tuerta y Marcelino como las más valoradas en los últimos tiempos; los puntos más destacados por los clientes se centran en la exquisitez del trato, las posibilidades excursionistas y la atención a los detalles en el campo hostelero, que se extiende a las localidades vecinas.

LOS IMPRESCINDIBLES

La Asunción

En el siglo XVI se construyó la actual iglesia de la Asunción de Nuestra Señora en Alcalá de Moncayo, bajo el mecenazgo de don Lope Marco, abad de Veruela. La torre consta de dos cuerpos, uno coetáneo al templo, otro del XVII.

‘Jorge Búlgaro’

Georgi Trifonov ha echado raíces con su familia en Alcalá. Tiene una empresa de albañilería con nombre españolizado y apellido con su nacionalidad; reforma y restaura edificios, desde la fontanería a la electricidad.

El castillo

Los restos de esta edificación son difíciles de distinguir. En el antiguo torreón está la casa parroquial. Se conservan algunos muros de mampostería; lo más destacable es un cubo semicircular orientado hacia la pendiente del río.

Ir al especial 'Aragón, pueblo a pueblo'

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión