Volver a empezar

Ante los problemas solo hay dos opciones: o se afrontan y se resuelven, o se ignoran camino del error. La DGA tiene un problema importante con el impuesto de contaminación de las aguas (ICA), que hasta ahora ha subestimado porque estaba concebido como solución a sus problemas presupuestarios. La prueba está en que solo ha reaccionado cuando ha tenido sobre la mesa decenas de miles de recursos e impagados y la convocatoria de una manifestación –mañana– a la que los intentos de Podemos por capitalizarla partidaria y electoralmente pueden restar participación. Reacción tardía e insuficiente, porque los apaños que se proponen disfrazados de reforma no ocultan que el objetivo es la recaudación. Gran error. Sigue sin resolver la ecuación de segundo grado que es el ICA: a los zaragozanos, que ya pagan por la depuración de sus aguas, se les pretende cobrar un impuesto por un servicio que la DGA no les presta, y a otros muchos aragoneses se lo endosa igualmente cuando ni siquiera tienen depuradoras. La hoja de este problema está ya demasiado emborronada. Lo normal sería arrancarla y volver a empezar.