Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Rosa Casafont: "Nuestro cerebro es un órgano más emocional que racional"

Rosa Casafont (Berga, 1955) es licenciada en Medicina y Cirugía e intervino en el ciclo ‘Educar para el futuro 2018’.

En sus libros propone ‘Un viaje a tu cerebro’. ¿Llegaremos alguna vez a conocer su funcionamiento?

Cada día lo conocemos más, pero nunca llegaremos a conocerlo a la perfección porque cada experiencia nos transforma y avanzamos. Es un reto que no acabará jamás, pero eso es lo precioso de la neurociencia. Hice medicina asistencial y cuando estaba ejerciendo me di cuenta de que mi pasión era la mente, por lo que volvía a la facultad a estudiar neurociencia.

Habla del poder de transformar la mente, ¿es posible?

Podemos aprender a pensar, sentir y comportarnos de una forma diferente a partir de la base de la neurociencia. Lo primero es identificar qué hacemos cuando pensamos o sentimos de determinada forma. A partir de conocer moléculas, estructuras, funciones y capacidades de nuestro cerebro se trata de aprender a dirigir la estructura de las redes neuronales para generar pensamientos, sentimientos y comportamientos saludables.

¿En qué consiste la capacidad plástica del cerebro?

Cada experiencia cambia nuestras redes entre neuronas y estas conexiones lo sustentan todo, pensamientos y comportamientos. Todas nos enseñan. Además somos únicos y exclusivos, porque tenemos una especie de huellas dactilares en nuestro cerebro.

¿Cómo se aplica esto en el aula?

Es esencial partir de la base de que cada mente es exclusiva y cada niños es único. Se debe atender esa diversidad y procurar sacarle el mayor potencial a cada niño. Otro ejemplo claro es que se archiva mejor en nuestra memoria un recuerdo o un conocimiento que ha ido acompañado de una carga emocional fuerte que el que no ha tenido este refuerzo. Los recuerdos pueden tener una gran influencia en la estrategia educativa.

El cerebro de los niños es muy maleable, ¿y el de los adultos?

El de los adultos, aunque nos parezca mentira, sigue transformándose con cada experiencia. El mejor ejercicio son las relaciones sociales saludables porque, ante todo, somos seres sociales.

Hay estudios que aseguran que hacer sudokus y crucigramas pueden rejuvenecer el cerebro hasta diez años.

Por supuesto que esta actividad tiene unos claros beneficios en relación a tareas como la atención, la memoria y el razonamiento. Pero se hacen en solitario y unas relaciones sociales saludables es la forma en que podemos vivir mejor y más tiempo.

¿Somos más emocionales o más racionales?

Más emocionales, nuestro cerebro es un órgano de conocimiento más emocional que racional. Tomamos las decisiones de dos formas, solo emocionalmente o emocionalmente y racionalmente juntos, pero nunca racionalmente solo. Tendríamos que tener el cerebro dañado para poder decidir solo racionalmente. Hay personas que lo consiguen, pero tienen dañadas las estructuras emocionales en la corteza prefrontal.

Usted es la creadora del método Thabit, ¿en qué consiste?

Lo escribí después de haber hecho medicina y neurociencia porque me di cuenta de que conociendo nuestro cerebro podemos aprender a pensar, sentir y comportarnos de una forma diferente y mejorar nuestra existencia.

¿De dónde viene el nombre de Thabit?

Thabit es un médico árabe que murió en 1901. Era un matemático, médico y astrónomo que descubrió la estrella que lleva su nombre en la constelación de Orión. Era una metáfora perfecta para poderla acuñar, porque esta estrella es como una neurona en esa constelación perfecta que es nuestro cerebro.

¿A qué político se lo aconsejaría?

Yo lo utilizo en mi día a día para afianzar pilares como la autoestima, la coherencia entre pensar, sentir y comportarse y la aceptación. No voy a mojarme (risas).

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