Fernando García Vicente: "No dimito como Justicia por sentido de la responsabilidad"

El Justicia de Aragón no quiere opinar sobre su relevo ni sobre el perfil de su sucesor, pero se muestra orgulloso de su mandato de 19 años

El Justicia de Aragón, Fernando García Vicente.
El Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, en su despacho, el pasado día 25.
Oliver Duch

¿A qué achaca la falta de un acuerdo político para relevarle?

No lo sé. Siempre me he mantenido al margen del proceso de elección. Nunca he querido intervenir porque creo que el Justicia tiene que ser independiente. Y tiene que acertar, porque ser independiente no sirve para nada.

¿Se atreve a proponer a alguien para sucederle?

No, no. No pretendo interferir en lo que hagan las Cortes. Me parecerá muy bien en todo caso.

Por lo que veo, no le han consultado su opinión.

Ni he querido hablar con la presidenta de las Cortes ni con el señor Lambán. He pedido que me dejaran actuar sin interferencias y a ellos hay que dejarlos.

Hay un debate abierto sobre si el Justicia debe ser o no jurista. ¿Usted lo considera necesario?

Mire…. De los nueve que hay en España, contando con el Defensor del Pueblo, ocho son juristas. Y hay que decir que la Defensa europea es una señora periodista.

¿Y usted qué opina?

Hay que buscar a alguien que lo haga bien. El Justicia ni es una oenegé ni un juzgado. Hay una parte de proximidad al ciudadano, que es importante, pero luego a la hora de argumentar hay que tener argumentos jurídicos. Bueno…. La tradición en Aragón ha sido que sea jurista, pero no quiere decir que pueda no serlo.

Vamos, que quiere ser políticamente correcto.

Sí. Le cuento lo que hay.

El único candidato oficial es el juez Ángel Dolado. ¿Cree que es un buen candidato?

No voy a opinar sobre ninguno. Lo único que puedo decirle es que fue discípulo mío porque lo preparé yo. No quiero influenciar.

Lleva más de tres años en funciones. ¿No ha pensado en dimitir para forzar su relevo?

Cuando estudiaba la oposición, a mi preparador le pregunté si elegía juez o fiscal. Y me respondió que de lo que debía preocuparme era de estudiar y aprobar. Si le dijera que quiero seguir me diría usted que soy ingenuo o presuntuoso. Y si dijera que no…

Pues se lo iba a preguntar.

Como le decía, si dijera que no, haría de menos a la institución, en la que creo y apoyo en todo lo que puedo.

¿Quiere decir que por respeto a la institución no dimite?

No lo he hecho por sentido de la responsabilidad. Mi mandato terminó hace tres años, he tenido oportunidades en mi carrera y por sentido de la responsabilidad he seguido.

¿Se siente con fuerzas para volver a la Fiscalía?

Sí, sí, claro, es mi profesión. Los fiscales nos jubilamos con 72 años y aún me quedan tres. Me siento joven porque aún siento ilusión por las cosas.

La institución solo puede hacer sugerencias y recomendaciones, además de informes. ¿Es suficiente para proteger al ciudadano ante los abusos del poder?

Cuando hay un problema lo que hay que hacer es buscar una solución, cosa que no es frecuente porque en este país lo que se busca es un culpable. Yo, cuando hay problema, intento no echar la culpa a nadie porque es más fácil que la Administración me haga caso. Mi papel es darle ideas para que resuelva los problemas.

Opta por la diplomacia.

Vamos todos en el mismo barco, soy amigo del Gobierno, pero más de los ciudadanos. Intento que todo funcione lo mejor posible.

Ha conocido tres gobiernos distintos. ¿Han respondido de la misma forma a sus sugerencias?

Veo dos tendencias con el Justicia. Por una parte, cada vez es mayor la confianza de los ciudadanos en la institución, lo que me llena de satisfacción. Cuando llegué se tramitaban 800 quejas y el año pasado se cerró con 3.000. Por otra, veo que las administraciones nos contestan más y nos hacen más caso. El año pasado dejaron de contestarnos el 7% y rechazaron sugerencias otro 7%. Las instituciones más grandes nos contestan más y son los pequeños pueblos, en temas urbanísticos, los que menos. Ytodos en cuestión de impuestos.

¿La institución cuenta con los medios necesarios?

Nunca hemos dejado de hacer nuestro papel por falta de medios. Es una institución austera, le costamos a cada aragonés lo que vale un billete de tranvía. Nos quitaron dos asesores hace dos años, pero al acabar el año no tenemos ninguna queja pendiente.

¿Cómo dejará la institución tras 19 años?

No sé aún cuándo lo voy a dejar. (Risas).

Tiene razón. Me refería a cuando se vaya, en el momento en el que se pacte un sucesor.

La he hecho más visible, he intentado aproximar la institución al ciudadano. En un origen decidí que había que llevar la institución a Huesca y a Teruel, donde acude un asesor varios días a la semana. Y dí un paso más hace años con las comarcas, acudiendo cada quince días a una de ellas. En ese tiempo me he reunido con unas 780 personas.

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