Gemelos en el aula, ¿mejor juntos o separados?

Aumentan las quejas de los padres por la tradición de los colegios de separar a los hermanos mellizos en clases diferentes. Dos casos han llegado ya al Justicia de Aragón.

Los auxiliares de educación especial son un apoyo para los alumnos con discapacidad.
El número de gemelos y mellizos en las aulas aragonesas es cada vez más elevado
Guilermo Mestre.

La escolarización de hermanos gemelos o mellizos y la decisión de ponerlos juntos en la misma clase o separarlos puede parecer, a priori, un tema menor, pero de banal no tiene nada.

Hay familias que viven este proceso con gran tensión y angustia y si la decisión final del colegio no coincide con el deseo de los padres, el asunto puede acabar en los tribunales (como ha ocurrido ya en Extremadura).

En Aragón todavía no ha llegado la sangre al río y los jueces no han tenido que pronunciarse sobre este tema, pero son muchas las familias que han peleado en los últimos años para que sus niños gemelos o mellizos estén juntos en el aula.

La tradición en los centros educativos españoles es que los hermanos no estén en la misma clase y lo habitual es que los colegios los pongan en aulas diferentes sin tener en cuenta los deseos o la opinión de las familias.

El Departamento aragonés de Educación no tiene nada regulado sobre la escolarización de los hermanos gemelos; no hay una normativa específica –explican desde la Consejería– ya que se prefiere que sean los propios centros docentes los que hagan las agrupaciones de alumnos en función de sus criterios y de sus proyectos educativos.

No hay nada escrito, pero los colegios aragoneses tienen por norma, en general (como en el resto de España), separar a los niños. No es un capricho. Los equipos (docentes, orientadores, psicólogos...) consideran que es mejor esta fórmula para permitir que los pequeños desarrollen su propia personalidad sin ser dependientes de sus hermanos.

Lo que no quita para que, en aras de la autonomía de los centros, también haya colegios que tengan en cuenta la opinión de los padres y si estos prefieren que los menores se escolaricen juntos acepten ponerlos en el mismo aula. Pero son los menos.

Sea como fuere, cada vez son más los padres que, si discrepan con el criterio del colegio de separarlos, muestren abiertamente su oposición y remueven Roma con Santiago hasta lograr que se tenga en cuenta su opinión.

Puede que este fenómeno haya ido a más en los últimos años por el hecho de que cada vez son más numerosos los partos múltiples y es cada vez más frecuente ver que en un colegio se matriculan varias parejas de mellizos o gemelos, algo excepcional hace unas décadas.

Según los datos facilitados por el hospital Miguel Servet, que atiende a la mayoría de estos embarazos múltiples (calculan que el 80% pasa por este hospital), desde 2013 se han registrado 693 partos gemelares, lo que da un total cercano a los 867 si se suman los atendidos en otros centros hospitalarios aragoneses.

Al Justicia de Aragón, que suele ser un buen detector de las preocupaciones e inquietudes ciudadanas, han llegado en pocos meses dos casos: ambos referidos al curso 2017-2018. En uno se emitió sugerencia, el otro se resolvió antes de que finalizara la tramitación del expediente.

En las dos situaciones, los colegios acabaron aceptando los argumentos paternos y los menores están siendo escolarizados, tal y como pedían las familias, en la misma clase.

La opinión del experto

Juan Antonio Planas, presidente de la Asociación Aragonesa de Psicopedagogía, dice que esta consulta (gemelos/mellizos, ¿mejor juntos o separados en el aula?) es "recurrente". "Hace años –apunta–, encontrar a varias parejas de gemelos en un colegio era rarísimo. Ahora no es excepcional: cada vez hay más".

Como profesional de la psicopedagogía, Planas afirma que, como criterio general, es mejor que los niños estén separados. "Porque cada uno debe desarrollar su propia personalidad –dice–. Y si los padres los visten igual, tienen las mismas costumbres, van a la misma clase... no se facilita la individualidad. Nosotros vemos que separarlos tiene más ventajas que inconvenientes".

Ahora bien, también reconoce que "una cosa es la generalidad y otra, cada situación particular". Por lo que entiende que este criterio no puede ser un dogma, sino "flexible", y que los centros deben consultar a los padres.

"Lo mejor es que los colegios y las familias lo acuerden. En realidad, al centro lo mismo le da que estén juntos que separados. Por eso, lo mejor es que el colegio lo hable con las padres".

Lo que no ve necesario es que se regule desde la Administración: "En mi opinión, sería peor. Es mejor que no haya una norma rígida y que se analice caso por caso, en unión con la familia".

"Como criterio, yo recomiendo que se confíe en los centros –concluye– que haya diálogo". Aunque apela a la flexibilidad "porque hay familias que, por organización o porque creen que es lo mejor para sus hijos, prefieren que los niños estén juntos. Y esto también hay que tenerlo en cuenta".

La opinión de las familias

La petición más escuchada a los padres de niños gemelos o mellizos que deben enfrentarse a la escolarización de sus hijos pequeños es que no se generalice, que cada caso sea analizado de manera individual, ya que puede haber hermanos a los que les convenga estar separados y otros que evolucionen mejor si están juntos: "Esto no puede ser café para todos", argumentan. Y piden que se tenga en cuenta la opinión de los padres para que puedan intervenir en esta decisión que afecta a niños de 3 o 4 años.

Sobre todo, para evitar tener que recurrir a fórmulas tan drásticas como un tribunal de justicia, tal y como ha ocurrido recientemente en Extremadura, donde un juez ha dado la razón a unos padres en su lucha por conseguir que sus hijos mellizos fueron a la misma clase, después de que esta petición fuera denegada por la Administración educativa de esa comunidad.

En la sentencia, dictada por el Juzgado de lo Contencioso Administrativo nº 1 de Badajoz, el juez recoge que la separación de los niños debería "estar consensuada con los padres, que son los que conocen a sus hijos y son los principales responsables de su educación".

Además, apunta que estos supuestos deben ser analizados "en cada caso particular para tomar la mejor decisión" para los niños y las familias.

En Aragón, de momento, las quejas no han llegado a los tribunales, pero sí al Justicia de Aragón. Alba, madre de mellizos (una niña y un niño de 3 años) es una de las dos que ha recurrido hasta ahora a esta institución después de seguir los trámites administrativos oportunos, sin lograr que se atendiera el deseo de la familia de que se escolarizaran en el mismo aula.

Ella alega que sus hijos, lejos de anularse uno al otro en su personalidad, "se refuerzan, se sienten mejor juntos. Les da seguridad y confianza sentir a su hermano cerca". Es más, asegura que tuvieron claro que debían seguir hasta el final con su petición de que los niños fueran juntos a clase cuando empezaron a notar que los críos modificaba su comportamiento y actitud en casa.

"El niño empezó a tener miedo y por las mañanas no quería ir al cole; volvió a hacerse pis en la cama. Y la niña se retrajo y dejó de contarnos cosas de su colegio". "Nos asustamos y hablamos con el pediatra que nos dijo que la única explicación a estos cambios era el colegio".

Beatriz, que tiene dos niñas gemelas, tuvo más suerte. En su centro le dieron la posibilidad de elegir y la familia prefirió que fueran separadas. En su caso, una de las niñas ‘tira’ mucho de la otra y los padres consideraron que era mejor para su formación que estuvieran separadas. "Pero nos preguntaron y nos dieron la opción de que fueran juntas o separadas –dice–. Y eso es lo bueno y lo lógico porque con 3 añitos que tienen las niñas, los que las conocemos somos los padres".

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