Heraldo del Campo

"Ganarte la vida en el pueblo es difícil, pero era nuestro sueño"

La envasadora Paté de L’Ainsa, ubicada en la localidad oscense del mismo nombre, saca al mercado anualmente 90.000 unidades.

Cristian Hernández y su mujer Rosa Gómez, de la empresa Paté de L'Ainsa.
Cristian Hernández y su mujer Rosa Gómez, de la empresa Paté de L'Ainsa.
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En la carta de presentación que cuelga de su página web, Cristian Hernández y su mujer Rosa Gómez definen muy claramente la filosofía de su empresa Paté de L’Ainsa: «Artesanos, de alta montaña, porque hemos cambiado la ciudad por el medio rural. Un producto que trabajamos con nuestras manos, lata a lata».

Un mensaje que transmite la filosofía de trabajo de este matrimonio que, hace unos años, como consecuencia de la crisis del sector del metal, campo en el que trabajaba Cristian, decidió arriesgarse y apostar por lo que verdaderamente les motivaba: vivir en el campo y trabajar con sus manos.

«A nosotros nos encantaba el Pirineo, sobre todo la zona de la comarca de Sobrarbe, porque habíamos pasado muchos fines de semana en Aínsa y en todo el valle de La Fueva. Así que decidimos arriesgarnos y nos vinimos a vivir aquí», apunta Cristian.

Empezaron haciendo mermeladas caseras y envasando los productos que obtenían de la matacía. El proyecto de poner en marcha una fábrica de patés surgió meses después, por casualidad, al conocer al propietario de un obrador cárnico, ubicado en Aínsa. Una persona mayor que se jubilaba y que les ofreció la posibilidad de quedarse con el negocio.

«Teníamos experiencia en la elaboración de productos cárnicos artesanales, y esta propuesta nos llamó la atención y nos entusiasmó, pero tardamos seis meses en decidirnos del todo -explican-. Ganarte la vida en un pueblo es difícil, pero era nuestro sueño y la oportunidad de asentarnos en este territorio y así lo hicimos».

El proyecto arrancó en enero de 2012 y, desde ese momento, Paté de L’Ainsa se ha convertido en un referente en patés artesanos de alta montaña, con nueve variedades elaboradas con diferentes materias primas, como cerdo, ciervo, jabalí, pato o perdiz, entre otras.

«Compramos los productos a distribuidores de la provincia de Huesca, excepto el pato, que lo adquirimos en granjas francesas, donde hay una gran tradición», aclara.

Después comercializan el producto envasado en tiendas y carnicerías especializadas, sobre todo de Aragón, Cataluña, Valencia, Madrid y País Vasco, además de las ventas que realizan a través de su página web http://patedeainsa.es.

«Producimos una media de 90.000 unidades de paté que se venden a lo largo de todo el año, sobre todo en fechas próximas a la Navidad, lo que hace que nuestro periodo de mayor actividad arranque a mediados de julio», aclara Cristian. Él avanza que en un futuro van a trasladar el obrador a Pineta y a lanzar una nueva gama de productos exclusivos, trabajando con carnes más selectas, tanto en conserva como embutidos».

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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