Silvia Porras, zaragozana de 42 años, trabaja en la Administración pública y es cuidadora ocasional de perros. Algunos fines de semana o en vacaciones cuida a uno o dos perros pequeños en su casa. "Siempre me han gustado mucho los perros y hace dos años empecé como canguro de perros. Cobro por el cuidado, pero lo hago como un hobby, no como un trabajo. Gano menos de 100 euros al mes con esta actividad". Silvia es ejemplo de una nueva actividad o profesión que va a más en los últimos años y sobre la que hay lagunas legales, como ella misma acaba de vivir.

"Di todos los pasos posibles para regularizar mi actividad. Me di de alta como empresaria de cuidado de mascotas en la Agencia Tributaria y hago facturas cada vez. Pregunté en la Seguridad Social si me tenía que dar de alta como autónoma, pero me dijeron que no porque mis ingresos eran escasos, es un trabajo ocasional y no es mi ocupación principal. Pedí una solicitud de compatibilidad en mi trabajo. Y hablé con el administrador de mi comunidad de vecinos", relata.

En marzo del año pasado, la Asociación Aragonesa de Centros Caninos le denunció. Silvia pasó los controles de los inspectores de la Agencia Tributaria, la Seguridad Social y la Policía. La Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Zaragoza le pidió entonces que solicitara una licencia de actividad económica. "Pedí la licencia y para mi sorpresa no me la dieron. Además, me pusieron una multa de 600 euros por no tener licencia. Un despropósito", cuenta Silvia, que decidió recurrir al Justicia de Aragón en julio.

"He seguido todos los pasos legales y me deniegan el ejercer de cuidadora de perros en mi casa cuando hay miles de personas en España que lo están haciendo de forma ilegal. ¿No sería mejor conceder una licencia a quien quiere actuar de forma legal? Además, es incongruente con los principios más elementales del derecho administrativo sancionador tratar de imponer una sanción por no haber solicitado licencia de actividad al mismo tiempo que se deniega la solicitud de licencia", argumentó ella ante el Justicia.

Y el Justicia le ha dado la razón. Primero, pidió en noviembre al Ayuntamiento que anulara la sanción impuesta, que le otorgaran al menos una licencia provisional y que se estudiara la conveniencia de regular mediante ordenanza municipal el ejercicio de actividades similares. También pedía al Gobierno de Aragón que adaptara la Ley de Protección Animal al cuidado doméstico de perros.

A finales de diciembre, el Justicia se puso en contacto con Silvia Porras para comunicarle la respuesta del Ayuntamiento. Urbanismo reconsidera su postura: anula la sanción y deja claro que no hace falta ningún tipo de licencia urbanística para esta actividad. Al tratarse del cuidado ocasional de solo un perro o dos no puede considerarse ni una guardería canina ni un núcleo zoológico (para los que sí harían falta licencias). El Ayuntamiento no le ha comunicado aún la decisión directamente a la afectada.

"Estoy contenta y aliviada por que se haya resuelto la situación. Era absurdo. Yo solo quería hacer las cosas legalmente. Con internet se ha abierto un mundo a nuevas profesiones como el cuidado de perros. La Administración va por detrás. Debería regular y no poner trabas", reflexiona Silvia.

Entre 10 y 20 euros al día por cuidar de tu perro

Silvia se ofrece en internet como cuidadora de perros. "Cuido a los animales en mi casa como si fueran míos. Los dueños me dan pautas de alimentación, paseos y otras indicaciones. Yo les mando fotos y estamos en contacto por whatsapp. Esta actividad se basa en la confianza. Hay mucha gente que no quiere dejar a sus perros en una guardería", explica.

Ella no es la única. En Zaragoza hay más de un centenar de cuidadores de perros que se anuncian en dos portales: Gudog.es y Dogbuddy.es. Ofrecen "un ambiente cálido y familiar como alternativa a las residencias caninas". Hay servicios de paseo (entre 6 y 10 euros), guardería de día (entre 8 y 15 euros) y alojamiento en el domicilio del cuidador (entre 10 y 20 euros la noche).