Belenes, Reyes Magos y vídeos de 'lifestyle'

Cambian los tiempos, evolucionan las ideas, el estilo de vida... pero hay tradiciones que, aunque amenazadas, perviven y se transmiten, afortunadamente, de generación en generación.

Teresa Sanz, youtuber, y Agustín Ubieto, historiador aragonés
Belenes, Reyes Magos y vídeos de 'lifestyle'
Aránzazu Navarro

Aunque afirman que son muchas las cosas que les unen, demasiadas Navidades les separan, casi 60. Al historiador aragonés Agustín Ubieto, padre de la Universidad de la Experiencia, entre otras muchas cosas, le preceden el prestigio y el reconocimiento personal y profesional; a la zaragozana Teresa Sanz, ‘youtuber’ e ‘influencer’ de moda, unos 190.000 adolescentes y jóvenes la siguen y persiguen en You Tube y casi otros tantos en Instagram. Con apenas 20 años –poco tiempo para grandes cambios–, mantiene intacto el argumentario navideño: el calor de las reuniones familiares, el amor por las tradiciones, la solidaridad..., aunque dice que, antes, le hacían más ilusión los regalos, los juguetes; porque, ahora –habla la ‘youtuber’–, "la Navidad se ha convertido en puro consumismo". Y lo sabe porque lo vive: las marcas de moda se vuelcan en la campaña navideña y "requieren más de mi trabajo como ‘influencer’ que el resto del año". Y detecta una actitud mucho más consumista y materialista, cuando las niñas le preguntan: "Teresa, y tú, ¿qué te pedirías para esta Navidad". Lo importante es qué te van a regalar para Reyes o Papá Noel. Por eso, Teresa, saturada por todo lo que recibe de las marcas para promocionarlo en sus vídeos –sus amigas llevan meses sin comprar maquillaje– no quiere ningún regalo; lo que de verdad desea, estos días, es estar con la gente que quiere y la quiere.

De los más de 400 euros que los aragoneses gastaremos por familia, en regalos, esta Navidad, Agustín Ubieto –que reniega del consumismo y rehúye los centros comerciales– no piensa gastar "ni cinco", es un decir, claro. "¿Cómo que si hago regalos? En Reyes, no antes, ¿eh? Regalos sí, pero prácticos", dice. Cada 6 de enero, hijos, sobrinos... de Agustín reciben una bolsa. "Las madres, con una botella de aceite de oliva del Bajo Aragón; y, luego, meto pequeños detalles: unas pinzas para cerrar la bolsa de las patatas fritas...". "Mi generación regala todo digital y electrónico –interviene Teresa–. Aprovechas para echarle un poco de morro y pedir regalos más caros: cambiarte de móvil, un ordenador nuevo, una cámara...".

En casa de Agustín se pone el Belén y entran los Reyes Magos –en la de Teresa también–, pero no hay cabida ni para el árbol de Navidad ni, por supuesto, para Papá Noel. "Pertenecemos a una sociedad judeocristiana –explica Agustín– y, por mucho que nos empeñemos, seamos creyentes o no, hemos crecido con esas raíces".

Un hombre de Alabama

Piensa –en alusión a la ‘invasión’ norteamericana– que quieren des-enraizarnos, y se resiste: "Hay que innovar, sí –afirma–, si no, estaríamos todavía en las cavernas; pero hay tradiciones que van con nuestras raíces. Y yo no quiero ser un hombre de Alabama. Quiero seguir siendo quien soy". Teresa asume los efectos de la globalización y los ‘pecados’ del capitalismo, pero tanto ella como muchísimos jóvenes de su edad, aunque fieles a las costumbres navideñas de sus orígenes, tienen "un referente, que es USA".

En Aragón, ese llamado ‘espíritu de la Navidad’ se alimenta de sus belenes. Y Agustín Ubieto los conoce bien. "Sin que nadie se ofenda –dice–, un belén bonito y espectacular: el de Monzón". "Se ha convertido en ejemplo para el resto de la zona. Y, ahora, como se imponen las representaciones teatrales, los hay hasta de carne y hueso. En Aragón hay 160 pueblos que hacen algún tipo de recreación, la mayoría ambientadas en la Edad Media". No puede evitar traer a la memoria "aquellos belenes que hacíamos con escorias de las máquinas del tren –por la profesión de mi padre, he vivido en muchas estaciones ferroviarias–. Con ellas, hacíamos las montañas, que luego llenábamos de nieve con harina". "Y es que todo ha cambiado tanto...", sentencia Agustín, que se precia de haber pasado muchas Navidades en el pueblo, tan diferentes a las que se vivían en una ciudad. "No tenían nada que ver –matiza, no sin cierta nostalgia–. Era la época de reunirnos todos en el pueblo, porque durante el resto del año cada uno andaba por su lado. Hasta a la gente que vivía en América se le ocurría volver a casa por Navidad y no en primavera". "Ahora, te da lo mismo estar en un sitio que en otro, todo se ha uniformizado: la misma tele, los mismos mensajes...". "Aunque en Navidad, como estás en familia, la televisión todavía se queda más al margen que de costumbre, justo las uvas y poco más".

Tres veces al año

A Teresa tampoco le entusiasma la televisión: "La enciendo tres veces al año –precisa–, para las uvas, el discurso del Rey y el programa especial de José Mota". "Yo soy ‘milenial’ y no disfruto con la televisión. Soy más de las nuevas plataformas audiovisuales, de You Tube, Instagram...". Ahora, además de estudiar para sus exámenes –cursa la doble titulación de ADE y Derecho–, Teresa está preparando para sus ‘followers’ varios vídeos sobre estilismo para lucir en Nochebuena y Nochevieja, una guía de regalos y una reflexión sobre todo lo que ha aprendido en 2017 de sus miles de seguidores y las redes sociales, que son, como ella misma reconoce, su "auténtica inspiración".

"¡Ya me gustaría a mí, ya, dominar así las nuevas tecnologías!", interviene Agustín, pero me doy miedo". Tras alertar a Teresa sobre la fiabilidad de muchísimos de los contenidos que se encuentran de internet, cede la ternura y salta el investigador: "Por ejemplo –argumenta Agustín–, imagínate a grupos de personas mayores trabajando en los archivos de los pueblos, buscando datos concretos –seísmos ocurridos en Aragón, sin ir más lejos, que ha habido muchos y pocos lo saben–". "¡Me vas a tener que enseñar, Teresa!".

En plena euforia consumista, que llevará incluso al 14% de las familias españolas a recurrir a préstamos y créditos para salir airosas de las celebraciones navideñas, ambos abogan por recuperar el verdadero espíritu de la Navidad y apelan a la solidaridad: ella es voluntaria todo el año en una organización que atiende a personas con diversidad funcional; él colabora con Unicef, aunque maneja un concepto de solidaridad más amplio que pasa por ayudar a jóvenes investigadores a publicar sus trabajos o por organizar jornadas y más jornadas para que aprendan. "El verdadero espíritu de la Navidad también es que todo esto pueda ocurrir", asiente.

El puente de Agustín

Esta Navidad, como siempre, Agustín elegirá un puente, "este año –aclara– será el de Miravete de la Sierra, en el Maestrazgo turolense, precioso", para felicitar a todos los suyos, incluidos los miembros de Agraluz, la Agrupación de Antiguos Alumnos y Amigos de la Universidad de Zaragoza, en la que fue, entre otras muchas cosas, vicerrector de Extensión universitaria. Un puente, que ya conocen todos sus amigos como ‘el puente de Agustín’, "para que nos lleve felizmente al año 2018". ¿Y Teresa? Ella es más de Whatsapp para felicitar las fiestas: "Hace la misma ilusión que recibir una felicitación navideña, y tenemos que aprovechar los medios que nos frecen las nuevas tecnologías, más acordes con la sociedad de hoy". Lo dicho: demasiadas Navidades les separan.

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