El camino a Belén pasa por Calatayud

Los 200 participantes del belén viviente del colegio Salvador Minguijón emocionan al barrio de la Puerta de Soria.

Los alumnos recrearon ayer varias escenas bíblicas en la bilbilitana plaza de la Leña.
Los alumnos recrearon ayer varias escenas bíblicas en la bilbilitana plaza de la Leña.
Macipe

Armaduras abrochadas, lanzas y tambores preparados, cascos en su sitio. Son los últimos retoques previos a la primera escena del belén viviente del colegio público Salvador Minguijón de Calatayud, un acto que se celebra desde hace 31 años. Minutos antes de las 11.30 –hora oficial de inicio– Antonio Andrés, exdirector del centro jubilado hace 8 años e impulsor de esta cita, daba las indicaciones. El redoble de los tambores del escuadrón romano anunciaba entonces la obligación de que todos los ciudadanos fueran a empadronarse.

Una decena de localizaciones y casi 200 personas implicadas participan en esta tradición, que se celebra cada víspera de las vacaciones navideñas. La representación se extiende por varios rincones del barrio bilbilitano de la Puerta de Soria durante dos horas. "Lo empezamos a preparar en noviembre, que es cuando se reparten los papeles y se ensaya hasta el día de hoy. Es una verdadera fiesta para todos y en la que participa más del 80% del alumnado", explicó la actual directora del centro, Raquel Cihuela.

"Es muy chulo y me gusta participar en algo que ha sido así durante muchos años", reconocía la alumna Judith Bautista. "En los ensayos no estaba nerviosa, pero ahora con tanta gente, sí", confesaba Yosera Ahuad, de 11 años.

En las casas de los vecinos

"Es mucho trajín, pero contamos con la ayuda del profesorado, los miembros de la Ampa, el Ayuntamiento y muchos vecinos del barrio", señalaba la responsable del Salvador Minguijón. Ella fue la encargada de recoger el testigo que dejó Antonio Andrés. "Tenemos que continuar un trabajo en el que todos participan con ilusión", reconoció el antiguo director, quien subrayó que "los niños se lo pasan bomba y es algo que tiene mucha aceptación en el barrio".

Prueba de esa implicación del entorno es que tres de las posadas son casas de algunos vecinos, como la de Ivina Marta, donde José y María sobre el burro se dirigen en primer lugar en busca de alojamiento. "Desde que mis hijas, que ahora tienen 41 años, estuvieron en el colegio, prestamos la casa", explicaba ayer esta bilbilitana. "Sigo participando porque mis hijas se han criado aquí y le tengo mucho cariño a mi barrio. Así que cuando me llama don Antonio, siempre le digo que mi casa está a su disposición", añadía.

Desde la casa de Ivina, la trama se trasladó hasta el lavadero, abierto para la ocasión, acompañada por un séquito de espectadores. Vecinos, padres que pidieron fiesta en el trabajo e incluso compañeros de otros centros. Una vez que los protagonistas encontraron acomodo, el patio del colegio volvió a centrar la acción con las escenas de la anunciación y la visita de los Reyes Magos a Herodes. "Son días en los que hay mucho trabajo y compromiso para preparar trajes, escenarios y demás detalles", apuntaba María Luisa García, conserje del centro. Por su parte, Ana Jerez, presidenta de la Ampa, decía: "Estamos para ayudar, para ver si falta algo o hay que arreglar alguna vestimenta".

La última de las escenas, en la que se incluye el nacimiento y la adoración, se desarrolla en una pequeña cueva frente al centro. "Este año tenemos niño Jesús de carne y hueso, que no es algo que sea muy habitual", explicaba Chon Serrano, una de las madres. Con los aplausos del público se ponía el colofón a la obra y los más pequeños ya aguardan la representación del próximo año.

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