Heraldo del Campo

Un hombre bueno, orgulloso ganadero y mejor sindicalista

José Luis Iranzo, nieto del 'Pastor de Andorra, era también un gran amante de la naturaleza y un entusiasta montañero.

José Luis Iranzo era también miembros de la ejecutiva de UAGA y nieto del 'Pastor de Andorra'.
José Luis Iranzo era también miembros de la ejecutiva de UAGA y nieto del 'Pastor de Andorra'.

Conocí a José Luis Iranzo en 2002. Tenía poco más de 20 años y ya le ponía voz a los intereses y reivindicaciones de los agricultores y ganaderos aragoneses desde su cargo de coordinador del área de Jóvenes de la organización agraria UAGA.

Resultó fácil escuchar lo que ya entonces tenía que decir, porque no solo conocía el sector «desde la cuna» -nieto e hijo de ganaderos-, como él mismo decía, sino porque con sus argumentos era más sencillo comprender por qué hay quienes se dedican con orgullo a esta profesión tan incomprendida a veces, tan poco reconocida las más.

Turolense, y a mucha honra, agricultor y ganadero, oficios que vivía y defendía con pasión, Iranzo tenía madera de líder, y aunque fueron muchas las ocasiones en las que me atreví a preguntarle -casi desearle- cuándo sería el líder de la organización agraria a la que pertenecía, él siempre evadía la contestación como si le sonrojara hacerle merecedor de tal cargo.

El tiempo corroboró esta impresión. En 2006, José Luis Iranzo se convertía en el responsable de las Juventudes de la Coordinadora de Organizaciones Agrarias y en 2009 se incorporó a la Comisión Ejecutiva de COAG, organización en la fue responsable de los sectores ganaderos, de olivar y frutos secos.

En 2012, los medios de comunicación hablábamos de «un joven pastor de Teruel» que iba a representar a 850.000 explotaciones de ovino y caprino de la UE ante las instituciones comunitarias. Era José Luis Iranzo, que había sido elegido en Bruselas vicepresidente del grupo de trabajo ovino-caprino del COPA-Cogeca, tras recibir el respaldo mayoritario de las distintas organizaciones agrarias europeas. Bromeamos con eso de «joven pastor de Teruel», pero él estaba tan orgulloso de serlo que no le molestaba que se olvidaran de recordar su formación como técnico de explotaciones agropecuarias.

Una trayectoria profesional en la que aún quedaba mucho camino por recorrer. Pero José Luis se ha ido. Un asesino acabó a tiros con su vida y con la de los dos guardias civiles -Víctor Romero y Víctor Jesús Caballero- que lo buscaban la tarde del miércoles por las masías entre Albalate del Arzobispo y Andorra después de que el pasado 5 de diciembre hiriera de gravedad, también por disparos, a otros dos ciudadanos.

Su crimen ha regado de dolor y profunda pena todo el campo español, especialmente a la familia de UAGA, de la que actualmente era miembro de su Comisión Ejecutiva, porque Iranzo, de 39 años, casado y con un hijo, era un hombre bueno, muy querido y respetado, trabajador incansable, con ideas claras y fuerte genio para defenderlas. «Lo mejor de lo mejor», dice de él su secretario general, José Manuel Penella.

Hasta siempre amigo -déjame llamarte así- y allá donde estés sigue velando por este sector agrario que tanto va a echarte de menos. Descanse en paz.

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