Subida al Trinidad, cima de la sierra de Sant Just

Recorrido circular desde Escucha por el PR-TE 113 al Trinidad, punto más elevado de la sierra de Sant Just, asomándonos antes al mirador, recorriendo su gran planicie y visitando la ermita.

Vista de Escucha desde el mirador.
Vista de Escucha desde el mirador.
Chema Tapia

En una depresión del terreno, entre la Muela de Montalbán al norte y la sierra de San Just al sur, se encuentra la localidad de Escucha que, tras un activo pasado vinculado a la minería, lucha por sobrevivir. Su Museo Minero ofrece la visita a una mina auténtica que, con sus 200 metros de verticalidad, es la de mayor profundidad que puede ser visitada por el público en Aragón. Justo de la puerta de sus instalaciones parte el sendero PR-TE 113, una ruta circular que nos va a conducir a la sierra de San Just. El vértice geodésico que lleva su nombre, de 1.523 m de altitud, no es el punto más alto de la sierra. Para alcanzarlo hay que ir hasta el Trinidad, de 1.547 m.

Partimos del aparcamiento del Museo Minero para engancharnos ya a las marcas del PR-TE 113, unas marcas blancas y amarillas que acusan el paso del tiempo. Los primeros cientos de metros se hacen por el canto de una vieja carretera, la N-420a, ya en desuso. Se cruza un barranco y rodea una vieja torre, que forma parte de ese paisaje de arqueología minera. Dejando esta vieja carretera a la derecha, las balizas nos meten por un ancho camino, que pasa por las proximidades de la mina Concepción.

Todo en muy ligero ascenso, hasta que nos enfrentamos a un canalizo por el que, ya más empinado, el camino se vuelve sendero. Un sendero que va jugando al despiste con la pista, que en ningún momento nos ha ocultado el imponente paredón de este anticlinal, y que tras pasar junto a viejos corrales, finalmente nos sube hasta el mirador, desde donde podemos contemplar este paisaje. Callado paisaje, labrado por viejos y abandonados bancales que ponen de manifiesto los usos tradicionales del terreno. El día de la excursión las nieblas circulaban libremente por el fondo de los valles, dándoles un aspecto singular, como bufandas etéreas que quisieran proteger a las montañas.

Una vez encaramados a esta loma de San Just, seguimos la dirección de los indicadores, que nos llevan hacia el sur, topándonos con el camino de Escucha a Mezquita de Jarque, que cruzamos para acercarnos hasta la ermita que comparte nombre con la sierra. Se trata de un edificio de tamaño medio, datado en el siglo XVIII, que se halla junto a un gran círculo de piedras que no cuesta imaginarse lleno de visitantes en torno a una buena merienda. Pero eso será en momentos con mejor temple. Nosotros volvemos sobre nuestros pasos hasta ese camino, que ya no abandonamos, y que es el de Escucha a Mezquita de Jarque, dejando a la izquierda lo que queda del antiguo mesón de San Just. En sus proximidades abandonamos el camino a Mezquita, que ya va buscando el barranco de la Umbría del Buitre, que se nos abre a la derecha.

Vamos un tanto alejados de la cornisa, en la que dejamos atrás el vértice geodésico que lleva el nombre de la sierra pero que, como decíamos, no es el punto más alto de ella, lo es otro vértice geodésico de nombre Trinidad. Lo alcanzamos saliéndonos de la pista para acercarnos a esa misma cornisa, donde se encuentra junto a una vieja garita de vigilancia de incendios. La vista que se nos abre es extraordinaria. Hacia el norte, a nuestros pies, esa depresión en la que Escucha es el protagonista; la Muela de Montalbán, y una sucesión de sierras que configuran este singular paisaje; debajo de nosotros, bancales otrora humanizados, y que quedan como vestigios de una forma de vida ya desaparecida. Por el sur, sierras y más sierras, destacando en lontananza las montañas nevadas de los techos de la provincia. Al oeste, Utrillas. Y al este, un poco más alejado se ve humear la imponente chimenea de la central de Andorra, contando ya las horas. Y a uno y otro lado, en el borde de la cornisa, sin la menor muestra de vértigo, modelando el viento, una serie de aerogeneradores, que además de ser molinos, son gigantes, mi señor.

Abandonamos la cornisa para incorporarnos a la pista que traíamos, que va buscando un hueco para emprender ya la bajada por una secundaria, dejando que la principal vaya hacia el punto neurálgico del parque eólico. Nos metemos ya de lleno en el paco, la temperatura y lo blanquecino del suelo lo indican. Unas zetas nos van bajando para salvar las primeras rampas, y luego, ya más suave, nos llevan por entre antiguos campos de labor con sus corrales espaldados. Se va apreciando ya un túnel de la vieja línea Teruel – Alcañiz, que no se llegó a terminar, truncando así las ilusiones de los habitantes de la veintena larga de poblaciones por las que estaba proyectado su trazado. Nuestro camino nos lleva a él, pero sin entrar, las señales nos bajan a la derecha, por encima de un barranco en el que reposan un buen número de chopos cabeceros, para pasar por el corral de la Ortiga, y el camino del mismo nombre, pasando por el polígono industrial y llegando a Escucha.

DATOS ÚTILES

Tipo de recorrido: circular

Distancia: 17 km

Horario: 3 h 25 min.

Dificultad: media-baja.

Desnivel +/-: 675 m.

Época recomendada: todas.

Acceso: desde Zaragoza, por la N-232 y la A-222 por Belchite, Lécera y Muniesa hasta el cruce de Montalban, para seguir por la N420 hasta Escucha. Desde Teruel por la N-420, por Alfambra y Mezquita de Jarque hasta Escucha.

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