Aguarón: desfile de notas desde los cinco continentes

Eugenio Arnao, músico del barrio de Torrero, inauguró en 2006 un gran museo de instrumentos populares en Aguarón, la localidad que le alberga desde hace tres décadas.

Eugenio Arnao, enmarcado en la puerta que separa dos de las salas temáticas de La Casa del Gaitero.
Aguarón: desfile de notas desde los cinco continentes
Laura Uranga

El hermoso chicotén que cuelga de la pared en una de las estancias de La Casa del Gaitero de Aguarón lo hizo Flip, miembro de la siempre recordada banda aragonesa Ixo Rai!, consagrado al rescate de instrumentos tradicionales en desuso. "¿Os gusta? Solo se usaba en Yebra de Basa, en romería; lo reconstruyó de crío y me lo regaló". Cada palabra de Eugenio Arnao sobre la aventura emprendida en Aguarón con este museo, dedicado a la música popular del mundo, está preñada de emoción. La próxima primavera, el espacio –que exhibe más de 900 piezas y va rotando material, ya que su fundador almacena otras 2.000– cumplirá doce años de existencia para deleite de melómanos, disfrute académico de escolares y orgullo del pueblo que lo alberga. Eugenio es percusionista, nacido en el barrio de Torrero, miembro de La Banda del Canal –la que no toca bien ni toca mal– desde siempre y sempiterno compinche de Pepín Banzo en varios proyectos: ambos compartieron tablas en La Orquestina del Fabirol y fundaron La Libertina, el más curioso de todos. "La Libertina es un poco marca personal, cuando empiezo un grupo de cualquier tipo y no sé cómo llamarlo, se convierte en La Libertina", explica Eugenio.

La lista de proyectos en los que Eugenio se ha alineado desde sus inicios en los primeros setenta, ya sea como fundador o en colaboración, es inmensa: supera el medio centenar de referencias. Allá van algunas: A Contrapalo (trío de txalaparta con su hijo Daniel y con Eugenio Gracia), Dulzaineros del Bajo Aragón, La Birolla, Titiriteros de Binéfar, El Silbo Vulnerado –es compañero de instituto de Luis Felipe Alegre–, participación en la música de ‘Oua Umplute’ con Che y Moche (que ahora vuelve a la Luis Galve de Zaragoza entre el 26 y el 30 de diciembre), fue a la Expo de Sevilla con Luismi Bajén (de Biella Nuei) y Mario Gros... tocó en orquestas y bandas de rock desde los catorce años y hasta los veinticuatro; lo dejó varios años, y desde los treinta y tres en adelante ya no ha parado, con el folclor como interés principal.

Aguarón: desfile de notas desde los cinco continentes

Hay más. Eugenio pinta, esculpe, es ‘luthier’ (la caña es su material favorito), da talleres de cine y literatura (acaba de impartir uno basado en la mística de ‘El principito’ de Saint-Exupéry para alumnos de término en Primaria), coordina la revista de filias surrealistas ‘El Bote de Tena’, basada en Sabiñánigo, que se considera como una ‘despensa literaria’ del valle y trabaja en poesía visual. El 22 de diciembre, por cierto, estará en la plaza del Pilar con una muestra artística navideña armada en cajas de cerillas.

El museo que nunca cierra

Eugenio, no muy proclive al monóculo y el bombín, es sin embargo todo un Phileas Fogg cuando de viajar se trata. A pesar de ello, su museo es visitable siempre. "Cuando no estoy, lo abren Javi y Rosa, mis vecinos; quizá sea el único museo de mundo que puede abrir las veinticuatro horas si se tercia. Son unos anfitriones fantásticos: él da clases de música y mantiene la tradición de la banda municipal, y ella se entrega en las visitas cuando asume el reto".

La Casa del Gaitero divide sus estancias en instrumentos aerófonos, cordófonos, idiófonos y membranófonos. En la entrada hay una estancia dedicada a músicos de Aguarón. "Armé unos autómatas para comenzar la explicación, con cura incluido; esto era la casa del cura. Están rodeados de referencias musicales del pueblo; la orquesta Xenon, famosa en la zona y que se disolvió hace poco; el grupo de rock Los Presagios; el saxofonista de Aragonian Wally, la orquesta Los Hispanos de los años sesenta y setenta... deben tener su espacio, por lo que hicieron y hacen en Aguarón", apunta Eugenio.

Las diversas salas contienen instrumentos de todo el mundo: del Aragón profundo a Colombia, Mozambique (destaca un tambor de membrana de gacela), un gigantesco taiko del Japón, la txalaparta vasca hecha con piedras de las ostrerías de La Rochelle, piezas de Argelia, China, Perú, una zambomba de la sierra malagueña... apabullante. "Entre mis viajes y lo que me traen los amigos, ya veis... también he hecho muchos. Ahí puede verse una de mis primeras baterías, pronto cumplirá el medio siglo, porque yo tengo sesenta. Ahora es donde decís que no los aparento –suelta una carcajada– y la verdad es que la bici y la escalada me mantienen algo más joven". La casa de Eugenio está unas calles arriba: la compró en ruinas por 200.000 pesetas hace treinta años, la ha rehecho y desde hace poco cuenta con una fachada llena de dibujos de cuentos, orquestada por su amiga Lilia Íñigo.

La Casa del Gaitero tiene un patio con un pequeño auditorio hecho por Eugenio, donde se hacen presentaciones de libros, declamaciones de poesía y conciertos. Para los amigos queda el disfrute de una coqueta bodega con dos grandes barricas (que a veces le rellenan los vecinos) un pozo condonado y futbolín. "Aquí nos juntamos a tocar, comer, beber buenos vinicos Clave de Sol de Covinca, una gente que me apoya en todo lo que hago; además, en las paredes tengo la muestra gráfica de la tesis que hizo una chica de Aínsa, Cristina Mur, sobre la música y el vino".

La rotulación de las piezas expuestas en el museo es otro tema curioso. En dos de las salas es minuciosa, preciosista incluso, pero en otras brilla por su ausencia. "Igual suena a excusa, pero no lo es –afirma Eugenio con una sonrisa– porque tiene una razón de ser. Verás rótulos con tinta japonesa, manuales, con la banderita de Aragón en una esquina si son de la tierra, acompañados de ilustraciones o fotografías... pero efectivamente, en otros puntos no hay nada. Trato de no acabar todo por completo, ya que eso me daría una sensación rara; el museo no estaría vivo".

El singular talento musical de Simón Tapia-Colman

La colección de librodiscos ‘Aragón LCD’, coordinada por Plácido Serrano para Prames, editó en 2007 la obra sinfónica completa de Simón Tapia-Colman, nacido en Aguarón en 1906 y fallecido en México DF en 1993, después de un breve regreso a España en 1989, cuando visitó su pueblo. De origen humilde y dotado de un gran ingenio para el violín desde niño, recibió clases de solfeo de su padre y lecciones musicales del apodado ‘Tío Hilario el Simpático’ en Aguarón, hasta que pudo ir becado a Zaragoza para estudiar; se le tildó de niño prodigio por sus primeras actuaciones en el Teatro Parisiana. Luego marcharía a Madrid para ampliar capacidades compositivas e interpretativas. Marchó el exilio en 1939, y consiguió embarcar en Burdeos con destino a Veracruz;en México formaría una amplia familia y compartiría afanes musicales con, entre otros, el maestro Rodolfo Halffter. Fue miembro de la Sinfónica Nacional Mexicana y mantuvo durante años el programa radiofónico ‘Música de España’, además de ejercer como director de orquesta, docente universitario e investigador.

El museo de Marín Bosqued, todo un retratista del alma

Luis Marín Bosqued nació en Aguarón en 1909, estudió dibujo en Zaragoza y Madrid, se exilió en México por la guerra civil española y desarrolló en el país azteca casi toda su carrera pictórica. Regresó a Zaragoza en 1977, donde moriría diez años después; en 1986 se le otorgó la Palma de Plata de la Academia de Ciencias y Artes de París. Su hijo José Luis Marín de L’Hotellerie también desarrolló una loada carrera como pintor, aunque alcanzó mayor renombre como arquitecto. Marín Bosqued fue un adalid del retrato (son inconfundibles los ojos cegados y el hieratismo), el desnudo y la naturaleza muerta; la iconografía arquetípica del arte mexicano tiene lógica huella en su estilo, desde la estética a los gustos cromáticos. Retrató al mariscal yugoslavo Tito, Pablo Picasso, Gary Cooper o Anthony Quinn. En México trabó amistad con Luis Buñuel, Octavio Paz, León Felipe y Benjamín Jarnés, entre otros. Su museo en Aguarón (visitable con cita previa: 976 620 383) se inauguró en 1993 y tiene cuatro salas, tres permanentes con obras donadas por el pintor y una para muestras temporales.

LOS IMPRESCINDIBLES

San Miguel Arcángel

La iglesia parroquial, sita en el centro del pueblo, destaca por su impresionante fachada monumental en ladrillo, flanqueada por dos altas torres. Atesora retablos de los siglos XVI al XVIII, tallas renacentistas y un espléndido órgano.

La Banda Municipal

Fundada en 1848 por Julián Costa, han pasado por ella más de 250 músicos, y ha recorrido tres centenares de poblaciones españolas. Entre sus talentos destaca el violinista Joaquín Francés, quien la dirigió durante 45 años.

El casino centenario

Este emblemático edificio celebró sus primeros cien años de vida hace un lustro, con el reconocimiento a la alcaldía que ostenta Lucio Cucalón (una cerámica de Muel) por su apoyo incondicional. Tiene más de 400 socios.

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