Cataluña movió 11 veces las pinturas de Sijena que ahora no devuelve para evitar "daños"

Un informe técnico detalla el periplo sufrido por los frescos, que viajaron incluso a Nueva York. Aragón confía en que la joya del monasterio siga el camino de las obras de arte trasladadas el lunes.

Pinturas murales del monasterio de Sijena que se exhiben en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Pinturas murales del monasterio de Sijena que se exhiben en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.
Patricia Puértolas

Las pinturas de la sala capitular de Sijena, un conjunto románico de incalculable valor, han sido trasladadas siete veces en 60 años, entre 1936 –cuando salieron de Aragón– y 1995, y además algunos de sus plafones han viajado en otras cuatro ocasiones miles de kilómetros para participar en cuatro exposiciones en New York y Londres.

Así lo recoge el informe realizado por la historiadora Marisancho Menjón, que fue encargado por el Gobierno de Aragón y que está basado en diferentes fuentes documentales. De acuerdo al mismo, las pinturas, que fueron arrancadas de las paredes del monasterio en dos fases, en 1936 y después, en 1960, han sido trasladadas de forma completa o parcial en un total de once ocasiones desde su llegada a Cataluña.

A pesar de estos antecedentes, Cataluña se opone a la restitución del conjunto pictórico y para ello aporta decenas de informes que insisten en que podrían sufrir "un daño irreparable".

La decisión está en manos de la magistrada del juzgado número 2 de Huesca, Silvia Ferreruela, que tiene sobre la mesa decenas de informes contradictorios. Tras estudiarlos, deberá decidir si mantiene o retira su orden de ejecución provisional de la sentencia, que fue dictada en noviembre de 2016, cuatro meses después del fallo que ordenó la vuelta de los frescos. Aragón espera que sigan el mismo camino que las obras recuperadas el lunes.

Las pinturas siguen expuestas en una sala preferente del Museo Nacional de Arte de Cataluña, cuyo director, Pepe Serra, ha tachado su traslado de "temeridad". Pero el MNAC permitió la salida de varios plafones para exponerlas en New York y Londres.

Según el informe de Menjón, distintos fragmentos viajaron hasta EE. UU. en los años 1970, 1993 y 1997. La muestra más importante fue la primera y en este caso conllevó el traslado de siete plafones de las figuras de las genealogías del intradós de los arcos con el fin de formar parte de una exposición organizada en el Metropolitan Museum. Otros fragmentos participaron en una exposición celebrada en Londres en 1984.

Además de estas cuatro salidas, vivieron un largo periplo hasta su llegada al MNAC. En total, cambiaron de ubicación en siete ocasiones en 60 años, es decir, de media, fueron trasladas una vez cada ocho años y medio, según consta en el informe de Menjón. Tras el incendio del monasterio, el primer arranque corrió a cargo de Josep María Gudiol y tuvo lugar en otoño de 1936. Las pinturas fueron enviadas a Barcelona y depositadas en la Casa Amatller, donde comenzaron a ser traspasadas a soporte de tela, una operación que quedó inconclusa.

Tras ello, fueron depositadas en el Museo de Arte de Barcelona en 1940 y tres años después, enviadas de nuevo a la Casa Amatller. En 1949, los Gudiol acabaron la restauración y volvieron al centro expositivo, donde quedaron instaladas, aunque no fueron mostradas hasta 1961. Dentro del museo, las pinturas fueron cambiadas varias veces de ubicación por distintas obras y durante siete años, de 1987 a 1995, estuvieron desmontadas.

Los letrados aragoneses han aportado otros informes técnicos que ahondan en la viabilidad de trasladar las pinturas y además detallan los medios técnicos necesarios, lo que esperan que sea contemplado por la magistrada para ratificar la ejecución provisional de la sentencia. Frente al fallo, hay interpuesto un recurso en la Audiencia Provincial y en este caso, ante el incalculable valor de las obras, también es posible elevar la causa al Supremo.

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