El Cuerpo Europeo de Solidaridad recluta en un año a 7.000 jóvenes españoles

En un año de vida, el Cuerpo Europeo de Solidaridad ha reclutado un ejército de más de 41.500 jóvenes, casi 7.000 de ellos españoles, de los que 393 ya están prestando su ayuda a distintos proyectos sociales.

España, segundo país de UE con más jóvenes en Cuerpo Europeo de Solidaridad
España, segundo país de UE con más jóvenes en Cuerpo Europeo de Solidaridad

Basado en las buenas prácticas de programas ya en marcha, como el Servicio Europeo de Voluntarios, esta iniciativa se diferencia de ellos en que a la parte más solidaria añade otra laboral, ha explicado el portavoz de la Comisión Europea en España Lucas González en la celebración de su primer aniversario en la sede del Parlamento Europeo en Madrid.

"En esta vertiente ocupacional se tiene un contrato de trabajo que proporciona el país en el que desarrolla la acción, mientras que en el caso del voluntariado, la Comisión cubre los gastos de transporte, de manutención y de estancia", ha señalado.

Propuesto por el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y dotado con 341 millones hasta 2020 para llegar a los 6.000 en el periodo 2021-2027, el Cuerpo ha reunido 41.500 inscripciones de menores de 30 años y confía en llegar a los 100.000 en tres años.

España es el segundo con más interesados registrados, solo por detrás de Italia, con 6.767 jóvenes inscritos, de los que 393 ya han encontrado una actividad. De la misma forma, 174 chicos extranjeros han hecho lo propio en España.

Una de ellas es Francesca, que vino hace ocho meses desde Verona (Italia) a un centro terapéutico de la localidad madrileña de Ambite a colaborar en la reinserción de drogodependientes a través del deporte. "Había estudiado dos o tres años español y no lo había practicado jamás, pero soy italiana y para nosotros es más fácil, y como estoy siempre en el centro, porque vivo en la residencia con los usuarios, siempre hablo con ellos", comenta.

Y es que una de las grandes ventajas es que permite la integración en la cultura y la sociedad local, mucho más que en otras experiencias como el Erasmus, que "tienden más a relacionarse entre ellos", señala Pablo, que fue voluntario en Hungría del Servicio Europeo de Voluntarios.

Esa vivencia le permitió "abrir la mente" y quitarse "estereotipos" como el que le hacía pensar que Hungría, al ser un país menos rico, era también más pobre en el ámbito social, "pero vas allí y te das cuenta de que tienen unas estructuras sociales muy fuertes".

En ello coincide Daniel, que estudió seis meses en Francia antes de irse un año en una zona rural del norte de Grecia como voluntario. "Cuando era erasmus era más joven, y éramos muchos españoles, casi una mafia", rememora el joven, que asegura que el de Grecia fue "el mejor año" de su vida que le ha hecho sentirse "más europeo", pero sobre todo le ha ayudado a "crecer".

Lo mismo le pasó a Daniel, para quien este programa fue "la oportunidad perfecta" de salir al extranjero porque de otra forma no se lo podía permitir. "Vas a hacer algo que te gusta, es un desarrollo personal brutal, y además llevas los gastos cubiertos y estás ayudando, no vas de vacaciones. Te integras en la cultura, te involucras y aprendes muchísimo", subraya.

Sobre todo, que "nos parecemos mucho más de lo que creemos y que tienen cosas que nos sacan años luz; pero también aprendes a valorar España porque ves que tenemos muchas cosas con mucho valor", concluye.

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