Empezar a luchar contra el cáncer en el medio rural desde un pequeño despacho

El programa Primer Impacto se implantó hace tres años en el hospital Ernest Lluch de Calatayud e incluye servicios gratuitos a enfermos y familias de las comarcas de Comunidad de Calatayud, Campo de Daroca y parte de Valdejalón. La intención de sus voluntarios es que se conozca más y llegar a más personas.

Un trabajo en equipo. De izquierda a derecha, María Antonia González, Nieves Rubio y Juan Rubio, en las instalaciones con las que cuenta el voluntariado de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), en la planta de Oncología del centro hospitalario Ernest Lluch de Calatayud.
Un trabajo en equipo. De izquierda a derecha, María Antonia González, Nieves Rubio y Juan Rubio, en las instalaciones con las que cuenta el voluntariado de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), en la planta de Oncología del centro hospitalario E
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Solo un 4% de las personas con cáncer en Aragón recurren a la Asociación Española contra el Cáncer (AECC) y en el ámbito rural la tendencia es similar y con dificultades añadidas, como la distancia. Esto es lo que ponen de manifiesto desde la junta local de esta entidad en Calatayud, desde la que su presidente, Juan Rubio, subraya que han trabajado "para traer servicios aquí pero hace falta que la gente conozca que están a su disposición y los utilice".

Es el caso del programa Primer Impacto, que se implantó hace tres años en el Hospital Ernest Lluch, que da servicio a los vecinos de las comarcas de Calatayud, Daroca, Aranda y parte de Valdejalón y que cuenta con un despacho propio en la zona de Oncología. A través de esta iniciativa se da un apoyo a enfermos de cáncer y familiares en el aspecto psicológico, social o laboral. Como explica Juan Rubio, este servicio se enfrenta a un hándicap ya que "en un pueblo o tienes claro que visibilizas la enfermedad o se hace muy difícil, aunque también depende de la personalidad de cada uno".

Asimismo, el representante de la Asociación incide en que "en la capital los kilómetros no son un problema; aquí sí, si dependes de terceros. Y lo que queremos es, poco a poco, reducir esas diferencias porque la única forma de fijar población es que haya servicios". El programa primer impacto sirve para reducir esa brecha, ya que, como detalla Juan Rubio, "antes venían desde Zaragoza con cita previa y ahora la atención es continuada".

Para Berta Jiménez, oncóloga en el Ernest Lluch, este programa es "fundamental", porque cuando se comunica el diagnóstico "los pacientes se quedan con el 20% de la información y se bloquean". En este sentido, asegura que, como profesional, este servicio también le ayuda a ella: "Me sirve para comprender actitudes, roles y aspectos no médicos que influyen muchísimo en el desarrollo del cáncer".

Desde allí, apunta Nieves Rubio, coordinadora del programa de voluntarios, este grupo de personas "informa y conciencia de todos los recursos que tenemos aquí, como la atención psicológica, grupos terapéuticos, talleres ocupacionales, prótesis, sillas de ruedas, pelucas, pañuelos o alojamiento en Zaragoza". En este sentido, remarca que son "totalmente gratuitos, y no hay que pagar cuotas ni ser socio". De esta forma, con el Primer Impacto, ahonda Nieves, se atiende "la incertidumbre de los recién diagnosticados, pero también de las dudas que surgen a lo largo de todo el proceso".

"Miedo, ansiedad, rabia, tristeza... son emociones normales que van apareciendo y nosotros ayudamos a afrontarlas y normalizarlas con ayuda de la familia y con las personas más cercanas", explica Nieves Rubio. Otra de las dificultades en las que intervienen desde este espacio es la falta de comunicación. "El silencio sobre la enfermedad que se genera alrededor de los pacientes no les beneficia ni a ellos ni a la familia", asume M.ª Antonia González, voluntaria y psicóloga en el Ernest Lluch.

Por su parte, María Antonia reconoce la labor de apoyo que se les presta desde la asociación: "Muchas veces ayudamos a que los familiares que están cuidando al enfermo puedan hablar con tranquilidad. Se les nota el alivio". Pero además recuerda que también beneficia a quienes han superado el cáncer porque "parece que al curarte ya ha pasado todo, pero todavía queda empezar a afrontar una rutina, y ahí aparece la inseguridad por no saber cómo enfrentarse a ello".

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