Zaidín: la tierra de un soñador que nunca eludió un buen reto

Zaidín recuerda a su vecino, que falleció de cáncer hace seis años; antes de morir preparaba un museo, La Casa de Usted, con una colección de recuerdos que su familia quiere exhibir en público.

José Ibarz muestra una fotografía familiar de su hermano Joaquín.
José Ibarz muestra una fotografía familiar de su hermano Joaquín.
Laura Uranga

Entre los naturales de Zaidín menudea el talento literario; los Serés (padre e hijo) y Mario Sasot son buenas muestras de tal aseveración. Hay otro nombre que, más allá de su innegable habilidad para unir letras con garbo, ha calado más hondo que ningún otro en el sentir de su localidad natal: Joaquín Ibarz, ‘Paulico’ para los íntimos. Fue periodista vocacional, corresponsal de ‘La Vanguardia’ en América Latina durante casi tres décadas y auténtico cicerone de colegas y diplomáticos españoles en México DF, que eligió como lugar de residencia durante su periplo americano. Un cáncer se lo llevó el 12 de marzo de 2011, a los 67 años de edad; sabedor de la gravedad de su estado, quiso morir en casa, rodeado de los suyos. El pueblo le dedicó una céntrica plaza el 15 de enero de 2012.

Periodista precoz

Joaquín estudió interno en San Viator (Huesca) desde los diez años e hizo bachillerato de Ciencias. Luego se licenció de Periodismo en la Universidad de Navarra, aunque su padre quería que fuera médico. "Cuando tuvo que ver un cadáver en la facultad por primera vez –recuerda su hermano mayor José, con una carcajada– dijo que nada de Medicina, que quería hacer Periodismo. A los veinte ya se licenció y empezó a trabajar en ‘El Noticiero’ de Zaragoza. Luego también pasó por ‘Andalán’, y alguno de sus escritos le trajo problemas con la policía; no se mordía la lengua. Después se fue a Inglaterra a perfeccionar el idioma, y trabajó en la Embajada de España en Londres".

Zaidín: la tierra de un soñador que nunca eludió un buen reto

A su regreso, Joaquín entró en la plantilla del ‘Telexpress’ de Barcelona, donde también hizo producción de eventos. José detalla con orgullo un rasgo de carácter de su hermano, que se manifestó en este destino y los subsiguientes conforme fue adquiriendo solidez y experiencia en la profesión. "Siempre ayudaba a los nuevos que demostraban ser trabajadores, como a Manuel Campo Vidal en su día. Después estuvo en la revista ‘Ser padres’ de Madrid y también llevó la revista del FC Barcelona a principios de los setenta, con Cruyff y Rexach en el equipo, hasta que llegó el presidente Núñez y suprimió la publicación; su antiguo director de ‘Telexpress’ pasó a la dirección de ‘La Vanguardia’ y se acordó de mi hermano, le propuso ir de corresponsal a América Latina... y fueron veintiocho años por allá".

Hay que preguntar a Joaquín

En México, después de tanto tiempo en la primera línea informativa, acabó siendo referente. Cuando llegaba gente a trabajar desde España lo buscaban para integrarse más rápido, incluyendo a cónsules y embajadores. "Dicen que casi ejercía de embajador en funciones –apunta su hermano– porque llevaba muchos años en la tarea y se las sabía todas. Además, se movió por toda América, Brasil incluido, excepto el cono sur. Una vez lo detuvieron en Panamá con su amiga Maruja Torres, que vino a verle aquí dos veces en sus últimos días. ‘Cara de Piña’ Noriega no lo quería soltar… también estuvo escribiendo sobre Sendero Luminoso en Perú, y entrevistó a Tirofijo en Colombia; no huía de los retos, y supo salir adelante. A la vuelta de la cobertura del terremoto de Haití fue cuando empezó a sentirse mal; vino a tratarse en Barcelona y había esperanzas, pero finalmente dijeron que su tumor era inoperable".

Ante el fatal diagnóstico, Joaquín pidió venir a Zaidín: no quería morir en el hospital. "Le dieron un mes de vida –recuerda José, emocionado– y aquí duró casi cinco. Estaba postrado en cama, pero se preocupó de ir catalogando por una pantalla toda la colección de piezas que trajo en contenedor desde México; era un coleccionista entregado. Acumuló más de 3.000 objetos de las cuatro esquinas del continente americano, entre muestras de artesanía, tejidos, platería, sombreros, espuelas, cuadros, máscaras y muchas otras cosas. Vino mucha gente a verle, además de Maruja y Campo Vidal. Aquí disfrutó además de las recetas caseras, le encantaba comer y estaba harto de la dieta del hospital".

Afortunadamente, el veterano periodista no tuvo dolores en sus últimos días. "Parece extraño, pero así fue –recuerda José– y no sufrió lo que nos temíamos. Su gran pena fue no tener tiempo para poner en marcha el museo abierto al público con sus recuerdos, La Casa de Usted, que ahora queremos hacer real. Nuestra hija Mercedes, que trabaja en Barcelona, ha pedido cambio de destino a Fraga y quiere ayudar. Ojalá las instituciones nos echen una mano; han mostrado interés y hablan muy bien de la idea, pero hace falta un empujoncito".

Branquil, pasión incesante por la cultura

El papel de las asociaciones vecinales es vital en todos los municipios a la hora de galvanizar su discurrir cotidiano, y un apoyo básico para los esfuerzos consistoriales. En Zaidín, además de las dedicadas a actividades deportivas como caza, motor, ciclismo o tiro al plato, brilla el desempeño de la Asociación Cultural Branquil. Se fundó en 1984 gracias al empeño de un grupo de jóvenes, y en la actualidad mantiene un cuerpo societario de 350 personas, entre miembros presenciales y residentes fuera del municipio. Branquil colabora en la tradicional Milla Urbana de Zaidín, así como en la Verbena de San Juan, las caminatas por rutas diversas de la zona, la entrega de la beca del Branquil (consagrada a los trabajos de investigación científica sobre el pueblo), la colaboración en la edición de libros relacionados con la localidad y sus costumbres, los talleres (desde batucada a teatro o ajedrez), los torneos de póquer o diferentes viajes con impulso cultural.

LOS IMPRESCINDIBLES

El verbo de Mario Sasot

Buen amigo de Joaquín Ibarz, el periodista y filólogo zaidinés ha obtenido este año por unanimidad el premio Guillem Nicolau de literatura en catalán, convocado por el Gobierno de Aragón, gracias a la obra ‘Espills Trencats’.

El castillo de Zaidín

La residencia de los señores de Zaidín fue un castillo-palacio del que se conserva la plataforma de asentamiento, además de los restos de un muro en sillería de unos 50 metros, con dos cubos en forma semicilíndrica.

Innovación agrícola

La firma zaidinesa Gar Melet, fundada en 1972, se especializa en atomizadores para la protección de los cultivos agrícolas. El carácter innovador de sus productos ha sido premiado en ferias como FIMA o Femoga.

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