Añón de Moncayo: ¡Fuá del castillo!

Curro Fatás, artista y fundador de Puturrú de Fuá, lleva seis meses como gerente y guardián del castillo de Añón de Moncayo, convertido desde hace un lustro en alojamiento rural.

Curro Fatás en la entrada del castillo de Añón, cuya instalación hostelera gestiona en la actualidad.
Añón de Moncayo: ¡Fuá del castillo!
Laura Uranga

Si el Parque Natural del Moncayo fuera una nave varada, Añón sería su mascarón de proa. Esta población que presume de su rica huella medieval tiene enfrente al monte mágico, ya bien nevado a estas alturas de año. Durante el siglo XIV, la población alternó su pertenencia a los reinos de Aragón y Castilla, según el signo de cada uno de los enfrentamientos librados entre ambas coronas. Desde el siglo XII se yergue en sus tierras el castillo, de planta rectangular y cinco torres en su perímetro, hecho en mampostería y reforzado con sillares en las aristas. Allá mora en 2017 un hijo de Tramacastilla de Tena, bardo y poeta, bufón orgulloso y ventero obsequioso, que ha reorientado su vida profesional entre almenas y armaduras, enamorado de la zona y devoto irredento de la aventura; Curro Fatás, vocalista de Puturrú de Fuá, gestor cultural, exempresario dulcero y un montón de cosas más.

Hospitalarios desde el inicio

Hombre de letras ante todo, Curro ha hecho los deberes. Lleva una década asentado en la zona, y seis meses al frente del fortín, que recibe huéspedes de medio mundo. "Este castillo-fortaleza fue construido por los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén, conocidos siglos después como caballeros de la Orden de Malta. El castillo forma un conjunto con pequeñas casas intramuros y la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, que tiene una portada románica muy bonita y fue ampliada entre el XV y el XVII".

Añón de Moncayo: ¡Fuá del castillo!

Los caballeros de la Orden del Malta estuvieron en el castillo hasta el siglo XVIII; tras la desamortización de Mendizábal cayó en el abandono y finalmente pasó a pertenecer al Arzobispado de Tarazona; le llamaban la casa del cura. "Una familia originaria del pueblo, los Serrano, compró el castillo al Arzobispado –revela Curro– tras una subasta celebrada a finales de los setenta. Pedro Serrano, cardiólogo afincado en Zaragoza, lleva los últimos siete años restaurándolo para acondicionar el alojamiento rural que está en funcionamiento desde hace un lustro. Yo me encargo de dar aquí una atención personalizada, que incluye la cocina, aunque solamente alimentamos a los huéspedes, no estamos abiertos al público como restaurante". La principal referencia gastronómica en el término municipal es el restaurante del hotel El Comendador, con una variada selección de productos de kilómetro cero como las apreciadas alubias de Añón o las setas del Moncayo, y especialización en carnes a la brasa.

Volviendo al castillo, hay que destacar que la propiedad no se desentiende en absoluto del día a día. De hecho, Pedro Serrano se acerca casi todos los fines de semana desde Zaragoza para seguir puliendo detalles en la decoración y el acondicionamiento. De paso, naturalmente, disfruta de las inmejorables vistas que tanto cautivaron a los hermanos Bécquer. En Añón hay además varias casas nobles de estilo aragonés, que junto a las numerosas rutas senderistas redondean un entorno idóneo para el paseo. En la hospedería se da uso a dos de los torreones del castillo, y cuentan con un total de doce habitaciones disponibles. "Tenemos –apunta Curro– dos salones para los desayunos, y abrimos todo el año. El sitio tiene un espíritu muy particular; yo, que disfruto bautizando cosas, lo llamo Hostería Medieval para Caballeros y Damas Andantes, porque más allá de la analogía quijotesca hay que destacar los hermosos senderos, poco transitados, que tenemos desde aquí por toda la falda del Moncayo. Además, a apenas media hora de coche, están Veruela, Tarazona, el pueblo soriano de Vozmediano con el nacimiento del Queiles, el Ecce Homo borjano... vamos, que hay contenido de sobra para una estancia de fin de semana, puente o más larga".

Bien acompañado

El castillo es una instalación grande que requiere mucho mantenimiento. Curro se apaña bien solo para buena parte de la tarea, pero cuenta con ayuda. "Tengo el apoyo de una lavandería para la ropa blanca y hay asistenta para la limpieza, pero disfruto siendo el guardián del castillo. En diciembre se viene Susanita conmigo –dice Curro, en referencia a su esposa, que ha pasado una temporada trabajando en otro establecimiento– y todavía será mejor todo esto. La verdad es que tenemos intención de echar raíces aquí, hemos vivido y trabajado en Vera y Bulbuente y nos encanta la zona. Aquí hemos recibido la visita de muchos amigos y hay visitantes de todas partes, desde Zaragoza a Malasia o Taiwán. Carmen París también vino en su día y pasó la noche en el castillo; echamos una día, echamos una buena parrafada y hasta algún trino. Pepe Gros, de Puturrú, también ha venido... en fin, que no nos aburrimos".

La vinculación de Curro y Susana con la comarca tiene un fruto reciente en la firma Bubub, que se ha hecho muy popular en el sector de las mermeladas. Ellos dos, junto con Arantxa Escartín Azanza (hija de Susana) empezaron el negocio y le dieron una impronta muy especial, que hoy prolonga con lineamientos propios David Vintanel y su equipo, mayoritariamente familiar, con Jorge Garcés en la gerencia.

Las habitaciones del castillo están tematizadas; reyes, parajes, momentos históricos... hay cuadros de Milton da Luz, que se encargó de restaurar un fresco del XVII y replicarlo; también hizo un mural naíf en la plaza del Ayuntamiento. "No tiene nada que ver con el estilo de Cecilia –bromea Curro– y la verdad es que sus obras dan mucha vida a las paredes. También le gusta mucho a la gente la estancia de acceso con los dos pianos y, por supuesto, el inmenso salón de armaduras del piso superior. No hay ascensores, pero las escaleras no son demasiado exigentes".

El postre de la visita es, sin duda, la subida a las torres. La vista se pierde en los riscos, con el Moncayo vigilante como imán, y los 360 grados de perspectiva permiten asimismo disfrutar de toda la comarca desde un enclave de ensueño. Hay que probarlo; palabra de caballero andante.

Javier de Pedro y su Imaginañón, el legado de una vida entregada al arte y la autenticidad

El pintor zaragozano Javier de Pedro, formado en el estudio de Alejandro Cañada y en la Escuela Superior de Bellas Artes de Barcelona, se estableció en Añón de Moncayo en el año 2000. Cinco años más tarde puso en marcha el proyecto Imaginañón en un magnífico edificio acondicionado con su esfuerzo, y la muestra ‘Ingrito’ para alzar el telón. En su imaginería personal estaban el expresionismo europeo y el ‘action painting’ que sacudió Estados Unidos en los sesenta y setenta; él hizo su propia versión fusionada de ambos conceptos, tamizados por una actitud única ante el hecho creativo, siempre ligada al paisaje y a sus pobladores. En su momento dejó incluso de usar pinceles, sirviéndose de todo tipo de artilugios para crear: esparto, directamente del tubo, cáñamo, hierbas... también se prodigó en otras facetas como la edición de libros, la escultura, el grabado o la confección de obras en cerámica.

Su hijo Ramón ‘Monderm’ (escultor, carpintero, diseñador, minero, fotógrafo, paisajista) ha dado continuidad al proyecto junto a sus hermanos. Javier falleció el 16 de agosto de 2016 y en Añón se le recordó el 10 de septiembre) con una muestra, ‘Autorretrospectiva’, organizada por sus vástagos, empeñados en seguir insuflando vida a este proyecto artístico que se autocalifica de supervivencia. La muestra se enmarcó en el llamado ‘Festival de la Nada’, que incluyó teatro, rock (vino El Galgo desde Zaragoza, entre otros), migas y un concierto de viola da gamba a cargo de Alba Fresno Este año, en el mes de mayo, Imaginañón inauguró la muestra ‘Marca España’, y sigue en actividad. Además, también tiene una casa habilitada para alojamiento rural.

LOS IMPRESCINDIBLES

XIV Feria Medieval

Prevista inicialmente para el pasado 4 de noviembre, se celebrará en pleno puente de la Inmaculada. Incluye mercado, pasacalles, cetrería, talleres artísticos, comida popular, paseos en poni y burro, tiro de arco, acrobacias... de todo.

Las Cuevas del Rey

Las Cuevas del Rey son dos cavidades muy próximas a Añón; se llega a ellas en romería el día de Santiago (25 de julio) y constituyen uno de los atractivos más singulares del Parque Natural del Moncayo. Tienen murciélago autóctono.

Ruta del Acebo

Esta marcha, incluida en la Liga de Senderismo Popular de Aragón, celebró el pasado mes de junio su quinta edición en Añón de Moncayo.

Limitada a 400 participantes, contempló distancias de siete y diecisiete kilómetros.

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