"Ojalá me pudiera cambiar por mi mujer para devolvérsela viva a su familia"

Salvador Gázquez aprovecha la última palabra en el juicio por el crimen de su esposa, Coral González, para mostrarse por primera vez arrepentido. El Jurado emitirá el próximo lunes su veredicto.

El acusado, Salvador Gázquez, conocerá el próximo lunes el veredicto del Jurado.
El acusado, Salvador Gázquez, conocerá el próximo lunes el veredicto del Jurado.
José Miguel Marco

El juicio contra Salvador Gázquez por el crimen de su esposa Coral González en la avenida de Cataluña ha llegado este jueves a su fin, a la espera de que el Jurado emita el próximo lunes, día 27, su veredicto. Y fue precisamente en el uso de la última palabra cuando el encausado mostró los primeros signos de arrepentimiento. "Ojalá me pudiera cambiar por mi mujer para devolvérsela viva a su familia", dijo entre sollozos, rogando perdón a la madre de la fallecida.

A lo largo de toda la semana, testigos y peritos han insistido en la "frialdad" del homicida confeso, del que las psicólogas destacan su "enorme control de las emociones". Sin embargo, en su última oportunidad de dirigirse al Jurado, parece que Salvador Gázquez quiso mostrar su lado más humano. "Soy consciente de lo que he hecho y de que tengo que pagar por ello", manifestó.

El acusado llegó a reconocer que "en alguna ocasión" podía haber maltratado a su esposa empujándola "levemente" o "insultándola". Pese a ello, mantuvo que su relación era normal. "Éramos un matrimonio feliz, con nuestra forma de vida", apostilló.

La Fiscalía y las acusaciones particulares mantuvieron su petición de entre 22 y 25 años de prisión por asesinato, introduciendo algún cambio en su calificación inicial para dejar constancia de que Coral González era víctima de malos tratos, aunque nunca los hubiera denunciado.

La defensa, a cargo de Javier Notivoli, insistió en las supuestas "humillaciones y vejaciones" a las que se vio sometido su cliente, para el que pidió una condena de 5 años por homicidio. Según el letrado, cuando acuchilló a su mujer, Gázquez "sabía lo que hacía, pero no pudo refrenarse". Entiende que padece una ligera anomalía psicológica –que no han apreciado los peritos– que condicionó sus actos. La confesión del crimen desde el primer momento y la indemnización de 75.000 € depositada en el juzgado serían, según Notivoli, dos atenuantes que también deberían reconocerse.

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