Crece la notificación de reacciones adversas a medicamentos: más de un millar en el último año

Según el departamento de Sanidad, los medicamentos que más respuestas negativas han provocado son los relacionados con el sistema nervioso.

Un grupo de medicamentos prescritos habitualmente para curar los catarros.
Los medicamentos habituales son los causantes de la mayoría de las reacciones adversas.
Oliver Duch

La función de los medicamentos es mejorar la salud de las personas y, en los casos más extremos, salvarles la vida. Sin embargo, en ocasiones, el consumo de estos fármacos puede provocar una respuesta nociva y no intencionada en el cuerpo humano. “Un mal diagnóstico clínico, un uso inadecuado del medicamento o una reacción genética inesperadas suelen ser las razones más frecuentes por los que se producen estas reacciones adversas”, explica Mercedes Arias, vocal de atención farmacéutica del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Zaragoza.

 

Según los datos facilitados por el departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón, en 2016 se notificaron un total de 1.190 reacciones adversas a medicamentos. Esta cifra es ligeramente superior a las registradas en los dos años anteriores. “Los grupos de mayor riesgo son los niños y las personas de edad avanzada. Estos últimos suelen tener enfermedades crónicas y, por lo tanto, tienen que estar polimedicados. Por ello, hay que poner especial atención en cómo afecta cada fármaco a su cuerpo y cómo interaccionan entre ellos”, puntualiza Arias.

Tal y como destaca, existen dos tipos de reacciones adversas: las farmacológicas (son las más frecuentes y aparecen descritas en los medicamentos. Rara vez tienen resultados fatales. Las más comunes están relacionadas con el aparato digestivo como las diarreas o el estreñimiento) y las idiosincráticas (por causas genéticas y, por lo tanto, totalmente impredecibles; o por una alergia adquirida. Estas últimas, aunque son infrecuentes, suelen suponer un riesgo para la vida humana). Asimismo puntualiza que es necesario no solo controlar el principio activo sino también los excipientes.

 



Los efectos más comunes registrados en los últimos cuatro años se centran en los trastornos gastrointestinales (24,3%). “Es lógico que haya más notificaciones de estos trastornos como son las náuseas o la diarrea, ya que la inmensa mayoría de los medicamentos consumidos lo son por vía oral”, recuerdan desde el Gobierno de Aragón. Posteriormente se producen problemas relacionados con el sistema nervios (16,5%), la piel (14,7%) y de tipo general (11,2%). “Notificaciones de trastornos de la piel como erupciones cutáneas son fácilmente relacionadas con los fármacos. Lo mismo ocurre con los trastornos generales o del sistema nervioso (como malestar general, cefalea, mareos….). Sin embargo, la mayoría de estas notificaciones son leves”, puntualizan.

El resto de notificaciones se dividen de la siguiente forma: trastornos respiratorios (5,8%), psiquiátricos (5%), musculoesqueléticos (3,6%), vasculares (2,6%), oculares (2,5%), infecciones e infestaciones (2,3%), cardíacos (2,1%), renales y urinarios (1,4%), del metabolismo y nutrición (1,2%), sistema inmunológico (1,1%), aparato reproductor (1,1%), oído (0,8%), sangre (0,7%) y hepatobiliares (0,4%).

¿Qué medicamentos lo causan?

Los medicamentos más utilizados son, por consecuencia, los que más reacciones adversas han provocado en los últimos años. Según los datos del Gobierno de Aragón, aquellos que tratan el sistema nervioso han causado el 27,8% de los avisos. A estos les siguen los que tienen como función regular el aparato cardiovascular (17,6%) y los del locomotor (13,6%). También son comunes las reacciones nocivas tras recibir una terapia antiinfecciosa (11,2%) o antineoplasica (6,7%). El resto se dividen entre los medicamentos digestivos (5,2%), respiratorios (4%), genitourinarios (4%), hormonales (4%), destinados a mejorar los problemas de sangre (1,7%), de los sentidos (1,7%), las terapias dermatológicas (1%) y los antiparasitarios (0,5%).

“Por ejemplo, los fármacos para tratar el cáncer o los corticoides pueden afectar a la piel”, recuerda Díaz. El consumo de ibuprofeno también tiene efectos secundarios: hipotensión, hipertensión, daño gástrico, disfunción en el riñón... “Todo ello si no se toma de manera adecuada y en las dosis marcadas. Además, en España tenemos la costumbre de tomar un ibuprofeno de 600 miligramos cada ocho horas; mientras que las recomendaciones sanitarias marcan que deben ser de 400 miligramos”, explica. Como estos casos, se producen más de un millar cada año.

El control: aspecto clave

Para evitar los problemas derivados del consumo no adecuado de medicamentos o de reacciones alérgicas; los farmacéuticos recomiendan conocer con detenimiento las recomendaciones de uso (dosis, momento de administración, tiempo de duración del tratamiento...), las revisiones médicas (para evitar duplicidades e interacciones entre diversos medicamentos) y el control del propio paciente. “Si alguien percibe que tras tomar un fármaco tiene una reacción no común, debe avisar a su farmacéutico o médico para que le oriente y notifique este efecto no deseado”, sostiene Arias.

De hecho, el propio departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón recalca que desde 2013 la participación de los profesionales sanitarios y de los ciudadanos notificando las sospechas de reacciones adversas es muy alta. “Los medicamentos están en continuo estudio y, por ello, es muy importante que ante cualquier sospecha se avise la Sociedad Española de Farmacovigilancia. Esta notificación se puede hacer tanto a través del personal sanitario como por la propia página web”, recuerda Arias.

Estos avisos son muy importantes, ya que si se repiten en varias personas, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) puede incluir esta reacción en los prospecto o incluso retirar el medicamento. “Todo ello si se considera que las contraindicaciones son superiores a los beneficios que aporta”, subraya.

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