Heraldo del Campo

Esos apetecibles mercados que hablan ruso

El sector agroalimentario ha explorado el mercado ruso y el de algunas de las exrepúblicas soviéticas. Lo ha hecho sin moverse de casa y la experiencia no solo ha sido 'interesante', sino también 'muy provechosa'.

Los visitantes en Valdejalón, en el viñedo de macabeo más antiguo de Aragón.
Los visitantes en Valdejalón, en el viñedo de macabeo más antiguo de Aragón.
Gobierno de Aragón

Podría parecer que el duro golpe que ha supuesto para los fruticultores aragoneses la decisión de Rusia de cerrar sus fronteras al porcino y al sector de fruta de hueso -y ya van cuatro campañas- haría aconsejable que los empresarios agroalimentarios mostraran más incertidumbre que interés por este mercado tan inmenso como impredecible en sus decisiones.

Pero la realidad es tozuda y a pesar de las pérdidas que está dejando el veto impuesto por Putin, lo cierto es que la Federación Rusa es el mayor mercado de Europa, con una población de 143 millones de habitantes, una cifra que se eleva hasta los 250 millones de potenciales consumidores si se suma la población de los estados más próximos, los que forman la Comunidad de Estados Independientes (CEI), es decir, todas las antiguas soviéticas a excepción de Estonia, Letonia, Lituania, Turkmenistán y Georgia.

No solo la cantidad de consumidores hace apetecibles estos mercados, que además de interesantes ‘per se’, lo son también porque suponen la puerta de entrada en Asia. Además, y especialmente en Rusia, la población es muy proclive a la adquisición de productos procedentes de Occidente, otorgan un gran valor a los alimentos extranjeros, con especial preferencia a los que tienen como origen los países mediterráneos. Y sus clases medias disponen de un poder adquisitivo cada vez más elevado, como demuestra la potente evolución de su canal horeca.

Es cierto, sin embargo, que su extensión y lejanía puede convertirse en un obstáculo que llega a frenar el interés vendedor de las empresas agroalimentarias aragonesas de menor tamaño. Un hándicap que han salvado esta semana 40 firmas de prácticamente todos los sectores que han podido mostrar la calidad y variedad de sus producciones a Rusia, Bielorrusia, Azerbaiyán y Kazajistán. No han tenido que cruzar toda Europa. Ni siquiera se han movido de Aragón. Han sido los importadores de estos países -16 en concreto-, los que se han desplazado, primero al ‘showroom’ celebrado en la capital aragonesa, y después viajando por todo Aragón -se han recorrido más de 1.500 kilómetros- hasta las instalaciones de estas empresas aragonesas. Allí los importadores que operan en el canal y cadenas de distribución de supermercados e hipermercados de sus respectivos países, han podido degustar los alimentos, pero también conocer sus procesos productivos, sus medios técnicos y humanos y sus exhaustivos controles de calidad.

Como resultado, las puertas de los mercados euroasiáticos comienzan a entornarse para los productos de Aragón.

"Interesante y muy provechosa". Son los adjetivos que utilizan las empresas agroalimentarias aragonesas para definir la misión comercial inversa con la que el Gobierno de Aragón, a través de Arex y Sarga, y con la colaboración de las Cámaras de Comercio y la Asociación de Industrias de la Alimentación de Aragón (AIAA), ha traído hasta la Comunidad a 16 importadores rusos, bielorrusos, azerbaiyanos y kazajos para explorar las posibilidad de la exportación aragonesa a estos países.

«No solo hemos podido conocer de primera mano la realidad y la situación en aquellos mercados, sino que además nos ha permitido tener un contacto personal y de confianza esencial para posterior relación comercial», señala Alicia Rodrigo, directora de Exportación de Molino Alfonso, empresa productora de aceite integrada en la D. O. Aceite del Bajo Aragón. La firma, fundada en 1907, despertó gran interés entre los importadores, tanto por su producción como por su rica historia, su larga experiencia exportadora y las distintas modalidades de envasado, entre ellas un pequeño formato con el que Molino Alfonso está logrando una gran aceptación en Alemania.

«Ya vendíamos en Rusia», señala Rodrigo, quien reconoce que esta misión inversa les ha abierto nuevas puertas tanto en este inmenso mercado euroasiático, como entre sus vecinos, entre ellos Azerbaiyán, un país productor que, sin embargo, tiene que importar para cubrir su gran demanda. «Ahora haremos un seguimiento de los contactos establecidos y si en futuro la relación se mantuviera no descartamos plantearnos participar en alguna acción comercial en ese país», señala la directora de exportación de Molino Alfonso.

Los productores de vino son los que se han llevado las mejores sensaciones. No en vano España es el primer país en volumen de exportaciones de vino a Rusia, pero el tercero en cuanto a valor, por lo que, como explican desde Arex, «entre los objetivos de esta misión se encontraba mejorar ese margen en posicionamiento de marca y valor».

En Aragón ya hay bodegas que exportan a Rusia. Es más, con el porcino y la fruta vetados, el vino fue en 2016 el alimento más exportado a este país. Sus ventas superaron los 252.000 euros y se incrementaron un 60% respecto al año anterior, aunque todavía hay mucho recorrido comercial. Las hay también que aún no se han atrevido a llamar a esta puerta, que ahora no parece tan fría. «No tenemos presencia en estos mercados y es una espina que teníamos clavada», señala César Langa, propietario de las bodegas del mismo nombre de la Denominación de Origen Calatayud, donde los importadores pudieron saborear su cava. Langa destacó que esta misión «ha sido una gran oportunidad de comenzar a introducirnos en unos mercados poco accesibles», aunque reconoció que no hay que olvidar que algunos de ellos -como Azerbaiyán- tienen un alto porcentaje de población musulmana «que no puede beber alcohol».

Bodegas Tempore no había «tocado» el mercado ruso porque es complicado. «Tiene grandes empresas que exigen mucho volumen y precio», señala su gerente, Paula Yago, quien reconoce que, sin embargo, esta misión inversa les ha permitido establecer tres contactos rusos «con los que vamos a hacer un seguimiento». Yago reconoce que los importadores euroasiáticos «son muy herméticos y no dan mucha información sobre lo que piensan». Sin embargo, explica que en su bodega demostraron que lo que les interesa no son unas u otras variedades. «El valor añadido de nuestras bodega era que el vino es ecológico», destaca.

Fruta prohibida

Desde 2014, la fruta dulce tiene prohibida la entrada en el mercado ruso. Y no es el alimento el que tiene la culpa. Ese año, el presidente Vladimir Putin decidió responder a las sanciones impuestas por el conflicto con Ucrania, cerrando sus puertas a distintos productos de la UE.

Sin embargo, los productores aragoneses confían en las posibilidades, si ya no de este mercado, al menos del de los países vecinos. De hecho, hasta Fraga, una de las mayores zonas productoras de Aragón, se desplazó -en el marco de esta misión inversa- un importador de Bielorrusia que redistribuye a sus propias cadenas y trabaja como mayorista en su mercado nacional. Para los responsables de Arex, es cierto que esta firma trabaja ya con productores de fruta de hueso del norte de España, «pero el hecho de que la campaña en el Bajo Cinca acostumbre a comenzar 15 días antes puede aportar un valor añadido para este comprador».

Así lo esperan también los agricultores, que aunque intentan mostrarse positivos, reconocen las dificultades que supone llegar a estos lejanos consumidores. «El mercado ruso está cerrado y no hay perspectivas de que se vaya a abrir», dice Jordi Mora, de Grupo Frutas David y presidente de Excofrut (asociación profesional de frutas y hortalizas). Mora detalla además que en los países vecinos de la Federación Rusa han comenzado a realizar importantes plantaciones de fruta, lo que demuestra «que Rusia se ha ido para no volver».

Pese a ello, este productor insiste en que las antiguas repúblicas soviéticas pueden ser una alternativa, y por lo tanto hay que pensar que «posibilidades hay». Claro que, recuerda, hay que tener en cuenta que estos mercados están próximos a países productores que ofertan además su fruta a precios bajos.

Tampoco el sector del porcino puede exportar a Rusia, pero los productores que recibieron la visita de los importadores de estos mercados euroasiáticos, muy interesados en los productos de cerdo duro y en el trabajo de la D. O. Jamón de Teruel, se mostraron confiados en que la misión inversa haya establecido un «importante contacto de cara al futuro».

«Gratamente sorprendidos»

Los importadores rusos, bielorrusos, kazajos y azerbayanos, que en más de 200 entrevistas de trabajo explicaron a los empresarios aragoneses sus necesidades y preferencias sobre los productos y la manera de presentarlos, han vuelto a sus países «gratamente sorprendidos», explican los organizadores del evento, que ya están pensando en una próxima misión para concretar en ventas dicho interés. Pero para que hacer las maletas y cruzar toda Europa.

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