Tercer Milenio

En colaboración con ITA

Alfonso Tajada: "El tractor eléctrico podría ser pronto una realidad y estar disponible en el mercado en 2020"

El gerente de la empresa aragonesa Agromet lidera la organización que agrupa a los fabricantes de maquinaria agropecuaria de España.

Alfonso Tajada, gerente de la empresa ejeana Agromet y presidente de la Ansemat.
Alfonso Tajada, gerente de la empresa ejeana Agromet y presidente de la Ansemat.
Oliver Duch.

Es usted el primer aragonés que preside Ansemat. ¿Se lo propusieron o se postuló?

Yo siempre he estado dispuesto a ser presidente de Ansemat, otra cosa es que se diera la oportunidad. Llevo ya unos doce años en la junta directiva y tengo buena relación con todos los fabricantes, por lo que mi pretensión era presentarme a la elección si era un candidato de consenso. Y así que en este caso, porque yo siempre he querido ser el candidato de la integración, que fuese bien visto por toda la junta directiva.

¿Cuál es la representación de Ansemat en el conjunto del sector?

Agrupa a 131 fabricantes que representan el 80% del total.

¿Aragón tiene una presencia significativa?

Sí, es la segunda comunidad con mayor número de fabricantes después de Cataluña. Aragón supone el 30% de los asociados a Ansemat y además son fabricantes que vertebran mucho el territorio porque la gran mayoría no están precisamente en la gran ciudad, sino en localidades como Barbastro, Monzón, Ejea, Tauste… Si los uniéramos todos seríamos muchos, por lo que yo creo que somos importantes para la Comunidad, aunque a lo mejor no es apreciable por esa dispersión geográfica que tenemos en nuestra ubicación. Hay que tener en cuenta que entre Cataluña y Aragón sumamos el 80% de los fabricantes de todo el territorio nacional y además tenemos la ventaja de que la relación que entre los empresarios de ambos comunidades es excelente y que así hay que seguir manteniéndola.

¿Con qué objetivos llega a la asociación?

La asociación tuvo un cambio con el anterior presidente, Julio Gil, hace ya siete años. En aquel momento yo estaba en la junta directiva y planeamos hacer una asociación más abierta, más plural, más dialogante con todos sus asociados. Lo conseguimos y lo que pretendo es continuar en esa línea.

¿Por donde va a empezar a trabajar, cual es el primer objetivo?

Quiero trabajar para utilizar el nombre de Ansemat y su posición en los foros internacionales para poder conseguir información precisa de los países en desarrollo, vía FAO y similar, para poder hacer ofertas comunes de los fabricantes de aquellos países a sus gobiernos.

A comienzos de año se aplican nuevas normativas que afectan al sector. ¿Los fabricantes han sabido adaptarse y están preparados o hay preocupación?

Supuestamente, aunque no creo que haya más moratorias, el 1 de enero de 2018 la normativa europea de homologaciones tiene que ser común para los socios comunitarios. Así, salvo pequeñas homologaciones que se permiten a ciertos países, todos los demás debemos configurar los mismos límite de velocidad por carretera, mismos tipos de frenado, mismas dimensiones... y todo esto ha supuesto un periodo de negociaciones muy largo. Hacer productos homologados equivalentes para todos los países no ha sido un proceso fácil, porque cada país tenía una normativa distinta y hubo que agrupar las normas de los 27 socios comunitarios. En esta normativa se establecen, por ejemplo, las dimensiones que deben tener los vehículos para la circulación por carretera, pero también hay exigencias relativas a la seguridad y también al medio ambiente.

Y esa adaptación ¿exige cambios en el trabajo y un esfuerzo económico para los fabricantes?

Sí, exige un esfuerzo económico muy importante, porque tienes que adaptar la maquinaria a la nueva normativa con cambios de tus tipos de fabricación. Por ejemplo hay que modificar anchuras o sistemas de frenos, colocar tiros homologados y realizar unas pruebas determinadas previa inspección técnica de los laboratorios correspondientes y cada máquina que sacamos al mercado tiene que pasar unas pruebas de frenado y de resistencia que antes no se hacían y cuestan un dinero importante. El cambio ha sido bestial.

Pero el sector se ha preparado.

Se está preparando y el que no lo haga tendrá dificultades. Es cierto que en los últimos años en el sector de maquinaria agrícola ha habido empresas muy pequeñitas a las que les ha faltado ese impulso de actualización, que no se han preocupado de adaptarse a las nuevas normativas al tiempo que estas iban saliendo y evitar así que luego no te cayera todo a la vez. Y eso ha ocurrido por lo que ahora sabemos de fabricantes que están muy preocupados, porque posiblemente no serán malos empresarios pero no se han preocupado de adecuar su producción a las nuevas exigencias y ahora les pilla el toro y piden un aplazamiento que no a va suceder porque ya ha habido muchas moratorias y muchas oportunidades.

El medioambiente se ha colado en todos los sectores. ¿Qué exigencias piden a los fabricantes de maquinaria?

Por supuesto, existe una realidad palpable que es cambio climático y que ya está obligando a tomar medidas que respeten y cuiden el medio ambiente. Francia, por ejemplo, y no tardará en llegar a España, ya hay 16 zonas de viñas muy definidas en la que está prohibido cualquier tratamiento fitosanitario que pueda contaminar el vino. Si lo aplican, salen de la denominación. Eso significa también un cambio en el tipo de la maquinaria que se utiliza para aplicar esos tratamientos, por lo que ahora estamos fabricando nuevas herramientas para sembrar entre viñas, porque lo que hacen es plantar entre calles leguminosas que contienen alto contenido de nitrógenos y luego unas máquinas trituran dicha plantación cuando todavía es pequeña convirtiendo el producto en abono natural de la tierra. Estamos hablando de un cambio absolutamente radical en el sistema de trabajo. Sucede lo mismo en las emisiones que emiten los tractores. Llevamos ya tres normativas para ir reduciendo las emisiones, porque los franceses y alemanes exigen cumplen esta obligación a rajatabla y apoyan de una forma muy estricta la compra de tractores menos contaminantes, lo que llaman Tier 4, para lo cual conceden las ayudas solo a este tipo de vehículos ya que hay producciones, especialmente en viñedos, en las que ya se prevé que un plazo determinado de tiempo solo se permitirá trabajar con tractores no contaminantes para que perjudiquen lo menos posible la hoja de la viña. A esos extremos están llegando en Francia pero no tardaremos también en verlo en España. Claro que lo que no puede ser es lo que estamos viviendo en los últimos tiempos, que los productores franceses están vendiendo tractores con tres o cuatro años de la generación anterior y los españoles nos hemos convertido en los primeros compradores. Cuando las normativas contra la contaminación nos lleguen diremos que nos sobran tractores y no los podemos utilizar.

¿Los agricultores españoles compran tractores que los franceses no pueden utilizar?

A ellos les hacen aplicar una normativa menos contaminante, pero para eso les conceden ayudas públicas, así que con ese respaldo económico, los tractores de la generación anterior, de tres o cuatro años no más, los compramos nosotros de segunda mano. Nos podemos convertir, sin querer, en el basurero contaminante de los tractores que en Europa no quieren. Desde Ansemat queremos luchar para tomar medidas porque llegará un momento en el que incluso la PAC establecerá las cuantías de las ayudas en función del menor uso de agua, menos fitosanitarios, máquinas menos contaminantes, etc.

Entonces ¿en España no se compran este tipo de máquinas porque no hay ayudas?

No hay ayudas en condiciones. Que te den 5 millones de euros para un sector que matricula hasta 15.000 tractores no tiene sentido. Con una media de 7.000 euros por tractor, con cinco millones solo se puede subvencionar la compra de 700 tractores y si encima te dan dos meses para presentar toda la burocracia que exige la solicitud, lo único que se consigue es frenar el desarrollo del sector para luego ir todos de cabeza.

¿Quiere decir esto que el Plan Renove no ha sido suficiente?

Ninguno ha sido suficiente, en los últimos cuatro años ningún plan ha tenido un presupuesto superior a los 5 millones con lo que solo se puede cubrir el 7% del mercado. Eso no es nada.

Fue presidente del comité organizador de FIMA. Ahora que lidera Ansemat será mayor la presencia de los fabricantes en la feria?

Para los fabricantes es muy importante Zaragoza y FIMA y para FIMA son muy importantes los fabricantes. De la unión de ambos conceptos sale la feria que tenemos. Estaremos por supuesto y participación será sobresaliente.

¿Hay expectativas de negocio para el sector en este escenario de recuperación del que se habla?

La agricultura va un poco por libre, pero ahora nos encontramos en una situación fatal porque las crisis de la agricultura miran al cielo. El año pasado fue desastroso y este estamos asustadísimos. No llueve, las circunstancias hidrológicas de España las conocemos todos y estamos preocupadísimos. Pero también hay que señalar que al menos un 80% de los fabricantes nacionales se han preocupado mucho de la exportación y ese es el camino que nos está salvando a todos. En España fabricamos maquinaria de altísima calidad, nos faltaba creer en nosotros mismos, eso sí, pero hemos ido a los mercados exteriores y después de mucho trabajarlos y machacarlos estamos consiguiendo tener una importante presencia.

¿En qué mercados?

Cuando queremos exportar miramos a Francia, que es la primera agricultura europea, aunque es verdad que este mercado está en recesión. Pero también tenemos presencia en otros países, entre ellos México, un impresionante país que tenemos que saber aprovechar, porque hablan nuestro idioma, aprecian lo español y tienen un mercado que yo recomiendo a todos los fabricantes porque aunque un 20% esta cubierto por EE. UU. que exporta sus grandes máquinas, en el producto medio nosotros tenemos unas amplias posibilidades de hacer negocio.

La tecnología más avanzada ya es presente en el sector de maquinaria agrícola ¿Cuál es el futuro más próximo?

La maquinaria agrícola camina hacia la sostenibilidad medioambiental. Hay que alimentar a una población cada vez mayor, pero los sistemas de obtención de esa producción tienen que ser distintos y la maquinaria va hacia equipos de altísimo nivel, hablamos de GPS, de drones, de análisis de la tierra para saber que productos hay que aplicar... Ahora vamos más hacia máquinas que hacen varias labores pasando una sola vez por la tierra, a mediciones automáticas de los nitrógenos y nutrientes del suelo. Distintas multinacionales y marcas conocidísimas ya están desarrollando tractores eléctricos dicen que podrían estar disponibles en el mercado de la maquinaria agrícola en 2020. Los tractores sin conductor son ya una realidad en la que ya se trabaja. El cambio es impresionante.

Pero será muy cara esa tecnología. ¿El sector agrario es proclive a tan elevada inversión?

Es más cara, por supuesto, pero el rendimiento que se obtiene en la explotación es mucho mayor. Además hay que utilizarla porque si no ¿cómo vamos a competir? Para evolucionar necesitamos nuevas tecnologías, por eso desde Ansemat defendemos las ayudas públicas, no a fondo perdido, sino mediante financiación con buenas condiciones, ya que el mercado financiero es escaso y está bastante cerrado.

Más información en el Suplemento Heraldo del Campo

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