Un zaragozano podría pasar 3 años en prisión y perder el coche por hacer caer a un ciclista

La Fiscalía le acusa de conducción temeraria por un accidente ocurrido en Vía Ibérica. El conductor niega que pretendiera derribar intencionadamente al joven que iba en la bicicleta.

El acusado conducía el vehículo rojo que circula por delante del ciclista y que en un momento dado frenó de forma brusca en Vïa Ibérica.
El acusado conducía el vehículo rojo que circula por delante del ciclista y que en un momento dado frenó de forma brusca en Vïa Ibérica.
Heraldo.es

¿Puede castigarse un frenazo con tres años y medio de cárcel, una multa de 4.320 euros, la retirada definitiva del permiso de conducir y el decomiso del vehículo? La respuesta habrá de darla pronto un juez, pero esa es la condena que acaba de solicitar la Fiscalía para un conductor zaragozano por las lesiones que sufrió un ciclista el 24 de febrero de 2017 a la altura del número 45 de Vía Ibérica. Cuando declaró ante la Policía Local, Ángel M. G., de 52 años, aseguró que al pisar el freno no se percató de que la bicicleta estaba tan cerca. Pero esta versión no convence al ministerio público, quien cree más bien que el acusado detuvo el vehículo "intencionadamente", con una "temeridad patente" y la única intención de hacer caer al ciclista. De hecho, la Fiscalía cree que el conductor actuó de esta manera porque no le gustó que el joven que iba en la bicicleta le recriminara con los brazos la forma en que le había adelantado.

La inesperada maniobra del Peugeot 307 que conducía el encausado cogió por sorpresa al ciclista, que sin espacio físico para detenerse acabó empotrado contra el maletero del coche. Como consecuencia del impacto, Arturo T. S., de 30 años, tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario, donde fue asistido de una contusión facial, otra en el codo izquierdo y una herida inciso-contusa en el mentón por la que tuvieron que darle un par de puntos de sutura. No se apreciaron daños aparentes en la bicicleta, pero la víctima advirtió desde el primer momento que no giraba bien y los desperfectos han sido tasados en 1.303 euros (sin IVA).

Los hechos se produjeron a las 17.45 muy cerca de la parada del tranvía ubicada en Argualas, por lo que los investigadores no tuvieron problemas a la hora de encontrar testigos. Las cámaras de grabación también captaron la secuencia del accidente, lo que permitió a los agentes contar con otro elemento de prueba. Al final, tras hablar tanto con el conductor como con la víctima, interrogar a varios testigos y visionar las imágenes, la Policía Local llegó a la conclusión de que el conductor frenó su vehículo "sin otra causa o motivo aparente que la consecución del accidente".

¿Por qué no usaba el carril bici?

Tras chocar contra el turismo, el ciclista logró incorporarse sin ayuda. El joven hacía uso del casco de seguridad, lo que con toda probabilidad aminoró las consecuencias del impacto. Al no revestir sus lesiones gravedad y molesto por el inesperado frenazo, Arturo T. S. tuvo unas palabras con el conductor. Al parecer, este último preguntó al ciclista por qué circulaba por la calzada cuando discurre un carril bici en paralelo por toda Vía Ibérica. Y aunque este hecho es cierto, también lo es que el deportista podía transitar por el asfalto y no infringía ninguna norma de circulación.

Una de las personas que prestó declaración como testigo fue el copiloto del coche que circulaba justo detrás de la bicicleta. Según esta, el acusado adelantó al ciclista de forma "completamente normal". Eso sí, al llegar a la altura del número 45 de Vía Ibérica, el conductor del turismo "frena bruscamente, deteniendo totalmente su vehículo sin motivo alguno, pues no circulaba ningún otro coche por delante".

Una pena "desproporcionada"

El abogado del encausado, José Cabrejas, lamenta el accidente y el hecho de que el ciclista resultara herido, pero no puede ocultar su incredulidad por la forma en que la Fiscalía ha calificado los hechos (la acusación particular, en nombre de la víctima pide una pena menor: dos años y medio de cárcel y otros dos de retirada del permiso). El letrado insiste en que "no hubo ninguna intencionalidad" en la maniobra de su cliente y asegura que frenó "para recoger a sus hijos, que salían a esa hora del colegio". "No entiendo cómo algo que no debería pasar de una infracción administrativa se califica como conducción temeraria, pidiendo para este hombre más pena que si hubiera matado a alguien", dice.

Cabrejas considera además que tampoco el ciclista actuó bien, ya que al bracear tras un adelantamiento "correcto" generó cierta confusión en su defendido. El conductor alega además que no pitó al deportista, sino que tocó el claxon para advertir a los otros usuarios de la vía que se incorporaba al carril izquierdo.

No es la primera vez que la Fiscalía muestra su mano dura con los piques de tráfico que acaban con ciclistas heridos. Este mismo año pidió también prisión para un motorista por hacer caer a otra bicicleta en Gran Vía.

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