"¿Qué pasaría si fuerais inmortales?" Santiago Vicente, profesor y director del colegio Zalfonada, les lanza preguntas a los alumnos del aula de desarrollo de capacidades. El colegio Zalfonada de Zaragoza es uno de los 60 centros escolares que ya participaron en este programa el curso pasado. Y ahora se sumarán otros 18 colegios e institutos, según la resolución provisional publicada por la DGA. El programa de Desarrollo de capacidades comenzó hace una década de manera experimental en Aragón y crece cada año. El objetivo es ampliar la atención educativa de los alumnos que destacan por su elevado rendimiento escolar o por tener un talento especial en alguna área.

Las respuestas de Samuel, Rubén, Bruno, Lucía, Sara y Laura (alumnos de 5º de 10 años) son muy variadas: "Nos tendríamos que mudar a otro planeta porque no cabríamos", "Podríamos vivir bajo el mar o en el núcleo de la Tierra", "Podríamos saltar desde arriba de un rascacielos y no nos pasaría nada", "Nos aburriríamos". El profesor les anima a ser creativos e imaginativos, a no dar "respuestas normales", a pensar y ser ingeniosos.

"La escuela convencional potencia el pensamiento racional, y olvida a menudo la imaginación, la creatividad y otras habilidades que estos chicos van a necesitar en su futuro. La escuela debería fomentar las capacidades y la imaginación de los niños", afirma Santiago Vicente, coordinador del aula de desarrollo de capacidades del colegio Zalfonada.

En este centro 12 chicos y chicas de 4º y 5º participan en el programa: una está diagnosticados por la Administración como alumna de altas capacidades, otro está en proceso de diagnóstico y los demás han sido seleccionados por sus tutores porque destacan en una o varias áreas. El programa de desarrollo de capacidades de este colegio se basa en potenciar el pensamiento lateral o divergente (un método para la resolución de problemas de forma no racional). Para ello, realizan actividades muy variadas como juegos de filosofía, acertijos, acrósticos, microrrelatos, ejercicios de memoria visual y cálculo matemático o tangram.

Los chavales elegidos están encantados. "Nos lo pasamos muy bien", afirma Samuel. "Hacemos cosas de risa y de pensar. Y nos llevamos todos muy bien", añade Lucía. Tienen dos sesiones a la semana en horario escolar. Suelen salir de clase de Lengua o Matemáticas, y luego ellos recuperan con ayuda de los profesores lo que han dado sus compañeros. "Son alumnos con una gran capacidad. No pierden el ritmo de clase y participar en este programa les beneficia mucho. Ojalá tuviéramos más medios para poder ofrecer esta actividad a más niños", apunta Santiago.

Los tutores seleccionan a los niños a final de curso. La participación es voluntaria y pactada con las familias. En el Zalfonada hay 21 en lista de espera, pero el colegio solo puede ofrecer dos grupos de seis. Uno lo forma los seis chavales de 5º: Samuel, Rubén, Bruno, Lucía, Sara y Laura. Y otro, seis de 4º: Eduardo, Jacobo, Alejandra, Elena, Diego y Andrés.

Historia del programa

El programa de Desarrollo de capacidades comenzó de forma experimental en el curso 2007-2008 para dar respuesta a las necesidades educativas de un sector de niños que estaba un poco desatendido. Muchos niños con altas capacidades están aburridos y desmotivados en las clases convencionales, y no aprovechan su potencial. Los primeros colegios que lo ofrecieron fueron La Jota, Eugenio López, Parque Goya y Puerta Sancho.

El programa ha ido creciendo por la demanda de los centros y las familias. Los últimos que se incorporarán este curso serán Calixto Ariño, Compañía de María, La Estrella, La Salle Franciscanas, Agustina de Aragón, Hilarión Gimeno, El Espartidero y Escuelas Pías en Zaragoza; CRA María Moliner en El Burgo de Ebro; La Portalada en Pastriz; IES Siglo XXI en Pedrola; Foro Romano en Cuarte de Huerva; IES Leonardo de Chabacier en Calatayud; San Viator e IES Domingo Miral en Huesca; Monzón III; CRA Ribargoza Oriental en Benabarre, y Miguel Vallés en Teruel.

Cada centro presenta su propuesta a la Administración y lo gestiona a su manera, dentro de unas pautas comunes. Un profesor se encarga de coordinar el programa. Las actividades son muy variadas: pensamiento divergente, robótica, experimentos científicos, una radio, talleres lingüísticos o matemáticos, etc. "Nos organizamos entre nosotros y compartimos materiales. Sacamos horas de donde podemos para organizarlo. Para los docentes es muy gratificante. Aunque estaría bien disponer de más medios", apunta el coordinador del Zalfonada.