Auge "sin precedentes" en la contratación de oficinas virtuales en Aragón por la crisis política catalana

Además de seguridad jurídica, buscan ofrecer a sus potenciales clientes otro prefijo telefónico y otra dirección postal para dar la sensación de estar implantados en otra comunidad autónoma.

Zaragoza aporta también las políticas que desde el consistorio consideran que pueden exportarse a otras ciudades.
Zaragoza concentra la mayor parte de los centros de negocios de Aragón.
Oliver Duch

Los diferentes centros de negocios repartidos por la geografía aragonesa, sobre todo en el centro de Zaragoza, están experimentando una actividad muy por encima de lo habitual en lo que a contratación de oficinas virtuales se refiere. Este servicio facilita, además de una sede social, una dirección postal en la que recibir la correspondencia, un número de teléfono y, en función de los servicios contratados, salas de reuniones y servicio de secretaría por un precio mensual que oscila entre los 40 y los 80 euros al mes.

Es una consecuencia directa de la crisis política catalana. "Lo habitual de este servicio es que lo contraten empresas pequeñas que no pueden disponer de un espacio propio en el que recibir clientes o mostrar una imagen que no podrían al trabajar desde un domicilio particular. Es una figura que se ha visto, sobre todo, durante los peores años de la crisis. Pero en estas últimas semanas se han disparado las consultas y las contrataciones desde Cataluña, sobre todo desde la semana previa a las Fiestas del Pilar. Es una tendencia sin precedentes y nosotros vamos a cerrar un total de 15 nuevas empresas usuarias, una cifra muy por encima de lo habitual", explican desde un centro de negocios de la capital aragonesa.

Las sociedades ubicadas físicamente en Cataluña están usando como pantalla esta modalidad de oficina, forzadas ante la actitud de terceras empresas que prefieren hacer negocios con firmas radicadas dentro del resto de España antes que en la región vecina. Es decir, que se trata en buena medida de una cuestión estética, que permite incluso desviar a otra provincia las llamadas que reciben en su teléfono aragonés. También influye, por supuesto, la seguridad jurídica: Aragón no estará ni un minuto fuera de la Unión Europea ni, por supuesto, del mercado común.

Según Regus, multinacional dedicada a los centros de negocio flexibles, que abrirá este mes delegación en Aragonia, el 80% de la demanda de oficinas virtuales que están teniendo para sus nuevas instalaciones en la capital aragonesa corresponde a empresas catalanas. Dada la actual coyuntura política, los responsables de la firma están registrando un volumen considerable de consultas de compañías interesadas en cambiar la sede social a Zaragoza a través del modelo de oficina virtual. “La proximidad de Aragón con la comunidad catalana es la principal motivación para instalar su sede en este territorio, ya que facilita los desplazamientos para cualquier tipo de trámite”, indican desde Regus.

Aunque todos los centros de negocios coinciden en que ha notado este auge, la mayoría son reacios a hablar públicamente al entender que se trata de un tema polémico que puede salpicar a las empresas que han contratado sus servicios.

Desde estos se desliza la idea de que, en inicio, las empresas solo están trasladando la sede, si bien hay casos en los que se están creando filiales. Sin embargo, algunas sí están iniciando su actividad en Aragón mediante un único despacho, aunque con la idea de acabar trasladando el total de su negocio y de los puestos de trabajo. En cualquier caso, el impuesto de actividades empresariales sí repercute en la economía aragonesa al tratarse de un gravamen de carácter municipal. El principal impuesto, el de Sociedades, lo cobra directamente el Estado.

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