«Las ovejas retrocedían en busca de agua, han pasado mucha sed"

Alimentación suplementaria para las vacas. La sequía ha dejado los pastos secos, e incluso en la montaña es necesario dar una aportación suplementaria de forraje a las reses. En la fotografía, el ganadero Ramón Solanilla, en su explotación de vacuno de Laspuña.
Alimentación suplementaria para las vacas. La sequía ha dejado los pastos secos, e incluso en la montaña es necesario dar una aportación suplementaria de forraje a las reses. En la fotografía, el ganadero Ramón Solanilla, en su explotación de vacuno de La
Rafael Gobantes

La ausencia de lluvias afecta al llano, pero también a la montaña, donde las precipitaciones de los últimos días ya no pueden poner remedio a las precarias condiciones que han padecido los ganaderos en los pastos del Pirineo. "Nunca habíamos visto una sequía así", coinciden varios de ellos, que respiraron aliviados el miércoles al ver cómo las nubes descargaban hasta 100 litros por metro cuadrado en las cabeceras de algunos valles.

Ramón Solanilla, de Laspuña, dedicado a esta actividad desde 2009, dice que la situación no tiene precedentes. Lo mismo afirma, con más años a sus espaldas, Ramón Noguero, un veterano trashumante de Fanlo de 69 años.

La situación se ha sufrido especialmente en la ganadería extensiva de montaña. Ha habido que bajar antes de los puertos. Si lo habitual era esperar a después del Pilar, algunos lo han hecho en septiembre o incluso antes, porque las praderas estaban abrasadas por el calor y la sequía. "Ha habido veranos secos, pero en septiembre llovía, y este año no ha caído una gota casi desde junio, al margen de alguna tormenta de verano en agosto, que llegó con granizo. Y sobre todo ha hecho mucha calor", explica Solanilla, ganadero de vacuno, quien afirma que "aunque el agua llega tarde, aliviará un poco".

Al llegar a la explotación, los animales se encontraron con que los pastos en las zonas bajas también eran de mala calidad. Ha sido necesario adelantar la alimentación suplementaria. "Les damos ya la hierba que normalmente gastamos a partir de enero, que es cuando se estabulan a las vacas en zonas de media montaña", añade el ganadero de Laspuña. Y, por si fuera poco, como la primavera ya fue mala, se cosechó un 40% menos de forraje.

El agua ha sido otro problema, porque fuentes y barrancos donde solían beber los animales se han secado. Ha habido que llevarla con cubas a las explotaciones o trasladar a los rebaños allí donde todavía quedaba.

Una situación inédita

Daniel Mur, otro ganadero de la comarca de Sobrarbe, abreva a las ovejas con cisternas. Además, cuenta, en su caso, la hierba de siembra temprana, la de septiembre, se echó a perder por falta de agua. Su familia lleva toda la vida dedicada a la ganadería y coincide en el diagnóstico de que es la peor sequía.

"Nunca nos había pasado que el ganado, en vez de engordarse, perdiera peso", asegura Ramón Noguero. Él llevó en verano a su rebaño de 1.200 cabezas de ovino a los pastos de Góriz, encima de la cascada de la Cola de Caballo del Parque Nacional de Ordesa. Allí permanecieron hasta principios de septiembre. "Estuvimos hasta el 4 de septiembre y cuando empezamos a bajar, las ovejas se volvieron solas otra vez para atrás, hacia Góriz, porque más abajo no encontraban agua. Hace tres o cuatro días ocurrió lo mismo. Las dejamos ir, porque tenían que beber. Los animales han pasado mucha sed", explica.

Fuentes y barrancos secos

Ahora, las ovejas ya están en los montes de Fanlo, donde no les falta comida porque la presión ganadera es escasa. "Aquí hubo muchos rebaños de ovejas, pero ahora ya estamos solo nosotros", afirma. Noguero teme que el sufrimiento de las reses por el calor afecte a la reproducción. "Es posible que no todas se queden preñadas o tengan problemas de abortos", añade. También ha percibido el rigor de la sequía en el paisaje que veía mientras cuidaba a sus rebaños en los pastos de alta montaña. Del glaciar de Monte Perdido dice que "solo hay un poco de hielo, nunca había visto cosa igual".

El alcalde de Fanlo, Horacio Palacio, certifica que incluso en el alto Pirineo se han secado fuentes y barrancos y ha habido que bajar antes a los animales "porque arriba no había pastos".

Los sindicatos agrarios ya advirtieron de que las afecciones de la sequía estaban poniendo en jaque a la ganadería extensiva. La consecuencia ha sido un aumento de costes al tener que estabular a los animales y darles alimentación suplementaria.

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