El secuestro de Quini, 25 días en un zulo de Zaragoza

El entonces jugador del FC Barcelona estuvo retenido durante 25 días en un local del centro de Zaragoza.

Quini se acerca a la prensa tras su liberación
Quini se acerca a la prensa tras su liberación
Archivo HERALDO

El Brujo Quini, futbolista ovetense fallecido hace menos de dos meses, fue protagonista de una de las 'docuficciones' de Grupo 2 Homicidios, producción aragonesa que llevó a las pantallas otros sucesos que conmocionaron a la Comunidad, como el crimen de Caspe, el de 'Lady Halcón' o el de la Universidad Laboral, entre otros.

El 1 de marzo de 1981 Quini lideraba la tabla de goleadores de La Liga con 18 goles en 26 partidos disputados con el FC Barcelona. Al término del partido frente al Hércules, el jugador azulgrana se fue a casa y salió poco después para ir a recoger a su familia. Fue entonces cuando dos zaragozanos lo abordaron en el coche y se lo llevaron desde la ciudad Condal hasta la capital aragonesa.

En Zaragoza pasó 25 días secuestrado, en un viejo local ubicado en las Tenerías. Una vez en libertad aseguró que sus captores le habían tratado bien. De hecho, Enrique Castro Quini rehusó personarse como acusación en el juicio, y aunque la sentencia obligó a que sus tres secuestradores (todos ellos menores de 30 años durante el secuestro) le indemnizaran con cinco millones de pesetas, él se negó a recibirlos. Los acusados Víctor Manuel Díaz Esteban, Fernando Martín Pellejero y José Eduardo Sandino Téjela fueron condenados a 10 años de cárcel.

HERALDO DE ARAGÓN tomó las primeras imágenes de la puesta en libertad de Quini, así como de la habitación en la que había estado retenido, como así se contó en un artículo publicado el 22 de marzo de 1981.

Galería de imágenes de la liberación de Quini y del taller en el que estuvo secuestrado

QUINI, LIBERADO EN NUESTRA CIUDAD

Fue rescatado por la Policía en los sótanos de un edificio de la calle Jerónimo Vicens

Fernando Sancho Sora. Zaragoza.

A las diez y cinco de la noche de ayer fue liberado, sin pago alguno, en nuestra ciudad, tras una operación policial de rescate, Enrique Castro 'Quini'. Inmediatamente fue trasladado a la Jefatura Superior de Policía para prestar declaración. Posteriormente, el jugador azulgrana partió hacia Barcelona en un coche. El jefe superior de Policía de Zaragoza, don Luis Guillermo Ortega Peñamaría, atendió a los informadores para dar un repaso breve de las acciones llevadas a cabo, que dieron como resultada la liberación y, consecuentemente, el final feliz del secuestro de Enrique Castro. Fue hacia las seis y media de la tarde cuando comenzó a ponerse en práctica la operación policial. A las diez y cinco minutos fue liberado Quini. Desde Barcelona se habían desplazado hasta nuestra ciudad para participar directamente en la acción.

La planificación de la misma fue hecha con sumo cuidado. Nueve funcionarios de la Jefatura Superior de Zaragoza y quince de Barcelona participaron en ella, asi como dos coches 'Z' de la Policía Nacional que se situaron sensiblemente alejados del taller electrónico, en desuso, situado en la calle Jerónimo Vicens, 13, sótano, que, según las investigaciones de la Policía era el lugar donde podía encontrarse el jugador azulgrana. Toda medida de precaución era poca para tratar de efectuar el rescate sin que Enrique Castro sufriese ningún daño. De ahí que los funcionarios se acercaran al local en coches camuflados (llamados coches CAS).

Todas las posibles salidas del antiguo taller quedaron convenientemente cubiertas por la Policía. Diversos efectivos se situaron en las escaleras de arriba para evitar una posible huida en ese sentido. La zona, materialmente acordonada. Y salió bien. Afortunadamente la acción policial fue limpia, eficaz, perfecta. Ningún herido hubo que lamentar en una operación que muchos directores de cine negro hubiesen querido filmar. Un presunto secuestrador se hallaba en ese momento custodiando a la persona que más expectación y cariño había despertado en los últimos días en todos los españoles. Miguel Díaz, que así resultó llamarse el presunto secuestrador, de nacionalidad española, fue detenido sin oponer resistencia.

Mientras tanto, Quini se encontraba en el sótano. Posteriormente declararía a los informadores que su inmediata liberación era lo último que suponía podía estar gestándose en aquellos momentos.

La culminación del secuestro de Quini se fue gestando prácticamente desde el momento en que el jugador azulgrana desapareciese de su domicilio, sembrando la alarma entre sus familiares y amigos. Efectivamente, desde los primeros momentos de su desaparición, según resaltaba el jefe superior de Policía de Zaragoza, las investigaciones se enfilaron por buen rumbo. Ahora, lo más importante, la liberación de Quini, ya está hecho. Sin embargo, falta completar la redada para concluir en su totalidad este episodio de la vida española. Eduardo Sendino es la persona que más intensamente busca la Policía ahora como presuntamente implicado en la acción delictiva. Este individuo, según las declaraciones policiales no se encontraba en el taller de la calle Jerónimo Vicens en el momento del asalto al mismo. Sin embargo, se espera que no pase mucho tiempo hasta que sea detenido.

Por otra parte, Luis Guillermo Ortega Peñamaría manifestó en la improvisada rueda de prensa que se celebró en la Jefatura Superior, hacia las once de la noche de ayer, que ya hace unos días comenzó en medios policiales a tenerse la certeza de que Enrique Castro pudiera hallarse en nuestra ciudad. Gracias, fundamentalmente, a las informaciones de la Policía barcelonesa se ha podido dar con el paradero del futbolista. Sin embargo, no se descarta tampoco la versión no desmentida, que circula insistentemente, que las investigaciones policiales fuesen definitivamente encarriladas gracias a la detención de un individuo en Suiza, presuntamente conectado con el secuestro y que pudo informar sobre el paradero de Enrique Castro.

Según esta versión pudo haberse acordado depositar el dinero pedido por el rescate en un banco suizo y, a raíz de este hecho, trasladarse allí las investigaciones que culminarían con la detención en Suiza de esa persona.

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