Muniesa: quietismo para todo el mundo

El sacerdote católico, polémico propagador del quietismo en el siglo XVII, es el muniesino más famoso. El joven historiador local Álvaro Simón reivindica una mayor atención a su figura.

El joven historiador Álvaro Simón, en las calles de Muniesa.
Muniesa: quietismo para todo el mundo
Laura Uranga

Muniesa recibe con una visión: la torre mudéjar, de insólita base octogonal para el estilo en Teruel, que corona la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción. Sus 55 metros de altura, en un perfil tan llano como el de la localidad que la alberga, son una tremenda impresión desde la lejanía, un alegato a la trascendencia que se acentúa en la aproximación física. Iglesia y torre recibieron en 1931 la catalogación de Monumento Nacional, y desde 2001 (como parte clave del mudéjar aragonés) la torre también es Patrimonio de la Humanidad por designio de la Unesco. Los historiadores locales Guillermo Iturbe e Isabel Lorenzo han encontrado recientemente un documento que detalla una reforma en 1586, para la cual las familias pudientes del pueblo donaron más de 20.000 ladrillos. Esa antena que conecta lo humano con lo divino es el santo y seña de un pueblo orgulloso de su tradición, que

Cuando los citadinos visitan un pueblo, se repite el mantra de la búsqueda de paz, conexión con el propio yo a través de las raíces y unas puestas de sol privilegiadas: en Muniesa, por razones ya detalladas y otras que se relatarán a continuación, el halo místico es innegable. Esta tierra que fue del azafrán (principal sustento económico del pueblo durante siglos) se pliega hoy al cereal, la almendra y la oliva, amén de vides recias que llegaron a surtir a denominaciones de origen de prestigio... no obstante, el despoblamiento también asola al municipio, referente de la zona. Se mantiene el colegio, hay ambulatorio, dos panaderías y dos carnicerías, hostal y bares, pero la alarma está encendida.

Muniesa: quietismo para todo el mundo

Álvaro Simón acaba de concluir la carrera de Historia en la Universidad de Zaragoza. Su vocación atiende más a un enfoque social que al meramente curioso, y se declara fan número uno del pueblo en el que creció, de las vivencias que contaban los mayores. "Mi interés es perpetuar esa memoria oral de Muniesa ?afirma Álvaro? y aquí hay una figura que llama poderosamente la atención: Miguel de Molinos, que no goza del renombre que merece en la historia aragonesa. Sacerdote y católico, revolucionó el pensamiento de su tiempo con la opción por la nada reflexiva como camino para llegar a Dios, a la que se acabaría llamando quietismo. No es budismo; tampoco nihilismo, pues no hay aniquilamiento de la persona en un entorno determinado, sino una búsqueda de paz interior exenta de ritos determinados. Fue muy polémico en su día".

Un adelantado a su tiempo

A Miguel de Molinos (nacido en 1628 en Muniesa y fallecido en Roma el día de los Santos Inocentes de 1696) le tocó vivir una época difícil para retar al pensamiento único. Álvaro repasa el contexto. "Francia y Austria estaban en conflicto y el protestantismo se expandía como una gran amenaza para la Iglesia Católica, que buscaba un poco de tranquilidad en época de contrarreforma. Que apareciera entonces un sacerdote de un pueblecito español, un pelagatos, con estas ideas… en fin. Miguel de Molinos pasó por las aulas en Valencia antes de llegar a Roma y comenzar a propagar sus reflexiones, que ganaron adeptos con cierta rapidez. La síntesis de su discurso es que cualquiera puede hablar con Dios desde su propia sencillez, sin necesidad de capellanes o directores espirituales; no es que los rechazara per se, es que anteponía la persona y su experiencia. Eso no cayó bien; un primer círculo de reflexión, en medio del campo, tomando el sol, se convertía de pronto en conexión directa con Dios. El propio Rey Sol, Luis XIV de Francia, quiso pararle los pies".

La curia romana se rasgó las vestiduras. "Es que Miguel de Molinos no se detuvo en Roma ?destaca Álvaro? sino que también contactó con Cristina de Suecia, coetánea suya, la reina breve; fue una de las más eruditas y controvertidas de su época por su vocación transgresora de modos y costumbres; había abandonado el protestantismo para abrazar la fe católica".

No fue un mártir

Álvaro Simón se hace eco de la opinión generalizada de su gremio a la hora de buscar una razón para el ‘anonimato’ de Miguel de Molinos. El hecho va entrecomillado por impreciso, pero puede tildarse perfectamente de ninguneo. "No fue un mártir, nadie lo mató. Eso sí, acabó sus días confinado en el Castel Sant’Angelo. Ahora podría ser un referente del ‘mindfulness’, una figura venerada, el yogui católico aragonés; le acusaban de haber leído mucho a Confucio. Xavier Melloni, eremita y teólogo jesuita, ha estudiado mucho su figura en los últimos años, y defiende teorías afines al quietismo; dice que el silencio no es ausencia de ruido, sino ausencia de ego. Ahora hay otras miras; por ejemplo, creo que Miguel de Molinos se llevaría bien con el papa Francisco si hubiera vivido en esta época".

Juan García Iranzo, el dibujante que trazó las vidas de ‘Dick Relámpago’ y ‘El Cachorro’

Juan García Iranzo nació en 1918 en Muniesa. Hijo de ferroviario, el trabajo de su padre le llevó a Zaragoza muy pronto, y desde los diez años vivió en Barcelona. Juan estudió Bellas Artes y su primera gran oportunidad llegó en 1940, cuando comenzó a trabajar en la animación dentro de los Estudios Chamartín; allí conoció a historietistas tan prestigiosos como Peñarroya, Cifré o Escobar. En 1944 ya estaba colaborando en la revista ‘Leyendas’, donde creó las series ‘Dick Norton’ y ‘Antonio Barbas Heredia’. En 1946 Iranzo estaba dibujando para cuatro editores diferentes: Gil, Hispano Americana, Bruguera y Toray. En esta última obtuvo su primer gran éxito, ‘El Capitán Coraje’. Luego reforzaría su relación con Bruguera, con ‘La familia Pepe’ como creación estelar. Su obra más famosa llegó en 1951: ‘El Cachorro’, a la que seguiría la también célebre ‘Dick Relámpago’. Iranzo siempre primó el entretenimiento en el trabajo: su afán era divertir. Bruguera reeditó ‘El ‘Cachorro’ en los setenta, y en los ochenta pasó por ‘Makoki’ o ‘El Víbora’. Se dedicó a la pintura en los últimos años de su vida; murió en 1998.

‘No todo es vigilia’: la extraordinaria historia de Felisa Lou y Antonio Paralluelo

En 2014 se estrenó en el Festival de Cine de San Sebastián ‘No todo es vigilia’, aplaudido largometraje documental de Hermes Paralluelo. Las raíces de este joven cineasta barcelonés están en Muniesa, y los protagonistas del filme fueron sus abuelos octogenarios, Felisa Lou y Antonio Paralluelo, que vivieron toda la vida en el pueblo. Debido a las condiciones físicas de los protagonistas, y a fin de no cargarles demasiado de trabajo, el rodaje se extendió durante un año; se filmó en varias localizaciones, con el Hospital Militar de Zaragoza como el marco de mayor carga protagónica. La historia aúna la sencillez argumental con la excepcionalidad en la mirada del director, que se apoya además en recursos de iluminación muy especiales, casi pictóricos. Los dos ancianos mostraron sus emociones con una naturalidad pasmosa: solo se separaban cuando uno de los dos estaba en el hospital. Su día a día estaba cuestionado por los quebrantos de salud que amenazan la independencia de la que gozaron durante más de sesenta años. Cuenta la película que la idea de acabar en una residencia de ancianos no les dejaba dormir tranquilos; significaba soledad, separación y una cruel antesala de la muerte.

LOS IMPRESCINDIBLES

Don Santiago Guallar

Canónigo y diputado de las Cortes, nació en Muniesa en 1875. Obtuvo a los 29 años de edad el doctorado en Teología, fue profesor del Seminario de Zaragoza y en 1941 fue nombrado deán de la basílica del Pilar. Murió en 1946.

Carmen Abenia

La pintora muniesina es la autora del cuadro de grandes dimensiones que corona el altar mayor de la ermita de la Virgen de la Aliaga. La pintura representa la milagrosa aparición de la Virgen a la pastorcita que cuida de su rebaño.

La piedra caliza

La firma Mythica Stone, radicada en Novelda (Alicante) y dedicada a la transformación e instalación de piedra natural, planea abrir una cantera de caliza ornamental en Muniesa el verano próximo, que emplearía a veinte personas.

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