Borau: Larga vida a los jabones sanadores

Mari Cruz Casas fabrica jabones y cremas en su domicilio para distribución en ferias especializadas... y deleite de sus vecinos. Todo con ingredientes naturales.

Mari Cruz Casas, en la puerta de su hogar-taller.
Mari Cruz Casas, en la puerta de su hogar-taller.
Laura Uranga

Cuando la vocación artesana se une al desarrollo coherente de un talento, las posibilidades de que afloren creaciones fantásticas es muy elevada. No obstante, hace falta talento y dedicación; ambas cualidades están presentes en la figura de Mari Cruz Casas, residente en Borau desde hace dieciséis años y tremendamente hábil a la hora de unir la hiperactividad con la calma. Una fórmula complicada de asimilar, que a ella le funciona a la perfección.

"Llegué a Borau ?recuerda Mari Cruz? con mi hermana y una amiga, para montar un centro de tratamientos naturales en el edificio de la escuela, que data de 1928. Era una experiencia puntual que, con el tiempo, se convirtió en una decisión vital importantísima: me cambió la vida. Siempre me había interesado conocer un poco más de la naturaleza, de las propiedades de las plantas; la tradición oral que fui recogiendo y la búsqueda incesante de información me ayudaron a ir aprendiendo. Un día me animé a hacer un jabón de tajo a la manera tradicional, siempre con la intención de que tuviera un efecto tratante para la salud. Salió bien, repetí varias veces y poco a poco fui tratando de refinar el proceso de confección".

Borau: Larga vida a los jabones sanadores

Mari Cruz usa el método tradicional en frío. Emplea grasa (normalmente aceite de oliva virgen macerado con plantas, o ligeramente mezclado con aceite de coco), agua y sosa; después echa el aroma, que viene de aceites esenciales como la lavanda. El proceso es sencillo, pero hay que cuidar los pasos; primero se logra la traza, batiendo la sosa diluida en agua con la grasa. Luego se añade el aceite esencial, flores o una infusión, método que prefiere para uno de sus productos estelares, el jabón de caléndula con leche de burra.

Mari Cruz vende sus productos en ferias de artesanía y por pequeños encargos directos, al detalle. Una amiga de Zaragoza le hace llegar también algunos pedidos. El paraguas genérico de su actividad es La Botica del Budita: las figuritas de Buda están presentes en toda su casa. "No vivo de esto, claro. Hago otros trabajos: ayudar a algún anciano del pueblo, cocinar para grupos a requerimiento... pero como artesana disfruto muchísimo. Pertenezco a la Asociación Arte y Artesanía de la Jacetania, y además de los jabones vendo cremas de cara y corporales, remedios tópicos para la piel, mezclas de aceites... la asociación está haciendo un gran trabajo para ayudar a que los esfuerzos de los artesanos de la zona tengan más visibilidad".

No parar

Además de las actividades descritas, Mari Cruz también pertenece al Grupo de Consumo Lupierra en Jaca (que dista apenas 12 kilómetros de Borau). Da talleres en el Pirineo, como el que ofreció este verano en el Gastroespacio de Villanúa, y también cocina para la Sociedad Gastronómica y cultural La Fábrica. Sobre todo, trata de ejercer de buena vecina, aunque confiesa disfrutar mucho de sus ratos en soledad. "En el municipio se sorprendieron al principio cuando supieron que iba a ferias con mis jabones, y poco a poco se fue corriendo la voz por otros pueblos. A la gente le gusta lo que hago, y a mí me gusta que les guste".

Mari Cruz saca la cara por la gente que hace cosas interesantes en Borau. por ejemplo, el grupo Ojos Pirenaicos. Son guías de montaña titulados, geólogos y educadores ambientales, que gestionan actividades de senderismo, excursiones y asistencia a escolares durante todo el año, en un grupo coordinado por David Ruiz de Gopegui. "Las Jornadas Micológicas se organizan desde la asociación Cacaleyo, y la gente de Ojos Pirenaicos colaboró mucho desde el principio. Hacen un gran trabajo con esa idea del montañismo interpretativo, y se preocupan mucho por el tema medioambiental. Gente así hay que cuidarla".

Cae la tarde en Borau y no hay un alma en la calle. El bullicio veraniego quedó atrás y la calma se adueña del pueblo. Mari Cruz y sus buditas hacen guardia: el paisaje les echa un guiño cómplice.

LOS IMPRESCINDIBLES

San Adrián de Sasabe

Esta ermita románica, situada a dos kilómetros del pueblo, está en la intersección de dos barrancos, el Calcil y el Lupán, que dan lugar al río Lubierre. Se dice que el Santo Grial estuvo aquí antes de pasar por Jaca y San Juan de la Peña.

Jornadas micológicas

El pasado mes de mayo, Borau celebró la séptima edición de sus Jornadas Micológicas Primaverales, que también prestan una especial atención a la ornitología desde hace dos años. Hay mercado de artesanos y música en directo.

Carlos Sobera

El famoso actor y presentador televisivo es uno de los vascos más conocidos a nievl popular; eso sí, tiene raíces jacetanas por vía paterna, ya que su padre nació en Borau. Sobera tiene recuerdos de niñez en el pueblo.

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