Móviles en las aulas...¿Sí o no?

Se pueden encontrar en mochilas, bolsillos y a menudo escondidos. Los teléfonos están en todos los lugares donde haya un adolescente y las clases no podían ser menos.

Los teléfonos móviles se han convertido en una prolongación de los adolescentes. No salen de casa sin ellos y les acompañan a todos los lugares, ahí radica el problema. Un gran número de estudiantes de ESO portan sus dispositivos a los institutos, lo que genera problemas de atención en clase. Ante esta situación, cada centro tiene su propia normativa. La mayoría prohíbe su uso y lo castiga pero otros lo consideran una oportunidad para educar a través de las nuevas tecnologías.

Numerosos centros han tomado medidas en este tema. El colegio Sagrado Corazón La Mina de Zaragoza es uno de ellos. Este año ha desarrollado un nuevo protocolo con el que se espera mejorar el desarrollo de las clases. En los armarios de las aulas –que están cerrados con llave– se han habilitado unas cajas donde los alumnos que lleven móvil lo depositan cada día. "Se ha convertido en una dinámica, entran y automáticamente van a dejarlos, hay cero oposición", explica María Eguillor, coordinadora de la ESO. "A las 14.25, cuando terminan las clases, se devuelven los dispositivos y hasta que cada uno no tiene el suyo nadie sale, para evitar robos", añade.

Esta nueva normativa se aplica a los cursos de entre 1º y 4º de la ESO, además, los alumnos del 2º curso están haciendo en la asignatura de Tecnología las cajas donde guardan los móviles. En ese sentido, los alumnos no podrán utilizar los dispositivos en el recreo. "Era uno de los espacios más polémicos, el año pasado vimos como todos estaban con sus móviles y no hablaban, ni jugaban", señala Eguillor, situación que ya no se repetirá este curso.

A pesar de este protocolo, el colegio apuesta por la utilización de los dispositivos digitales y en algunas clases los sacan del armario para un uso didáctico. "Algunos estudiantes han decidido dejar los teléfonos móviles en sus casas y cuando los vamos a usar de forma educativa en las aulas tenemos que avisar el día de antes para que los traigan", apunta la coordinadora.

"Hijos de la era digital"

La Federación de Padres de Alumnos de la escuela pública de Aragón (Fapar) no comparte la prohibición de los móviles en las aulas. "Los chicos de la ESO son hijos de la era digital e incluso utilizan más el teléfono que el ordenador", explica Nieves Burón de Fapar. "Nosotros creemos que no se debería prescindir de este dispositivo en el aula, con un uso educativo, evidentemente". La postilla es necesaria, solo con "uso educativo" y nunca "lúdico". La Federación apuesta por avanzar e introducir el teléfono móvil en las aulas y que los alumnos de institutos, que es donde se presenta normalmente el problema, se sirvan de ellos como "herramientas digitales". Además, Burón afirma que "prohibir el uso de móviles incita a emplearlo de manera clandestina". Bien es sabido que lo prohibido atrae más al ser humano. No obstante, controlar si los estudiantes emplean los dispositivos de manera educativa o lúdica es difícil y sería "un riesgo que hay que asumir" para conseguir una convivencia armoniosa del teléfono en las aulas. Otro de los aspectos que Fapar considera que hay que tener en cuenta es por qué los niños recurren al teléfono en las horas lectivas. "Normalmente están en clase aburridos y ahí encuentran una alternativa", concreta Burón.

La velocidad con la que la tecnología se ha introducido en la sociedad es vertiginosa. Según el último estudio sobre el Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2016, el 72% de los niños de 12 años ya tienen un dispositivo móvil. Una cifra que aumenta a medida que avanzan los cursos y que alcanza el 93%en los adolescentes de 15 años. Mandar mensajes, subir fotografías a las redes sociales, consultar internet... es el día a día de los chavales, que cada vez empiezan a una edad más temprana.

Déficit de atención

Los expertos apuntan que los chicos lleven los móviles a los institutos es "muy negativo". Además de que "potencia la hiperactividad y el déficit de atención", indica la psicóloga Cristina Juste. "Los niños tienen que aprender a frustrarse, a atender algo que no es divertido y a estudiar aunque no quieran", comenta la especialista, quien subraya que "es necesario que produzcan la capacidad de aburrirse, porque algunos no conocen el aburrimiento". La psicóloga reflexiona también en el hecho de que los chavales mantengan la atención en lo que están haciendo, algo complicado en una sociedad que les sobreestimula.

Asimismo, con las nuevas tecnologías las relaciones sociales han cambiado: "Ahora las relaciones son digitales, algunos niños prefieren jugar en casa con sus amigos, pero a través de internet", apunta Juste. En ese sentido, también influye en el ejercicio físico que hacen los adolescentes, quienes prefieren estar sentados empleando sus dispositivos que salir al aire libre y hacer otro tipo de actividades, es decir, favorece el sedentarismo.

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